Papel higiénico: por qué es cada vez menos sostenible

Foto: Pexels

Eva San Martín

Cada vez somos más conscientes del daño que el plástico o seguir las tendencias de la moda implican para el planeta. Pero existe un producto que todos usamos y desechamos a diario que, por el momento, no protagoniza nuestras conversaciones sobre sostenibilidad: el papel higiénico. La mayoría de nosotros utilizamos este producto una sola vez antes de echarlo al váter y verlo desaparecer para siempre de nuestras vidas.

Un uso que, advierten los expertos, cada vez resulta menos sostenible. Además, basta con echar un vistazo a las estanterías del súper para confirmar que la posibilidad de utilizar un papel higiénico reciclado escasea. Y ello implica consecuencias negativas para el planeta: el uso a gran escala de papel higiénico procedente de fibra virgen contribuye a una desforestación de forma innecesaria. Como si los bosques del planeta no tuvieran ya suficiente.

Un análisis realizado por la ONG británica e independiente Ethical Consumer publicado hace tres meses, el estudio en la materia más exhaustivo hasta la fecha, revela que las grandes marcas de fabricantes de papel higiénico usan menos fibra reciclada ahora que en 2011. El estudio se ha elaborado en Reino Unido, pero “la situación en España no resulta más halagüeña”, dice Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace. “Más allá de comercios de productos ecológicos, es prácticamente imposible encontrar papel higiénico reciclado en España”, lamenta.

Papel higiénico versus bosques

Los españoles utilizamos 690.000 toneladas de papel higiénico y sanitario cada año, según la asociación nacional de fabricantes Aspapel; con cada consumidor gastando 81 rollos de papel higiénico anuales. Pero la tendencia creciente por escoger productos “premium” o de lujo, rollos con tres e incluso cuatro capas, en lugar de la capa sencilla o como mucho doble habitual, está alimentando el ansia por comprar pulpa virgen, obtenida de bosques.

Un informe de Greenpeace de 2017 advirtió que una gran parte de la gran selva del norte de Suecia, y la biodiversidad que contenía, estaban amenazadas por la creciente demanda de madera virgen de la industria maderera. El objetivo: llenar nuestros cuartos de baño con productos aún más suaves y acolchados. De hecho, según el estudio Consumo de Papel Higiénico en España realizado por la multinacional Renova en 2016, uno de cada cinco rollos de papel higiénico que compramos ya es “premium”. 

Aunque no hay necesidad de talar árboles para fabricar papel higiénico, “esto es precisamente lo que está sucediendo”, dice Soto. “Con la demanda de papel creciendo en todo el mundo, todo el papel higiénico debería contener fibras recicladas, ya que se trata de un producto de usar y tirar que soporta bien las características de la fibra tratada”, apunta. Pero con la atención del consumidor focalizada en el plástico, algunas de las grandes marcas de fabricantes de este producto del baño han reducido e incluso invertido el uso de pulpa reciclada en los rollos de papel que fabrican.

El problema reside en que usar fibra virgen alimenta la presión sobre los bosques. Tras la citada investigación de Greenpeace sobre los bosques vírgenes suecos, amenazados por la creciente demanda de la industria maderera, descubrimos que España es otro gran productor de fibra virgen, sobre todo procedente de eucalipto, unas plantaciones que “se extienden desde Huelva al País Vasco y por toda la cordillera cantábrica”, anota Soto, y que ejercen una enorme presión sobre el bosque original autóctono, además de representar monocultivos que arden fácilmente cuando se presentan los incendios.

¿Papel reciclado o sostenible?

No resulta lo mismo. Como consumidores podemos estar tentados a creer que la etiqueta FSC (producto certificado como procedente de bosque sostenible) impresa en el envoltorio del papel resuelve el problema. Pero en ocasiones solo limpia nuestra conciencia: muchos de los papeles higiénicos utilizan el sello de FSC mixto.

Esto significa que el producto contiene una mezcla de celulosa procedente de bosques vírgenes, reciclada y fibras vírgenes de origen “controlado”. Ahora bien; aunque no son bosques enteramente FSC, sí resulta una opción más sostenible que el papel enteramente fabricado con celulosa virgen. ¿Y ahora qué papel higiénico compro?

3 claves para acertar y 3 de las que debes huir

Si te preocupa el planeta (y eso parece ya que continúas ahí) sigue estas pautas cuando vayas a comprar papel higiénico.

  • ¿Es reciclado? La pulpa reciclada ya ha tenido otra vida anterior por lo que resulta mucho más sostenible que la virgen. Escógela por encima de otras opciones. Aunque en el súper y grandes superficies escasea, busca en comercios de productos ecológicos o en tiendas online especializadas.
  • ¿Está hecho con fibras alternativas al árbol? Las fibras de bambú, así como las obtenidas de los restos de cosechas, si estas han sido producidas bajo el paraguas responsable, también se imponen como una opción más sostenible que la fibra vegetal virgen. Eso sí: si escoges el bambú, asegúrate de que tenga el sello FSC.
  • ¿El paquete está reciclado? De seguir así, en 2050 los océanos contendrán más plástico que peces. Por eso, intenta escoger papel higiénico sin empaquetar, que venden a granel. O, al menos, huye del plástico. Los hay, por ejemplo, que vienen en paquetes de papel reciclado.

¿Y de qué papel higiénico hay que huir?

  • ¿Está fabricado con pulpa vegetal virgen? Aléjalo de tus opciones de compra: no hay necesidad de cortar árboles para hacer papel higiénico.
  • ¿Resulta demasiado blanco? El papel higiénico reciclado puede contener productos blanqueadores, como derivados de la lejía y productos clorados. Estos también contaminan, en este caso, sobre todo las aguas. Si puedes, escoge un papel que eluda estos productos.
  • ¿Está envuelto en plástico? Mejor evitar los artículos que utilizan el plástico, sobre todo, de usar y tirar. 

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