¿Cómo es el estrés postraumático que puede aparecer como consecuencia del confinamiento?
Muchas personas sufren trastorno por estrés postraumático después de un episodio peligroso o impactante, que por lo general se relaciona con guerras o agresiones. Sin embargo, la angustia por el confinamiento, la imposibilidad de despedir a seres queridos y otros factores pueden provocarlo también ahora.
A menudo, el trastorno por estrés postraumático (TEPT) se relaciona solo con situaciones de violencia muy directa, como la guerra, atentados terroristas, agresiones físicas o sexuales, catástrofes naturales o accidentes de tráfico. Sin embargo, no son esas las únicas circunstancias que pueden originar este problema.
La pandemia de COVID-19 y el confinamiento asumido como medida para contrarrestarla dieron lugar a algunas situaciones que posiblemente dejen su saldo de estrés postraumático, sobre todo en ciertos grupos de riesgo. Tales como la angustia por el confinamiento, la imposibilidad de despedir a seres queridos.
¿Qué es, en concreto, el TEPT?
Se trata del trastorno que sufren algunas personas que -tras vivir o presenciar algún acontecimiento peligroso, impactante o terrorífico- siguen sufriendo sus efectos tiempo después del episodio que los provocó. Esos efectos se manifiestan en forma de miedo, estrés, ansiedad y otros síntomas, los cuales suelen comenzar en los tres meses posteriores a la conmoción que los produjo, aunque a veces pueden aparecer incluso después.
Según la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), existen tres tipos principales de síntomas. Por un lado, los flashbacks y pesadillas, que hacen revivir el episodio traumático una y otra vez, tanto en la vigilia como durante el sueño. Por otro, la evitación y embotamiento, que llevan a llenarse de ocupaciones para no pensar y a eludir los lugares o las personas que recuerdan el trauma, lo cual conduce a un aislamiento y a la insensibilidad emocional.
En tercer lugar, un estado de hipervigilancia, de guardia permanente, como si todo el tiempo estuviera en peligro, lo cual le hace sentir ansiedad, le impide dormir bien y lo lleva a estar nervioso e irritable.
Otros posibles síntomas son: palpitaciones, insomnio, jaquecas, dolores musculares, diarrea, sentimientos de miedo y pánico, consumo excesivo de alcohol o drogas. El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos añade que, para que se considere que se trata de TEPT, “los síntomas deben durar más de un mes y ser lo suficientemente graves como para interferir con las relaciones o el trabajo” de la persona.
Estrés postraumático en supervivientes de la COVID-19
La mayoría de las personas con infecciones graves por coronavirus parecen recuperarse sin experimentar un trastornoemocional. Así lo señala una revisión de estudios publicada en mayo en la revista especializada The Lancet. Es importante destacar que cuando dice coronavirus no se refiere solo al SARS-CoV-2 (el causante de la COVID-19, la actual pandemia).
Sin embargo, los estudios revisados estiman que, del total de pacientes que sobrevivieron a esos virus, uno de cada tres padeció estrés postraumático en algún momento de los tres años siguientes a la etapa aguda de la enfermedad. Las tasas de depresión y ansiedad, en tanto, fueron de alrededor del 15%.
Aunque los autores del metaanálisis advierten que tales cifras pueden estar sobreestimadas y que los datos reales pueden ser algo inferiores, destacan que “los médicos deben estar al tanto de los posibles efectos a largo plazo en la salud mental, como depresión, ansiedad, fatiga y TEPT a raíz de la pandemia de COVID-19”.
La pandemia y el confinamiento como causas de estrés postraumático
Pero no son las personas que han atravesado la enfermedad las únicas que corren riesgo de sufrir TEPT. Un estudiopublicado también en mayo daba cuenta de que en la ciudad china de Wuhan y sus alrededores, es decir, la zona donde comenzó la pandemia, los síntomas del estrés postraumático afectaban al 7% de la población.
La mayoría de las personas afectadas eran mujeres, mientras que una buena calidad del sueño se asoció con un riesgo menor. El trabajo se realizó sobre una muestra pequeña (285 personas), pero permite inferir, según los especialistas, lo que posiblemente suceda a gran escala.
Una las principales razones por las cuales la pandemia y el confinamiento pueden derivar en TEPT es el fallecimiento de seres queridos en estas circunstancias, que en muchos casos implicó no poder acompañar a las víctimas durante la enfermedad ni asistir a un funeral. Esto puede provocar que la pérdida, a diferencia de lo habitual en los duelos tras la muerte de un familiar o un amigo, deje secuelas a largo plazo.
La soledad, la angustia y otros efectos del aislamiento -sobre todo en las personas que estuvieron confinadas solas- también podrían causar estrés postraumático, así como las crisis de convivencia, en particular si involucraron algún tipo de violencia. Y también la preocupación ocasionada por las dificultades económicas de quienes perdieron su trabajo o sufrieron una caída drástica en sus ingresos podría derivar en síntomas de TEPT.
Trabajadores sanitarios, uno de los mayores grupos de riesgo
Sin duda, otro de los mayores grupos de riesgo está constituido por los trabajadores sanitarios. En su caso, al riesgo de infección por trabajar en contacto directo con la enfermedad, se sumó la exposición al desconsuelo de las familias que sufrieron pérdidas, el desbordamiento de la demanda, la insuficiencia de recursos y el estrés constante.
Debido a ello, tras la primera oleada de atención hospitalaria, hasta el 53% de esos profesionales presentaban “valores compatibles con estrés postraumático”, de acuerdo con una investigación realizada por el Laboratorio de Psicología del Trabajo y Estudios de la Seguridad de la Universidad Complutense de Madrid.
Por otra parte, cuatro de cada cinco de estos trabajadores (el 79,5%) mostraban síntomas de ansiedad, uno de esos cuatro (el 21,2%) de ansiedad severa. Más de la mitad (51,1%) del total habían experimentado síntomas de depresión, y el 40% decían estar emocionalmente agotados.
Los niños, especialmente vulnerables
Y otro grupo que requiere muchos cuidados también en este sentido es el de los niños. “La cuarentena y otras condiciones que acompañan a una pandemia pueden ser fuente de estrés para niños y adolescentes”, explica un artículo elaborado por expertos de la Universidad Miguel Hernández, de Elche.
Las formas en que ese estrés se manifieste y su grado de impacto depende de varios factores, entre ellos la edad del niño, pero lo cierto es que los menores resultan “especialmente vulnerables” a esta situación. Los síntomas del TEPT en los niños son, desde luego, diferentes que en los adultos. En ocasiones, detalla la SEP, los pequeños tienen pesadillas y también malos pensamientos.
Dichos pensamientos a menudo se recrean en sus juegos, representando una y otra vez las situaciones ingratas que recuerdan. A veces pierden el interés en las cosas que solían disfrutar, y se muestran decaídos y desilusionados. Suelen quejarse de dolor de cabeza y de tripa. Según un estudio de 2013 realizado por científicos de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, hasta el 30 % de los niños que viven una cuarentena durante enfermedades pandémicas llegan a cumplir un criterio de trastorno de estrés postraumático.
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