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Libreros e ilustradoras difunden el cómic de las kellys censurado por el PP: “Han provocado un 'efecto Streisand'”

Laura Marte, María Bonnin y Blanca Jaume atienden a elDiario.es en el Parc de les Kellys de Palma.

Pablo Sierra del Sol / Francisco Ubilla

Mallorca —
14 de mayo de 2024 22:01 h

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Blanca Jaume vio la viñeta en una fotografía que encontró en la web de un periódico. Era la imagen de una habitación de hotel transformada en un estercolero después de una noche de fiesta y comida basura. “No fue un calco, sino una inspiración. En esa imagen estaba todo lo que quería reflejar”, explica. Se puso a dibujar y entre las sábanas revueltas aparecieron cajas y porciones de pizza, bolsas abiertas de patatas, latas de cerveza a medio vaciar. Manchó de grasa las cortinas y la cristalera del balcón. Esparció ropa interior aquí y allá. Junto a una lámpara vencida sobre la mesilla, colocó dos cigarros medio apagados sobre el mueblecito. El cenicero sólo estaba a un par de centímetros.

“También leí que no era extraño encontrar condones usados colgando del ventilador”. La viñeta la dibujó en 2022 y, entonces, Blanca Jaume buscaba fuentes para rematar uno de los proyectos “más especiales” en los que se ha embarcado esta ilustradora y cartelista mallorquina. Junto a Laura Marte, guionista del cómic, es la autora de Les Kellys. Col·lectiu en lluita pels drets de les dones. Fue un encargo del Consell de Mallorca, que, hace poco más de un año, cuando gobernaba la izquierda, mandó 3.000 ejemplares a la imprenta. Hace dos meses exactos, la propia institución, en manos ahora de la derecha, censuró la obra eliminándola de su web. Entre medias, un vuelco electoral cambió el color político en el gobierno insular: una coalición formada por PSIB-PSOE, Més per Mallorca y Podemos dio paso a un ejecutivo donde Vox ejerce de socio del PP. 

Cuando a principios de marzo Rosa Cursach vio que el cómic protagonizado por las mujeres que limpian los hoteles era el único que faltaba en el apartado de la web del Consell donde puede consultarse y descargarse la colección Mallorca té nom de dona (Mallorca tiene nombre de mujer, en castellano) lo atribuyó “a un error informático”. “Sabíamos que habían estado haciendo cambios en la página de la institución. Creímos que podría tratarse de un error, y que si no lo era, ante el hecho de que nos hubiéramos dado cuenta, lo volverían a colgar”, explica la consellera de Més. Su grupo político registró una pregunta escrita que pedía explicaciones. Luego, en el pleno del 13 de marzo, aprovechando una moción sobre el Día de la Mujer, los ecosoberanistas instaron al equipo de gobierno a republicarlo. El PP votó en contra y la respuesta de Antoni Fuster, conseller de Presidència, fue ambigua: “Defendemos el papel de las kellys, pero lo que no se puede hacer de ninguna manera es defender a un colectivo atacando a otro”.

Días más tarde, Més recibió la respuesta de la pregunta que habían formulado: remitía a lo dicho en el pleno. La opinión se mantiene ocho semanas después. Consultado expresamente por elDiario.es, el gabinete de prensa del Consell de Mallorca repitió, por escrito, el argumento que dio el conseller de Presidència para censurar el cómic de las kellys: “No se puede olvidar que la web es la imagen de una institución y de sus políticas, un lugar que tiene la obligación de representar a todos los mallorquines; por eso, la defensa justa de un colectivo no debería vulnerar la imagen de otro”. Debido a un viaje a Bolivia con el Fons Mallorquí de Cooperació fue imposible preguntarle directamente a Fuster si se refería en concreto a los empresarios de la hotelería. Su equipo de prensa aclara que, lógicamente, se refiere al sector hotelero.

El PP considera que 'la defensa justa de un colectivo no debería vulnerar la imagen de otro', en referencia a que el cómic de las kellys ataca al sector hotelero

Según Rosa Cursach, “este acto de censura demuestra que gobiernan pensando en ellos y no en la ciudadanía”. Este periódico también intentó obtener el punto de vista de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca sobre la eliminación del cómic de la web del Consell, pero la patronal ha preferido no pronunciarse. Como respuesta, adjuntó un comunicado de prensa reciente que explica sus actuaciones para cumplir con la obligación de medir las cargas de trabajo de las limpiadoras.

