Aviso a navegantes ante la crisis de las economías alemana y británica: Balears debe transformar su modelo turístico aprovechando la bonanza actual
Economía balear. Turismo y mucho más, jornada organizada por la delegación balear de elDiario.es, ha arrancado con una mesa en la que se ha debatido y analizado el tejido empresarial de un archipiélago donde todos los sectores económicos acaban, antes o después, teniendo relación con la principal fuente de riqueza: la industria turística. Esther Ballesteros, redactora de la edición balear de este medio, ha repartido juego entre unos ponentes que han hablado sobre la mezcla de tradición y vanguardia que caracteriza la economía insular.
“Hubo un pasado industrial importante en Mallorca y Menorca y, en la actualidad, aunque parezca que sólo tenemos turismo, hay un caldo de cultivo para que ese tipo de proyectos de carácter industrial ocurran. Están muy relacionados con la oferta turística. Y, otra cuestión: se habla mucho de digitalización como motor transformador de la economía, pero para llevarla a cabo necesitamos de personas dispuestas para emprender: Balears cuenta con cultura de emprendimiento, algo que no sucede en todas las regiones de España”, ha comentado José Antonio Roselló.
El representante ibicenco de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) también ha lanzado un aviso a navegantes con una imagen marinera: “Lo peor que te puede pasar en alta mar es que choquen dos olas: provocarán una tercera ola que no sabes hacia dónde se dirigirá. Por primera vez, nuestro turismo va bien mientras la economía de los mercados emisores (Alemania, Reino Unido, países nórdicos) se desacelera. ¿Qué ocurrirá? No lo sabemos, pero debemos estar prevenidos”.
Silvia Delgado, directora gerente de la Agencia de Desarrollo Regional de las Illes Balears, ha ahondado en la idea de las posibilidades que brinda la transformación tecnológica: “Las nuevas tecnologías permiten que se abran nuevas oportunidades de negocio. De forma muy rápida puedes llegar a cualquier parte del mundo. Es importante que los procesos en la industria y los servicios mejoren. Tenemos la oportunidad para medir el impacto que la industria turística tiene en el territorio”.
“Hablamos de turismo e industria como cosas separadas. Hay que hilarlo todo: el turismo debe ser la palanca que haga crecer, por ejemplo, la economía agro”, ha comentado, por su parte, José Mañas. Al ser miembro de la junta directiva de la Asociación Balear de Empresas de Software, Internet y Nuevas Tecnologías, ha utilizado una metáfora que firmaría cualquier desarrollador informático: “Las empresas turísticas baleares deben pensar en colectivo, como destino: ¿qué es lo que tenemos en común y nos beneficia a todos? Mar limpio, aire puro, aeropuerto que funcione… Así se puede generar una competencia sana que no vaya en declive con las personas y la economía local. Para ello, necesitamos más open source, código abierto”.
Es decir, el diseño y la programación del software que se distribuye de forma libre. Sin tasas ni licencias. Un conocimiento común que debe compartirse para, en el caso de estas islas, mejorar los niveles económicos, sociales o naturales.
Sobre el frágil equilibrio ambiental del archipiélago ha reflexionado el cuarto contertulio. Martín Ribas es director general de Endesa en Balears y, por tanto, conoce de primera mano la cifra que ha puesto encima de la mesa: “Vivimos un momento de bonanza: hay que aprovecharlo para atacar problemas estructurales. Uno de ellos es que somos una comunidad excesivamente dependiente de los combustibles fósiles. El 95 por ciento de nuestra energía depende de esa fuente de energía”. Y ha profundizado en por qué considera fundamental apostar de forma decidida –y urgente– por las renovables: “El cambio climático y la geopolítica tienen un rol que no es menor. Hay que trabajar en sostenibilidad. Nos permitirá meternos en el tren de la revolución energética. Hay que subirse en la locomotora, no en el vagón de cola”.
Como ejemplo, a no seguir, Alemania, “perjudicada” por su excesivo consumo de gas ruso. Pero Ribas ha querido también lanzar un mensaje optimista: “Hay tecnología madura (es decir, asequible) para descarbonizar los usos fósiles: la movilidad terrestre, las bombas de calor… Podemos generar conocimiento y riqueza que se pueda exportar después en forma de tecnología”.
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