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Tres trucos para arreglar una cremallera que se atasca

Cremallera

Cristian Vázquez

24 de febrero de 2021 22:53 h

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Casi tan habituados como estamos a la utilización de cremalleras en prendas de indumentaria, tanto ropa como complementos de equipaje (maletas, mochilas, bolsos) y hasta calzado, también lo estamos a los problemas que dan después de un cierto tiempo de uso.

Uno de los más comunes de esos problemas es que la cremallera se atasque. Para colmo, a menudo lo descubrimos cuando tenemos poco tiempo, precisamente porque nos disponíamos a usar la prenda o el producto en cuestión. ¿Cómo arreglarlo?

En ocasiones, es una tarea sencilla. Cuando resulta visible que entre sus dientes ha quedado atrapado un trozo de tela, algunos hilos o algún otro elemento extraño que impide el correcto cierre, suele funcionar el siguiente procedimiento: con una mano se abre lentamente la cremallera, mientras con la otra se extrae el obstáculo.

Pero en otros casos veces la tarea es más complicada. La cremallera se traba sin que a simple vista se observe ninguna anomalía. En esas situaciones conviene no hacer mucha más fuerza de lo normal, porque se corre el riesgo de no solo no solucionar el problema, sino de agravarlo.

Lubricantes para arreglar la cremallera

¿Qué hacer entonces? Obrar con serenidad y cuidado para evitar daños mayores. Y tener presente el principio de funcionamiento de la cremallera: las dos filas de dientes de plástico o de metal se ajustan una a la otra gracias a la acción de una pieza que se desliza, denominada carro.

Si el carro no avanza o se mueve con dificultad, por lo general se debe a que algún pequeño obstáculo se ha incrustado entre los dientes, aunque a veces el problema es la simple acumulación de polvo y suciedad sobre sus superficies. La mejor manera de sacarlos del camino es con la ayuda de alguna sustancia lubricante.

Por suerte, no hacen falta materiales especiales para lubricar la cremallera. Muchos elementos de uso común, presentes en la mayoría de los hogares, pueden cumplir de modo perfecto con esa función: jabóncera de vela o de crayón, bálsamo labial, vaselina o incluso la punta de un lápiz de grafito son algunos ejemplos.

Cómo lubricar la cremallera para desatascarla

El procedimiento es sencillo. Se trata de frotar el material lubricante sobre los dientes de la cremallera en la zona en que se encuentra atascada (con cuidado de no ensuciar –o hacerlo lo menos posible– la tela de alrededor), de modo tal que la sustancia se introduzca en los intersticios y pueda contribuir con el desplazamiento del carro.

Luego hay que tomar el tirador del carro y moverlo lentamente pero con firmeza hacia la zona donde se ha aplicado el lubricante, y allí repetir el movimiento en ambos sentidos para que ayudar a que la sustancia se distribuya bien. 

En la mayoría de los casos, se podrá advertir cómo el desplazamiento resulta cada vez más suave y armonioso. En muchas oportunidades, más allá de que el atascamiento de la cremallera se produzca en algún punto específico, el polvo y la suciedad llevan ya un tiempo acumulándose sobre sus dientes. 

Por eso, si se cuenta con suficiente cantidad de lubricante, conviene aplicarlo no solo en el área donde se manifestó el problema, sino en toda su extensión. De esa forma, se pueden prevenir problemas futuros, los cuales, como hemos mencionado, con mucha frecuencia se producen cuando nos disponemos a usar las prendas. 

Otra posible herramienta: aceite

Otro posible lubricante es el aceite. Puede ser de oliva, de coco, multiusos o de otras clases. Ofrece la ventaja de que, al ser líquido, se desliza con mucha mayor facilidad hacia los huecos de la cremallera, y por lo tanto es más efectivo. Resulta valioso en los casos en que la cremallera está muy atascada o tiene mucha suciedad.

Pero el aceite también tiene un aspecto negativo: precisamente por su carácter líquido, es mayor el riesgo de manchar la tela y otras superficies cercanas a la cremallera en la prenda o el complemento. Y es sabido que las manchas de aceite son muy difíciles de quitar. También de este modo el intento por solucionar un problema podría generar uno mayor.

La manera más apropiada de aplicar el aceite, en cualquier caso, es por medio de un un bastoncillo de orejas, un cuentagotas o algún otro dispositivo que permita verter el fluido en pequeñas cantidades y, de ese modo, prevenir disgustos.

Para los casos más difíciles, grafito de lápiz

Para casos más difíciles, en los que el carro de la cremallera está tan atascado que no se puede mover, la recomendación es utilizar un lápiz. El grafito –el material del que está hecha la mina de los lápices– es un lubricante seco que resulta muy útil para estas situaciones.

Se debe introducir la punta del lápiz en los pequeños huecos del carro, con el fin de que la mina alcance los dientes de la cremallera, como si se deseara escribir o pintar sobre ellos. El grafito se depositará allí, y luego –igual que con los lubricantes anteriores– se debe aplicar fuerza para mover el carro, despacio y con firmeza.

Si no se libera por completo pero al menos cede en parte, una nueva dosis de grafito probablemente ayude a que el atasco termine de eliminarse. El uso de un lápiz también puede ser muy práctico cuando un diente de la cremallera se engancha dentro del carro.

También en este caso, como en los anteriores, después de arreglar la cremallera es fundamental limpiar con mucho cuidado para que los restos de grafito –un polvillo casi invisible que puede causar manchas– no ensucien la tela de la prenda.

Reparar la ropa tiene beneficios

En general, esos son los métodos caseros más comunes para arreglar una cremallera que se ha atascado. Si ninguno de estos recursos da resultado, lo más probable es que sea necesario acudir a un sastre u otro especialista en reparación de ropa para que solucione el problema.

Por lo demás, siempre es importante valorar la opción de reparar la ropa o los complementos antes de desecharlos o decidir comprar otros. El costo de reparar una cremallera es, desde luego, mucho más bajo que el de un producto nuevo.

Y además, alargar la vida útil de las cosas que usamos tiene beneficios no solo para nuestros bolsillos, sino que también contribuye a generar menos basura y, por lo tanto, al cuidado del medio ambiente.

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