Laura Marte ríe cuando se le pregunta su punto de vista sobre el asunto. Responde interrogando, “¿por qué sólo se ha retirado el último cómic?” y, sin que medie pausa, se contesta: “Porque son las únicas mujeres representadas que están vivas. En su imaginario les gustan más las mujeres muertas. O calladas”. Las protagonistas de cinco de las siete publicaciones que precedieron a Les Kellys. Col·lectiu en lluita pels drets de les dones (Catalina Homar –una emprendedora agrícola–, Clara Hammerl –impulsora de Caixa Colonya–, Margalida Jofre –activista por los derechos de las personas sordas–, Dorothea Minola Alice Bate –paleontóloga, zoóloga y ornitóloga inglesa que descubrió el myotragus balearicus–, Aurora Picornell –víctima del fascismo por su militancia comunista, laicista y feminista– y las gabellines –las mujeres de Capdepera, las primeras mallorquinas que se emanciparon y alfabetizaron gracias a la gestión de la industria de la llata, el palmito) vivieron entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.

También aparecen en la colección otros oficios, como las zapateras o las perleras. Tradicionales y ejercidos por mujeres, pero ya no representativos de la principal fuente de riqueza de Mallorca. El boom turístico los desplazó a un segundo plano a partir de los sesenta, el momento en que arranca un cómic dividido en dos espacios temporales. El primero (hasta la muerte de Franco) narra las reivindicaciones semiclandestinas de unas limpiadoras que se negaron a trabajar más de ocho horas por jornada y a pagarse de su bolsillo un uniforme donde exigieron pantalones en vez de falda. En plena dictadura.

El segundo (desde 2014, el verano de la indignación kelly, cuando aparecieron y estrecharon lazos asociaciones en destinos como Benidorm, Canarias, Málaga, Sevilla, Barcelona o Balears) cuenta las conquistas de la última década. El avanzado convenio de hostelería que se firmó en 2016 (más de 20 mil euros de sueldo bruto anual y dos días libres) en las Islas. El reconocimiento de las dolencias laborales (excluyendo el dolor crónico de espalda o las varices), la prohibición de la externalización que precarizaba nóminas y horarios. Las camas elevables y rodantes (“si un hospital tiene ese tipo de camas, ¿por qué tantas reticencias para que las tenga un hotel? facilita muchísimo nuestro trabajo”, se cuestionan las kellys). La obligación de medir las cargas de trabajo, un asunto que genera controversia tras el cambio de color político. El granito de arena de las camareras de piso baleares en la Ley del Trabajo (una viñeta ilustra la videollamada que mantuvieron las kellys en plena pandemia con Yolanda Díaz e Irene Montero): la derogación de la reforma laboral del primer gobierno Rajoy acabó con los contratos fijo-discontinuos y evitó la rotación laboral no deseada. Ahora, si un empleado de hotel cambia de empresa es porque le ofrecen algo mejor. Antes, muchas veces, era para evitar convertirlo en empleado indefinido.

El desfase entre las condiciones de las kellys y el maná turístico lo marcan las cifras de visitantes que recibió el archipiélago. Esta cronología está reflejada en el cómic. Tras subir hasta los 16 millones en los años previos a la pandemia, en 2022, al caer las restricciones, regresaron las cifras de 2014: 13,5 millones. El crecimiento era imparable. Fuera de la edición, de hecho, quedaron los 17,8 millones del año pasado. Récord histórico. Y, entre medias, el esfuerzo, las secuelas y las presiones que, según explican ellas mismas, soporta el personal, casi exclusivamente femenino, que mantiene la higiene en los hoteles.

Las limpiadoras como sujeto artístico 

Laura Marte conocía de primera mano lo que escribía. Como directora insular d'Igualtat, Rosa Cursach pensó en ella como guionista porque en los últimos años ha elaborado diferentes proyectos de arte referencial para narrar el trabajo –y los efectos sobre su salud física y emocional– de las camareras de piso. Una serie fotográfica, ArxiuKelly, un videoclip con la rapera Mamá Fiera, una obra de teatro del periodista y dramaturgo Rafa Gallego, o la colaboración de la propia Marte para organizar en Palma el II Congreso de las asociaciones que forman Kellys Unión a nivel estatal, le daban fondo para preparar las entrevistas que realizó a limpiadoras jubiladas y en activo.

