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Las instalaciones vacías del sueño roto de la Fórmula 1 vasca han costado ya 9,9 millones de euros y los ingresos obtenidos apenas han cubierto el 8,34%

Maqueta 1:2 de Epsilon Euskadi, abandonada en el pabellón de Miñano en 2019

Iker Rioja Andueza

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El parque tecnológico de Miñano, a las afueras de Vitoria, ha logrado captar en plena pandemia la I+D+i de la firma AVS, la empresa de Elgoibar que ha colaborado en la misión de la NASA en Marte, y allí se instalará también la sede del proyecto que se pretende cofinanciar con fondos europeos, BasqueVolt Gigafactory, dedicado a baterías de vehículos sostenibles. Sin embargo, sigue teniendo vacío un edificio gigante de 15.748 metros cuadrados dentro de una parcela 32.823. Se trata de las antiguas instalaciones de Epsilon-Euskadi, el sueño roto de crear una escudería de Fórmula 1 en Euskadi de la mano de un circuito de carreras (Arakamendi) y de un proyecto de coches eléctricos (Hiriko). Se perdieron millones y millones de euros públicos y ahora, según un informe enviado al Parlamento Vasco por la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, se está “trabajando” para darle una segunda vida a un enorme pabellón que tenía como joya de la corona un túnel del viento para monoplazas ya obsoleto. Entretanto, la factura para las arcas públicas por el crédito del local y los intereses asciende ya a 9,9 millones de euros mientras que los ingresos obtenidos apenas han cubierto el 8,34% del total.

Según los datos aportados por Tapia en respuesta a una pregunta de Iker Casanova, representante de EH Bildu, se han realizado “gestiones” con 23 empresas, dos universidades (la UPV/EHU y la Universidad Católica de Ávila) y una corporación tecnológica (Tecnalia) desde 2012, un año después de la quiebra de la compañía automovilística. Cinco interesados querían comprar el edificio completo y cuatro alquilarlo, mientras que la mayoría aspiraba a un arrendamiento “parcial”. En su momento se insistió en buscar otro proyecto de Fórmula 1 que sustituyera al del catalán Joan Villadelprat tras su estrepitoso fracaso a pesar de las millonarias ayudas públicas obtenidas merced al impulso político del PNV, principalmente en sus negociaciones con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora esa opción parece orillada. Las fuentes consultadas destacan que, en todo caso, sí hay al menos tres ofertas vivas que podrían cristalizar a medio plazo.

El problema es que, entretanto, Epislon-Euskadi sigue costando dinero. Sin contar el mantenimiento ordinario, el parque tecnológico de Álava, una sociedad pública, ha de abonar un crédito hasta 2032 con un tipo de interés del Euribor más el 0,97%. ¿Por qué? Cuando la escudería de Villadelprat ya estaba en crisis, tocó la puerta de los bancos, pero recibió un portazo. “Las entidades de crédito, ante la situación financiera que presentaba la mercantil, no asumieron el riesgo [...]. Epsilon, que era financiado al 90% por medio de fondos públicos, carecía de recursos propios para dar garantías adicionales a los bancos. Ante esa situación de incapacidad, se dirigió al parque tecnológico de Álava, el cual entró en la garantía”, concluyó la investigación judicial que se siguió por este asunto, aunque finalmente la Audiencia Provincial de Álava lo dio por archivado en 2019 por no ver indicios de delito aunque se asumiera que se puso en marcha “con pólvora de rey”.

Sí hubo una condena mercantil contra Villadelprat por haber propiciado la quiebra con su mala gestión. Ocurrió algo similar en el 'caso Hiriko', sin recorrido penal pero sí con sanciones parciales en lo mercantil. En este caso, la clave fue la adquisición con subvenciones del Gobierno central de un prototipo de Epsilon-Euskadi para engrosar la colección particular de uno de los socios del proyecto del coche eléctrico, el empresario Jesús Echave. Aquel monoplaza costó 535.000 euros más IVA.

Tras la quiebra de Epsilon-Euskadi, las entidades financieras se dirigieron al parque tecnológico para recuperar su dinero y ejecutaron el aval. Miñano tuvo que poner 16,49 millones para recomprar unas instalaciones que ya eran suyas. De 2012 a 2014 se devolvieron 650.778 euros del principal, de 2015 a 2019 hubo una amortización de 905.555,56 euros anuales y en 2020 ese coste financiero fue de 2,8 millones de euros. Queda pendiente de devolver aún el 52% del principal. En cuanto a los intereses, aunque los tipos han bajado notablemente, se han pagado ya 1,8 millones de euros. 2020 ha sido el ejercicio con menos carga financiera (70.971,75 euros) pero se ha llegado a abonar anualmente hasta 333.417,07 euros, como ocurrió en 2014. De cara a futuro, el Gobierno explica que se abonarán “pagos trimestrales de 183.531,75 euros”.

El informe del Ejecutivo, sin embargo, destaca que el valor de tasación de las instalaciones sigue siendo superior al coste total de la operación financiera. Según un trabajo de Servatas en 2020 “y vigente a día de hoy”, el antiguo cuartel general de Epsilon-Euskadi está valorado en 22,8 millones de euros, incluido el túnel del viento. Hasta que lleguen compradores o arrendatarios -destaca Tapia que “no se aprecian dificultades” para posibles usos académicos y que no se ha rechazado “ninguna” oferta, sino que han decaído por diversas razones- Miñano busca ingresos destinando el local a rodajes, principalmente. “Ha generado unos ingresos de 826.359,81 euros”, enfatizado el Gobierno.

En 2019, se realizó una visita por esas instalaciones. La nave estaba abandonada, con muchísimas pertenencias de Epsilon-Euskadi todavía allí y los calendarios detenidos en 2011. Muchas de las máquinas lucían pegatinas del Gobierno central, que regó con subvenciones este plan como también lo hizo con Hiriko o, en la misma época, con la planta de purines de Karrantzako Minda, en la localidad vizcaína homónima. Arakamendi, por el contrario, no llegó a ver la luz, ya que aspiraba a abrir sus puertos en los terrenos que ocupa el Ejército en Vitoria.

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