Así sería Lugo pensado para las bicicletas
Circular en bicicleta por las ciudades gallegas sigue siendo, excepto excepciones -caso por ejemplo del centro de Pontevedra-, una actividad de alto riesgo. La apuesta por la bicicleta como vehículo de uso cotidiano, más allá del ocio y de la práctica deportiva puntual, es una prolongada reivindicación diversos colectivos como Masa Crítica y otros, que ven en las dos ruedas una vía para cambiar la movilidad en los espacios urbanos en general, priorizando las personas sobre los coches y reduciendo, además, las emisiones contaminantes. Reivindicaciones como estas, pero también estudios como el Libro Blanco del Transporte de la Comisión Europea (2011) o el Urban Mobility Package de la UE (2013), así como el Plan Director de Movilidad Alternativa de Galicia (2013) están en la base de un proyecto para dotar a la ciudad de Lugo de hasta 65 kilómetros de vías ciclistas, que el Ayuntamiento tiene sobre la mesa desde hace un año y que ahora dice estar dispuesto a comenzar a desplegar.
Este Proyecto de Promoción de la Bicicleta, coordinado por el ingeniero de caminos Jesús Martínez, propone reorientar la movilidad en la ciudad de la Muralla hacia una “cultura de la bicicleta” que, con un ojo puesto en las infraestructuras y otro en la adaptación de los vecinos, permita desplazarse por toda la ciudad sin necesidad de echar mano del coche. Se trata, dice, de “diseñar itinerarios ciclistas, no carriles bici”, con una planificación a largo plazo pero con un despliegue inicial a través de “soluciones blandas”, esto es, que no requieran una gran inversión pública, tales como “eliminación de carriles para vehículos” y de aparcamientos en superficie, traslados de zonas de carga y descarga o desplazamiento de paradas de autobús, entre otras medidas.
Basándose en estos principios el estudio propone diez itinerarios que cubren la práctica totalidad de la ciudad. Tres de ellos serían los “principales”, los primeros en implantarse: del campus universitario al centro, que rodearía gran parte de la Muralla romana -toda excepto la zona más estrecha, entre las puertas de obispo Odoario y obispo Aguirre- y el del polígono industrial de O Ceao a la zona histórica. Este sería el resultado sobre el terreno, según las simulaciones incluidas en el plan (mueve las flechas para observar el aspecto actual de la calle y el que tendría con la vía ciclista):
La propuesta remitida al Ayuntamiento plantea tres fases para la implantación del plan. La primera, de “acciones urgentes”, implicaría modificar las ordenanzas de circulación, la instalación de una amplia red de aparcamientos para bicicletas y la creación de la red principal de vías ciclistas. La segunda fase, de entre uno y dos años, ampliaría la red y los aparcamientos. Todo el proyecto, calculan, podría estar desplegado en unos cinco años al final de los cuales la inversión dedicada a construir vías, modificar intersecciones peligrosas e instalar “aparcabicis” rondaría los 1,92 millones de euros.
La posibilidad de acceder a financiación para estas actuaciones es lo que lleva al gobierno local a apostar por comenzar a aplicar un plan que, admiten, no traería consigo pocas dificultades. En declaraciones a eldiario.es el concejal de Desarrollo Sostenible, Daniel Piñeiro, explica que el Ayuntamiento prevé acceder a ayudas de la Unión Europea con las que, dice, sería posible “marcar objetivos y presupuestar actuaciones año a año” en el marco del nuevo plan de movilidad de la ciudad en general, y del plan de uso de la bicicleta en particular.
El gabinete de Lara Méndez, indica Piñeiro, se dispone a poner en marcha “mesas de trabajo” recomendadas por los técnicos municipales para “ir desarrollando el plan junto con las obras de la ciudad de manera ordenada”. En estas mesas, dice, también se sentarán personas expertas en el trabajo de “concienciación, que actúen previendo posibles conflictos” y diseñen acciones de sensibilización que vayan desde el ámbito técnico hasta el “lúdico” o propongan “experiencias piloto”, como la limitación del tráfico de automóviles en una determinada zona durante varios días.
Ejemplos como los de Vitoria o “los itinerarios seguros de Pontevedra”, dice Piñeiro, son ejemplos para el desarrollo de un plan que, asegura, también se pondrá en común “a nivel político”. En este sentido el portavoz del BNG local, Rubén Arroxo, ha realizado una primera valoración del plan instando a “apostar por la convivencia en un tráfico calmado” entre peatones y bicicletas. “Las bicicletas son parte del paisaje y no tenemos que crear cárceles en forma de carril bici”, dice el edil, que recuerda la aprobación en pleno, el pasado septiembre, de una iniciativa de Masa Crítica a favor de la limitación del tráfico rodado a 30 kilómetros por hora como primer paso para la extensión del uso de la bicicleta en Lugo.