Esos testimonios articulan la estructura de un cómic que no obvia “realidades tan desconocidas como necesarias de explicar”. El agravio comparativo entre los sueldos de los camareros de bar y las camareras de piso o el papel de algunas gobernantas inmisericordes para que la faena se cumpla –ratios de veinte habitaciones por limpiadora– están reflejados de forma explícita. “Por el estrés, muchas kellys toman pastillas para poder dormir y pastillas para despertarse”. Lo dice Blanca Jaume, que añade: “Teníamos que explicar una lucha que abarca seis décadas en apenas quince páginas, de una forma sencilla y, siempre que fue posible, tirando de humor e ironía”. 

Por el estrés, muchas kellys toman pastillas para poder dormir y pastillas para despertarse. Teníamos que explicar una lucha que abarca seis décadas en apenas quince páginas, de una forma sencilla y, siempre que fue posible, tirando de humor e ironía

Blanca Jaume Ilustradora

La dibujante y la guionista acabaron “contentas” con el resultado porque, antes de cerrar la edición, contaron con el beneplácito de las kellys que habían compartido sus vivencias. Ahora, a la historia le ha crecido un epílogo inesperado: la respuesta a la censura del Consell de Mallorca.

La primera reacción fue de Kellys Unión Balear. “A nosotras nos sentó mal, sobre todo por ser el único que se ha retirado. No se hizo para que un colectivo atacara a otro: simplemente, es una pequeña historia, en viñetas, de cómo han ido evolucionando el turismo y las camareras de piso mallorquinas. Yo, que ya tengo cincuenta y cuatro años y llevo más de veinticinco como kelly, he aprendido muchísimo escuchando a las compañeras, ya jubiladas, que han colaborado con el cómic. Ahora sigue habiendo miedo de que tu nombre aparezca registrado en un papel como sindicalista, pero sólo ellas saben el riesgo de sindicarse en los tiempos de la dictadura. De decisiones tan valientes como la huelga del Hotel Bellver vienen los derechos que hemos conseguido después”, reflexiona Sara del Mar García. Ella es la cara visible de esta asociación que conforman, aproximadamente, el 10 por ciento de las 30 mil camareras de piso que trabajan en la isla. En la cuenta de X del colectivo publicaron el 14 de marzo: “Si pensáis que por quitar nuestro cómic de la web nos vais a invisibilizar, lo lleváis claro, ya lo estuvimos por muchos años, ahora más que nunca la lucha continúa”. 

A nosotras nos sentó mal, sobre todo por ser el único cómic que se ha retirado. No se hizo para que un colectivo atacara a otro: simplemente, es una pequeña historia, en viñetas, de cómo han ido evolucionando el turismo y las camareras de piso mallorquinas

Sara del Mar García Presidenta de Kellys Unión Balear

“La respuesta ilustrada”

Un día después comenzó lo que Blanca Jaume ha bautizado como “la respuesta ilustrada”. “Francesc Capdevila [el dibujante Max] creó Invisibilitza’m si pots, un perfil en Instagram donde decenas de artistas y viñetistas; la mayoría, mallorquines pero también de otros lugares, han ido aportando sus propias ilustraciones sobre las kellys y la eliminación del cómic”.

El escritor y guionista Enric Pujadas, a través de su blog Papel en Blanco y de su perfil de X, les brindó “mucha ayuda” para difundir un acto de censura que, para Marte y Jaume, tiene “más de simbólico” que de efectivo. “El cómic puede encontrarse gratuitamente en librerías, también está en centros de educación públicos y se puede descargar de webs como la del Clúster [de Còmic i Nous Mèdia de Mallorca]. Sabían que no podían hacerlo desaparecer del mapa, pero borrándolo de la web buscan restarle legitimidad”, dice la guionista.

