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Ernaux presenta en Nueva York su película sobre la degradación de la pareja
Nueva York, 10 oct (EFE).- La flamante premio Nobel Annie Ernaux presentó hoy en Nueva York su película “Los años super 8” -codirigida con su hijo David Ernaux-Briot- en la que muestra la sutil degradación de la vida de pareja a través de las imágenes familiares rodadas con una cámara doméstica durante nueve años en la década de los setenta, hasta la separación de los cónyuges.
Ernaux, invitada al Festival de Cine de Nueva York, participó posteriormente en un coloquio con el público en el que subrayó que el valor de esas imágenes, pese a su carácter casero, era el de mostrar “la familia como el primer espacio de sociabilidad que existe”, así como “la evolución de los cuerpos y el envejecimiento”.
Las imágenes fueron enteramente grabadas por su entonces marido, Philippe Ernaux -del que ella tomó el apellido con que ha firmado todas sus obras-, y tras la muerte de éste, Annie y su hijo Eric decidieron montar una película en la que ella escribió a modo de voz en off un texto en el que describe los distintos momentos que aparecen en el filme.
UNA VISIÓN TEMBLOROSA
Una gran parte de las imágenes consiste en mostrar los distintos viajes familiares de una familia de clase media alta y de izquierdas que se propone conocer el mundo: no por azar eligen como primer viaje filmado el que hicieron al Chile de Salvador Allende, de donde regresaron impregnados del espíritu de Unidad Popular y del “Venceremos”.
Pero hubo otros viajes menos gloriosos, como el que realizaron a Marruecos en 1973, en el que la familia se recluyó en un club de vacaciones sin contacto con la población local, por opción propia, o el que hicieron a Albania en 1975, en este caso impedidos por el régimen comunista de Enver Hoxha de mantener cualquier relación no negociada con los nacionales.
Aun así, Ernaux cree que el filme, con esa cámara al hombro en perpetuo movimiento, captura “una visión temblorosa de un mundo en perpetuo movimiento que atraviesa fuertemente nuestras existencias individuales”, señaló la nobel, conocida por sus claros compromisos políticos.
CONTRADICCIONES
Ernaux, que ha sido consagrada como un símbolo por el feminismo contemporáneo, fue preguntada por la contradicción que supone haber permitido que su marido fuera quien grababa todas las imágenes, a lo que respondió que no era la única contradicción en aquellos años de su vida.
“Tal vez acepté muy fácilmente el reparto de papeles: yo me encargaba de la cocina, de la limpieza y del cuidado de los niños”, señaló, pero añadió que la película no muestra cómo en aquel tiempo ella ya se había involucrado a fondo en la lucha pro aborto, que entonces estaba prohibido en Francia (fue despenalizado en 1975).
Gracias a la voz en off, el espectador puede saber que en aquellos años de aparente felicidad doméstica, estaba germinando la escritora, y es precisamente en los primeros años setenta donde adquiere conciencia de que su educación y su cultura le han hecho romper con el mundo al que ella pertenecía, una conciencia de “desclasada” que marcará profundamente toda su obra.
Escribiendo en el tiempo robado a esas obligaciones familiares, Annie Ernaux se propone cumplir la promesa que se había hecho con 20 años: “Escribir para vengar a mi raza”, dice en un momento en la película.
UN VIAJE A ESPAÑA
La familia Ernaux va cambiando de domicilio y los hijos van creciendo: el espectador asiste a los últimos ejemplos de una Francia rural vivida de modo militante por una cuñada ecologista de la autora, o el crecimiento de París hacia su periferia, donde la familia se instala.
A fines de los setenta, las imágenes ya son casi todas de espacios exteriores y ya no se filman los cumpleaños ni las fiestas familiares: el descontento ha germinado dentro de la pareja, especialmente en Annie Ernaux.
En un viaje a España en 1980, una violenta disputa conyugal estalla en Salamanca -no queda claro por qué-,y las horas posteriores de Annie y sus hijo son descritas, paradójicamente, como “las más felices” de ese viaje. Sigue luego una larga secuencia de una corrida de toros en Pamplona, con la muerte de un novillo incluida y que presagia la muerte de la propia pareja.
La película “Los años súper 8” no habría tenido gran interés cinematográfico, pero la concesión del Nobel le han dado a esta obra de poco más de una hora todo un valor inesperado, que el público podrá disfrutar a partir de mediados de diciembre, en su estreno comercial.
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