La revuelta comunera vuelve a tomar las calles de Guadalajara el 1 de julio
Corre el año 1520. María Pacheco, la ‘Leona de Castilla’, llega a Guadalajara “a poner paz” entre los comuneros, “entre los exaltados y los moderados” que se habían levantado contra el modelo político que imponía la nueva dinastía de las Habsburgo, representada en Carlos V (o Carlos I de España), el nieto de los reyes católicos.
La historia es ficticia. Podría haber ocurrido, pero forma parte del guion de una obra de teatro escrita por José María Sanz-Malo, ex director del Tenorio Mendocino de Guadalajara que acaba de convertirse en libro.
María Pacheco era hija de Íñigo López de Mendoza y Quiñones, primer marqués de Mondéjar y segundo conde de Tendilla -ambas localidades son de Guadalajara- y de Francisca Pacheco, hermana del segundo marqués de Villena.
Sus vínculos con la ciudad y la provincia la han convertido en una de las protagonistas de ‘Guadalajara Comunera’ (Tres Pasos, 2022), un libro recién publicado y del que es autor Sanz-Malo. Es un proyecto de la Asociación Gentes de Guadalajara que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y en el que también ha participado el periodista Antonio Herráiz, que ha escrito el prólogo, el historiador Pedro J. Pradillo, con una reseña sobre el levantamiento comunero en la ciudad, además de las fotografías aportadas por Virgilio Hernando.
El libro es un texto dramatizado, con cinco escenas, en torno a lo que ocurrió en Guadalajara el 5 de junio de 1520 y ahonda también en las circunstancias que propiciaron el levantamiento comunero. “Nunca hubo idea de escribir un libro. Lo pequeño se ha hecho grande, tras la representación del pasado año. Tras el éxito, el guion se ha convertido en una especie de copyright en formato libro”, explica su autor.
“Hemos reflejado cómo las dos facciones comuneras pretendían lo mismo por distintos caminos”, detalla. “En un caso lo hicieron de forma mucho más violenta y, aprovechando la revuelta, trataban de hacerse con el poder municipal. En el otro, con la mira puesta en la unión de las provincias con representación en las Cortes de Castilla y contra un gobierno flamenco que no defendía los intereses de Castilla”.
Cuando el rey decide marcharse a Alemania y dejar como regente a un flamenco, las ciudades de Castilla comienzan a agitarse lideradas por Toledo. Carlos I había sido nombrado emperador del Sacro Imperio Romano- Germánico y necesitaba dinero que la mayoría de las provincias castellanas no estaban dispuestas a dar. Nace el movimiento comunero. En Guadalajara, como en otras tantas, el levantamiento eclosiona tras sendas reuniones de las Cortes de Castilla, primero en Santiago de Compostela y luego en A Coruña. Los comuneros cargan contra los procuradores (diputados) que votaron a favor de la imposición del rey de nuevos impuestos.
Ese mes de junio de 1520 se celebraron asambleas en la antigua iglesia de San Gil de la ciudad. Guadalajara se declaró comunera, pero con dos grupos diferenciados. Por un lado, el de la nobleza local -entre ellos el hijo del duque del Infantado, cuyo padre le recomendó no enfrentarse directamente a la corona- y por otro, ciudadanos como el carpintero Pedro de Coca, el buñolero apodado ‘Gigante’ o el albañil Diego de Medina, según recoge la trama del libro.
No solo ardieron las casas de los procuradores considerados traidores, sino que para exigir el rechazo a los designios reales encabezaron un tumulto que irrumpió en el Palacio del Infantado pidiendo hablar con el duque, Diego de Mendoza. No lograron convencerle. La rebelión se enquistó y Pedro de Coca, entre otros, fue ejecutado.
“Había que recrear la trama a través de escenas fabuladas para explicar las circunstancias generales que provocaron la sublevación”, señala Sanz-Malo que pone como ejemplo el estancamiento de la industria textil castellana, cada vez con más impuestos, mientras que la exportación, en manos extranjeras, era un negocio floreciente.
El autor destaca también otro momento importante en el libro. “Es una escena inicial con la visita del cardenal Mendoza al duque del Infantado camino de Valladolid para recibir a Carlos I, a punto de convertirse en rey. Quería convencer al duque de que era la opción menos mala para evitar futuras revueltas”, relata. Otros nombres, en este caso afines y al servicio del duque, tienen también protagonismo en el texto como Francisco de Medina o Diego de Esquivel.
Para José María Sanz-Malo el movimiento comunero fue “sobre todo social”, aunque en su opinión, “después todos quisieron aprovecharse. Se sumaron los nobles que venían perdiendo derechos desde los tiempos del cardenal Cisneros e Isabel La Católica”.
Eso, dice, es algo que se explica en el libro. “Permanecieron en un lugar intermedio. Sin saber a qué bando sumarse: si a los realistas o a los comuneros. El pueblo desde luego sí que lo tenía claro. Querían cambiar las cosas porque no tenían nada más que perder”.
La ciudad de Guadalajara pero también la provincia dieron grandes nombres en esta parte de la historia. Hay que recordar que Juan Bravo, uno de los líderes comuneros junto a Padilla y Maldonado, había nacido en la localidad de Atienza y era primo de María Pacheco. “Son personajes que dan mucho juego. No descarto seguir recreando la historia, dramatizándola. Me apetece escribir sobre Blanca Alfonso de Molina, Martín Vázquez de Arce 'El Doncel de Sigüenza' o los propios Juan Bravo y María Pacheco”.
La revuelta comunera, en las calles de Guadalajara este viernes 1 de julio
La revuelta comunera volverá a tomar las calles de Guadalajara este viernes 1 de julio a partir de las 21 horas. Será una representación teatral itinerante -como lo es todo un clásico en la ciudad, el Tenorio Mendocino también impulsado por Gentes de Guadalajara- que terminará en la plaza de España, pasando por el Liceo Caracense y el Palacio del Infantado. Además, se han programado actos musicales en la plaza del Concejo. Es el segundo año de esta representación (en 2021 se realizó coincidiendo con los 500 años de la revuelta comunera) que tendrá una novedad. La escena entre el cardenal Mendoza y el duque del Infantado se desarrollará en el Liceo Caracense “para lucir este espacio que es maravilloso y que también usamos en la representación del Tenorio”.
Esta segunda representación teatral de la Guadalajara comunera no tendrá, previsiblemente, continuidad el próximo año. “No, creo que será la última, pero depende de la gente, de la aceptación y del Ayuntamiento. Le agradecemos que haya apostado fuerte”.
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