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Donde está la recuperación está nuestra democracia

Viñeta

Ximo Pascual Guzmán

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El informe de Oxfam Intermón ‘Una economía para el 99%’ nos abre los ojos ante la terrible realidad: tres personas concentran tanta riqueza como el 30% más pobre de España (14,2 millones de personas). Pero la situación no queda ahí: el poder adquisitivo a través de la renta del decil más rico no ha parado de crecer durante la crisis económica mientras que este poder adquisitivo desaparece de forma alarmante en los deciles más pobres. Seguidamente, encendemos la tele y vemos que el Gobierno se da ‘palmaditas en la espalda y triunfos’ ante los buenos datos de la recuperación económica. Recuperación totalmente ficticia para millones de hogares pero real para unos pocos… Dicha recuperación es como el silbato para perros: el sonido existe pero solo lo escuchan determinados oídos.

Ahí es donde pierde la democracia, pierde la democracia para la mayoría de la población. Desde el 2014 el PIB no ha parado de crecer al igual que la precariedad de las trabajadoras y trabajadores, al igual que tampoco dejan de crecer sustancialmente los beneficios de las empresas y, a su vez, el Índice del Precio al Consumidor. Demasiadas subidas incompatibles entre ellas para acabar con la desigualdad y la pobreza.

Con todas estas cuestiones surgen ecuaciones demasiado fáciles de resolver pero que no interesan. El coste laboral por trabajador/a no ha parado de descender desde 2012, es decir, actualmente un/a trabajador/a gana 15 euros menos que en el 2011, y junto con el aumento de los precios, lo único que se inflan son los beneficios. En un mundo que estaría cerca de convertirse en utópico e inalcanzable, si aumentaran los beneficios deberían repartirse las rentas a través de la negociación colectiva, impulsando una modificación del modelo productivo que diera prioridad a las necesidades de la mayoría trabajadora. Sin embargo, la capacidad adquisitiva de los hogares menos favorecidos no llega a sentir esa recuperación económica pero sí que lo hace ese 10% más rico. También la sienten los altos ejecutivos de las dos empresas del IBEX 35 con mayor diferencia salarial que cobran 526 y 531 veces más que el trabajador/a medio o esos tres que caben en un ascensor estándar y que se llevan los beneficios de todas y todos lejos, en ocasiones a paraísos llenos de arena y palmeras.

El Gobierno y sus políticas austeras tampoco se escandalizan de los alarmantes datos de desigualdad y pobreza, del aumento de las trabajadoras y trabajadores pobres aislados socialmente, de todas las mujeres, jóvenes y sectores de actividad que afecta con mayor dureza. Que no nos engañen con que viene la recuperación económica para todos y que ‘España va mejor’, ni que tampoco nos digan que hay que soportar estos tiempos difíciles porque está comprobado que para algunos no lo son. Es más fácil poner una alfombra roja hacia el ascensor para que los tres más ricos no sólo se lleven nuestra recuperación, sino para que se lleven también nuestra democracia.

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