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Acnur denuncia que las trabas a las ONG de rescate y el apoyo a Libia han vuelto más peligroso el Mediterráneo
Un ruta con menos llegadas, pero más mortífera. La tasa de personas fallecidas en su intento de cruzar el Mediterráneo ha aumentado en lo que va de año con respecto al mismo periodo de 2017, a pesar de la disminución en el número de las que completan la travesía.
La ruta entre Libia e Italia sigue siendo la más letal, en la que una persona ha muerto por cada 18 que llegaron a Europa entre enero y julio pasados, frente a un fallecido por cada 42 que cruzaron entre los mismos meses de 2017, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
El organismo ha publicado este lunes un informe con datos sobre los flujos migratorios por el Mediterráneo, que ha hecho coincidir con el tercer año transcurrido desde la aparición del cadáver del pequeño Aylan Kurdi en una playa de Turquía, cuyas imágenes conmovieron a la opinión pública mundial.
“Las nuevas medidas destinadas a combatir la inmigración irregular en el Mediterráneo central, incluido un mayor apoyo a las autoridades libias para impedir los cruces marítimos, las nuevas restricciones a la labor de las ONG que participan en operaciones de búsqueda y rescate, y un acceso limitado a los puertos italianos para los rescatados en el mar desde junio han provocado menos llegadas a Italia, pero a una tasa de mortalidad mucho más elevada”, explica la Agencia en el informe.
Así, el organismo concluye que uno de los factores centrales para el aumento de la mortalidad en el Mediterráneo ha sido la reducción de la capacidad de búsqueda y rescate en la costa de Libia con respecto a la que existía un año antes, cuando ocho ONG rescataron a 39.000 refugiados y migrantes. “La presencia de buques de ONG y otros que operan en aguas internacionales más cerca de las aguas territoriales libias que ahora también era fundamental para detectar los buques que necesitan ser rescatados”, recalcan.
En cambio, en los primeros siete meses de este año, las patrulleras libias han sido las principales responsables de esa tarea y solo dos ONG continúan operando en el Mediterráneo central. Acnur afirma que, como resultado, “las interceptaciones y rescates cada vez ocurren más lejos de la costa”, haciendo que los migrantes viajen en embarcaciones atiborradas e inseguras durante más tiempo y cubriendo mayores distancias.
Asimismo, critica la “incertidumbre sobre la designación de un puerto seguro” que continúan enfrentando los buques comerciales y de ONG que socorren a personas en peligro en el mar “en ausencia de un enfoque colaborativo y predecible” para los cruces en el mar Mediterráneo.
Acnur señala en el informe que en los primeros siete meses del año se ha reducido el nivel de llegadas de refugiados y migrantes, fundamentalmente a Italia. La tendencia es opuesta en España, que se ha convertido en el principal punto de llegada con 27.600 inmigrantes, por vía marítima (23.800) y terrestre (3.800). A España le sigue Grecia, a la que llegaron 26.000 y 18.500 a Italia, lo que representa globalmente una disminución de las entradas. Entre enero y julio, el número de refugiados y migrantes que ingresaron a Europa a través de las tres rutas ha caído en 41% en comparación con el año pasado.
Acnur lo atribuye en parte a las medidas tomadas por los gobiernos europeos por frenar la inmigración irregular, aunque critica que lo hagan sin aumentar el acceso a medios seguros y legales para aquellos que requieren protección internacional.
La ruta del Mediterráneo que lleva a España es donde la mortalidad ha aumentado más, al pasar de 113 casos a 318 en el periodo analizado de 2017 y 2018, respectivamente. En Italia se redujeron de 2.276 a 1.095, pero la mortalidad en realidad se duplicó si se tiene en cuenta que las llegadas por mar bajaron de 95.200 a 18.500, según los datos que aporta el informe. En la ruta del Mediterráneo oriental que conduce principalmente de Turquía a Grecia las muertes se incrementaron de 38 a 99 personas.
Estos datos excluyen a quienes murieron en la ruta hacia el lugar de embarque, sea en Libia, en el desierto del Sahara o en algún otro lugar del norte de África.
Los cambios en la dinámica migratoria por el Mediterráneo también han llevado a cambios en las principales nacionalidades que llegan a Europa, que entre enero y julio de 2017 eran esencialmente nigerianos, guineanos y marfileños, que usaron la ruta central, a Italia. Este año los sirios, iraquíes y guineanos son las nacionalidades más representadas, pero esta vez por la ruta del Mediterráneo occidental.
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