El Corinnavirus

Rebrota periódicamente el único virus que ha hecho tambalearse a la monarquía de este país, que incluso le ha hecho caerse y romperse la cadera: el Corinnavirus, como el ingenio popular lo ha bautizado. La ex amante de Juan Carlos I le denunciará en Londres por las amenazas de los servicios de inteligencia enviados por el emérito para que no revele presuntas ilegalidades sobre la obtención y ocultación de su patrimonio. Una fortuna que habría escondido en paraísos fiscales para no darnos ni las migajas de lo que gana en nombre de quienes le pagamos el sueldo.

El nuevo brote del Corinnavirus apareció hace unos días cuando eldiario.es reveló que las fiscalías de Suiza y España investigan posibles delitos del monarca por una donación de 100 millones de euros que recibió de la dictadura de Arabia Saudí en una cuenta de un banco suizo desde la que transfirió 65 millones a Corinna y un millón a otra ex. Le sobra la pasta al Casanova para repartirla entre su harén. El fiscal suizo cree que el regalo saudí es un pago por mediar con empresas españolas para abaratar el precio del AVE a la Meca. No hay tren más rápido que la Corona para hacerse multimillonario.

Esta vez el Corinnavirus ha atacado con más virulencia. La empresaria alemana ha redactado un acta notarial en la que documenta el hostigamiento por parte del entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán, al servicio del rey. En la escena más escalofriante de su relato narra que entraron en su casa, le dejaron un libro sobre la muerte de Lady Di y después la llamaron para advertirle: “Hay muchos túneles entre Mónaco y Niza”. O la realidad imita a la ficción o la ficción a la realidad. En cualquier caso, imita a la mafia.

Como ocurrió en la aparición del Corinnavirus, en la cacería de Botsuana que desencadenó la abdicación, la vacuna que ha salido al rescate ha sido el PSOE. Entonces pergeñaron la sucesión exprés para que no hubiera debate sobre la república, ahora han vetado que se investigue en el Congreso. Su alma republicana siempre cede a los deseos cortesanos de su cuerpo monárquico. Viene siendo así desde la Transición, o por mejor decir, la Traición, en la que los socialistas decidieron que unirse a los Borbones era el camino hacia el poder. Ahí se consagró la impunidad que ha propiciado toda esta inmundicia.

Que tengan cuidado que es contagioso. También para el socio de gobierno, Unidas Podemos, que tiene aquí otro trágala indigesto. Sería lamentable que la izquierda republicana no atacase al virus borbónico que nos corroe desde hace siglos. Es sintomático también cómo calla la prensa ante este nuevo brote de Corinnavirus. Se siguen poniendo la mascarilla para proteger a una monarquía que presuntamente recibe regalos de una dictadura sanguinaria, se enriquece a nuestra costa, evade impuestos y extorsiona. Por la salud de nuestra democracia, esperemos que el virus sea letal para una institución obsoleta, enferma y corrupta.

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