Diez trucos para conservar mejor los alimentos frescos
Desde hace tres semanas vivimos confinados, lo que significa, como bien sabemos, que debemos minimizar nuestras salidas a la calle, a riesgo de ser interpelados por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y tal vez multados. Si a esto le unimos la sensación que producen las calles vacías y el temor a contagiarnos, salir a comprar se convierte en una experiencia complicada que queremos repetir el menor número de veces posible.
En consecuencia, la solución es hacer una gran compra cada vez que salimos y llenar la nevera y la despensa, algo que en circunstancias normales no haríamos, ya que vamos comprando gradualmente a medida que necesitamos los productos porque se acaban. Este tipo de consumo tiene la ventaja de que nos exponemos menos, pero también aumenta el riesgo de que los alimentos nos caduquen en la nevera o directamente se estropeen y debamos tirarlos sin siquiera probarlos.
Para evitarlo se pueden adoptar diferentes estrategias, de modo que no malgastemos el dinero ni aumentemos el desperdicio alimentario desperdicio alimentario. Una es mirar la fecha de caducidad de los alimentos buscando la más lejana, otra es comprar muchas conservas, congelados, legumbres secas, etc. Pero como necesitamos producto fresco, es importante saber cómo tratarlo para evitar que se estropee antes de que nos decidamos a consumirlo.
Con este fin te ofrecemos diez consejos prácticos para que tus alimentos se conserven mejor en estos tiempos de virus y confinamiento.
1. Lava las verduras antes de guardarlas
Se trata no solo de que se eliminen posibles patógenos, de paso el coronavirus –ya que van a ser consumidas crudas–, sino también hongos y bacterias que puedan producir fermentaciones y putrefacciones, así como restos de jugos exudados donde proliferen dichos hongos. Así aseguraremos que la verdura durará un mayor plazo. Basta con mantenerla 20 segundos bajo el chorro del agua del grifo y después secarla bien, especialmente en las verduras de hoja.
2. Utiliza bolsas o tápers para guardar y separar los alimentos
Siempre que podamos utilizaremos tápers y si no, bolsas, preferiblemente de congelar con cierre, para guardar los alimentos en la nevera. Así evitaremos por un lado contaminaciones cruzadas entre los exudados de los alimentos, y por el otro, en el caso de las frutas, que se acumule el acetileno que liberan algunas y que actúa como una hormona que las hace madurar a todas antes de tiempo. También, en el caso de las neveras modernas “no frost”, evitaremos que se desequen en exceso y pierdan su textura y buen aspecto.
3. Haz el vacío en las bolsas
Lo ideal sería tener una máquina de vacío, pero en el caso de no disponer de una –se pueden conseguir por unos 40 euros– usaremos bolsas de congelación con cierre hermético. Un truco para quitar el aire de las bolsas es poner el producto dentro y sumergir la bolsa en una olla llena de agua hasta casi el cierre, de modo que sea la presión del agua la que expulse el aire. Entonces cerramos y guardamos. Se puede aplicar tanto en carnes y pescado como en verduras.
4. Congela el pescado y la carne que no vayas a consumir de inmediato
No tiene sentido querer guardar estos productos creyendo que en el plazo de una semana los vamos a consumir, porque muchas veces terminamos olvidándonos de ellos y se estropean; para algo tenemos un congelador. Al fin y al cabo podemos hacer un descongelado express con un microondas. La excepción es contar con una envasadora al vacío, que te permite guardarlos hasta casi un mes en la nevera.
5. No llenes la nevera hasta los topes
Un fallo recurrente es atiborrar determinados estantes de productos mientras dejamos otros prácticamente vacíos. Eso dificulta la circulación del aire frío entre los alimentos y por tanto su enfriamiento homogéneo, de manera que tenemos más posibilidades de que se estropeen. Como norma, los distribuiremos de forma lo más homogénea posible, colocando los menos sensibles en los estantes superiores y en los de la puerta y los más perecederos en los inferiores, siempre procurando dejar espacio entre ellos.
6. Limpia y sala el pescado
Un truco para mejorar la conservación del pescado si no queremos congelarlo es lavarlo con agua y después salarlo antes de ponerlo en una bolsa y aplicarle el vacío. De este modo nos puede aguantar casi hasta una semana en la nevera.
7. Pon la carne y el pescado siempre en la parte baja del frigorífico
Cuanto más bajos sean los estantes y cajones del frigorífico, más frío reciben, de hecho se calcula que en algunos casos la diferencia de temperaturas entre el estante superior y el inferior, así como la pared interior y la puerta, puede llegar a ser de 3ºC. Por lo tanto carnes y pescados, muy perecederos, irán siempre en el cajón inferior.
8. Precocina los platos
Si sabes que vas a querer hacer purés, estofados o verdura tierna, etc., puedes cocinarlos previamente aplicando técnicas de batch cookingbatch cooking y guardarlos hechos, tanto en la nevera como congelados, siempre que no comprendan salsas ni jugos complejos.
9. Haz conservas
No es tan difícil como crees; precisas de botes de conserva reciclados y las técnicas que aplicaban nuestras abuelas, que te explicamos en este artículo. Puedes hacer escabeches, salmueras, encurtidos, etc. Piensa que ahora lo que tal vez nos sobre sea tiempo, si no tenemos niños...
10. Aprende qué puede guardarse en la nevera y qué no
Esto es aplicable a verduras y frutas, ya que las hay que se estropean en la nevera y otras al contrario, duran menos fuera de ella. Por norma, jamás guardaremos los plátanos en la nevera, ya que precipita su maduración. También la piña pierde sus propiedades si se refrigera muchos días y lo mismo sucede con los tomates maduros, aunque los verdes sí pueden ir. En este artículo te explicamos qué alimentos pueden ir en la nevera y cuáles no.
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