“El encargo que nos hicieron oficializó una protesta. Nosotras no atacamos a nadie con el texto y las viñetas que creamos. Simplemente, explicamos una historia desde el punto de vista de sus protagonistas. Yo, por ejemplo, descubrí que muchos trabajadores, sobre todo los que emigraban desde la península, dormían apelmazados en los almacenes de los hoteles”, explica la viñetista. En un homenaje explícito a Francisco Ibáñez, Jaume y Marte le enseñan al lector esta y otras realidades ocultas presentando un hotel cualquiera de cualquier zona turística de Mallorca como el 13 Rúe del Percebe. “Ocurrió y no se ha contado lo suficiente. Si PP y Vox hubieran sido listos, habrían alargado Mallorca té nom de dona con un cómic sobre las collidores d’oliva y su papel en la industria del aceite mallorquín y nadie se acordaría de la obra que hicimos con las kellys. Censurándolo han provocado un efecto Barbra Streisand”, comenta en referencia al fenómeno por el que un hecho que se quiere ocultar acaba siendo más difundido y conocido, precisamente por ese afán de silenciarlo.

El encargo que nos hicieron oficializó una protesta. Nosotras no atacamos a nadie con el texto y las viñetas que creamos. Simplemente, explicamos una historia desde el punto de vista de sus protagonistas. Yo, por ejemplo, descubrí que muchos trabajadores, sobre todo los que emigraban desde la península, dormían apelmazados en los almacenes de los hoteles

Laura Marte Guionista

Sant Jordi fue la oportunidad perfecta para devolver el cómic a la calle. Las autoras recibieron unas cajas que guardaban un puñado de ejemplares –150 aproximadamente– que no se habían repartido durante la última edición de Còmic Nostrum, el festival más importante de este género que se celebra en Mallorca. Hablaron con librerías –Ramon Llull, Llibreria Pròpia, y las especializadas Gotham Còmics y Univers del Còmic– y espacios artísticos –Tallers16 y Estiu Concept Store– y el 23 de abril las entregaron en sus puestos durante el Día del Libro. Los ejemplares que sobraron han estado expuestos durante semanas en estanterías, mesas, mostradores y, también, algún escaparate de estos negocios culturales.

Resignificación y orgullo

Pese a estar muy extendida en el habla popular, la búsqueda de la palabra kelly en el diccionario de la Real Academia Española sigue sin dar resultado. La Fundación del Español Urgente recoge esta voz explicando que se trata de una palabra formada a partir de la expresión “las que limpian”. El Ayuntamiento de Palma incluyó el término en el plano de la ciudad a finales del pasado mandato. El Parc de les Kellys está situado a pocos metros de las playas de Llevant, en el meollo de hoteles que se levantaron sobre la antigua possessió de Son Sunyer.

Allí fotografiamos a Blanca Jaume y Laura Marte para este reportaje sobre la obra censurada. Traen y muestran algunos cómics que conservan. La guionista ha pasado expresamente por casa de Maria Bonnín para recoger a una de las pioneras que organizaron la lucha sindical de las kellys. Ya jubilada, su relato, junto al de otras compañeras generacionales como Antònia Andani, elaboraron el cómic. Por eso, las autoras consideran “imprescindible” que Bonnín aparezca en la imagen. “Ella representa a todo el colectivo”, precisa Marte. El parque, en “la periferia” turística de la ciudad, lo consideran “un lugar ideal para evidenciar que la lucha sigue porque todos los derechos se obtienen peleando”. 

La decisión del anterior equipo de gobierno municipal de renombrar esta zona verde también generó críticas, como la de la hotelera Carmen Riu, que lo consideró una falta de respeto para las trabajadoras. Sin embargo, el término, si tuvo carácter despectivo, hace tiempo que lo resignificaron las propias camareras de piso al usarlo para dar nombre a las asociaciones que nacieron alrededor de 2014. Así lo hicieron constar públicamente.

Sara del Mar García explica “que es casi imposible hacerlo en privado con la patronal” porque desde que se constituyó Kellys Unión Balear “no han tenido ”ni un solo encuentro formal con ellos“. ”Incluso, nos hemos enterado de que alguna vez han rechazado participar en tertulias de radio al saber que también estaríamos nosotras. De momento, ni con el Consell ni con el Govern hemos podido sentarnos desde que entró el PP hace un año. Con Marga Prohens coincidimos el 1 de Març y nos dijo que había estado muy ocupada, pero que nos veríamos“, dice la líder sindical. En la respuesta escrita que el Consell de Mallorca remitió a elDiario.es, se recalca el compromiso de los dirigentes actuales por mejorar las condiciones laborales de las limpiadoras de hoteles. 

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