El ataque ultraderechista de Alemania sigue el patrón de atentados supremacistas de EEUU
Según expertos en terrorismo, el atentado contra dos bares en la ciudad alemana de Hanau sigue el patrón de una serie de ataques globables motivados por la ideología supremacista blanca. El hombre al que las autoridades identificaron como autor de la masacre es un alemán de 43 años obsesionado por Estados Unidos y las teorías de la conspiración, según los vídeos y documentos subidos a Internet que están siendo investigados por la policía alemana.
En un vídeo publicado en YouTube con el mismo nombre que aparece en el sitio web donde se alojaba el manifiesto, se habla de una conspiración para torturar y abusar de niños en lugares secretos de Estados Unidos. Varios expertos en extremismo global destacan los paralelismos con teorías de la conspiración extendidas entre la extrema derecha estadounidense.
Una de ellas es la teoría del Pizzagate , que en 2016 llevó a un estadounidense a entrar armado en una conocida pizzería de la ciudad de Washington creyendo que allí operaba una red secreta de abuso de niños dirigida por políticos demócratas de alto rango. En esa ocasión, el atacante disparó su rifle militar dentro del restaurante, pero nadie resultó herido.
Según la doctora Joan Donovan, experta en tecnología y extremismo online de la Universidad de Harvard, el atentado de Hanau demuestra que “las teorías de la conspiración difundidas por estadounidenses a través de foros que en su mayoría son estadounidenses tienen efecto en otros lugares”.
Aun no se han encontrado pruebas que vinculen al presunto atacante de Hanau con grupos o personas conocidas por su ideología extremista, pero los analistas creen que tanto el manifiesto publicado en Internet como las nueve personas que eligió asesinar dejan claro que el ataque forma parte del patrón de terror de los supremacistas blancos.
Marilyn Mayo, investigadora principal del Centro sobre Extremismo de la Liga Antidifamación, apunta que el atacante “tenía como objetivo unos lugares concretos en los que sabía que encontraría a migrantes”. “En sus acciones, se dirigió a los grupos que pensaba que eran perjudiciales para Alemania y destructores de la sociedad y la cultura alemanas”, añade.
Las nueve personas asesinadas en los dos bares de shisha de Hanau eran de origen extranjero, muchas de ellas de nacionalidad turca. Según los primeros informes, los empleados de los bares atacados también se cuentan entre los muertos, y una de las víctimas podría ser una madre embarazada de 35 años. Las personas de origen turco representan la principal minoría étnica de Alemania.
El atacante estaba motivado por una “mentalidad profundamente racista”, según han afirmado las autoridades alemanas. El tiroteo está siendo investigado como un acto de terrorismo interno.
Mayo recuerda que el hombre sospechoso del ataque hablaba en sus publicaciones online sobre “los logros del pueblo alemán frente a los de inmigrantes no blancos”, sobre “crímenes cometidos por inmigrantes no blancos”, o sobre cómo “los alemanes que lo permiten son parte del problema”. Esta fijación por los “crímenes cometidos por inmigrantes no blancos” es una preocupación central de los políticos racistas más conocidos de Estados Unidos, el Reino Unido y Europa, así como de los anteriores asesinos nacionalistas blancos.
El auge global del supremacismo blanco
Según Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en la Universidad del Estado de California (San Bernardino), “lo que está teniendo lugar ahora es un supremacismo blanco integrado a escala mundial”.
En opinión de Donovan, experto de Harvard en extremismo online, Internet está ayudando a los “nacionalistas” extremistas a encontrar una causa común entre los diferentes países promoviendo “la idea de que si se actúa y se cometen actos de violencia en un país es por el bien de la raza blanca a nivel mundial”.
A diferencia de los manifiestos en anteriores ataques relacionados con el supremacismo blanco, las publicaciones online que se están investigando por los asesinatos de Hanau son incoherentes, no incluyen ningún homenaje directo a otros atacantes o ataques del supremacismo blanco y en ellas se habla de cosas como el control mental y otros delirios persistentes.
Según Mayo, las publicaciones también incluyen referencias a “diferentes teóricos de la conspiración estadounidense y canadiense, así como a investigadores que creen en las abducciones extraterrestres y en los OVNI”.
Los expertos en radicalismo subrayan la importancia que se da en el manifiesto de Hanau a lo apartado que el autor se siente de las mujeres y a su incapacidad para encontrar pareja, un tema que se repite entre los argumentos misóginos de los últimos asesinatos múltiples contra mujeres en EEUU y Canadá. Como en muchos otros tiroteos estadounidenses, en el ataque de Hanau también hay un vínculo con la violencia contra las mujeres: las autoridades dicen que, antes de suicidarse, el atacante fue a su casa y mató a su madre a tiros.
Según Levin, el director del Centro para el Estudio del Extremismo, muchas de las personas que protagonizan actos de “violencia simbólica múltiple” actúan incitadas por varios factores, algunos primarios y otros secundarios. Desde razones ideológicas, venganzas o de beneficio personal hasta problemas emocionales y psicológicos.
Las personas con enfermedades mentales graves tienen más probabilidades de convertirse en víctimas de estos actos de violencia antes que en atacantes, según las últimas investigaciones. Entre otros factores, los comportamientos violentos previos predicen mucho mejor un caso de violencia extrema que los problemas de salud mental.
En Alemania, el atentado de Hanau llega después del asesinato a un político local que había hablado en defensa de los refugiados. También hubo dos muertes en el tiroteo múltiple de una sinagoga y un negocio de kebab en Halle. Lo más probable es que en Halle habría que lamentar más muertos de no ser porque el atacante usó armas de fuego hechas a mano y funcionaron mal durante la agresión.
A nivel mundial, los atacantes supremacistas blancos han cargado contra sinagogas en Estados Unidos y en Alemania; contra mezquitas, en Inglaterra, Noruega y Nueva Zelanda (Christchurch); y contra un Walmart en El Paso, cerca de la frontera que en Texas separa a EEUU de México. Algunos atacantes describen a los migrantes como “invasores” y se explayan sobre la idea de que hay una conspiración contra la raza blanca protagonizada por judíos, feministas y votantes de izquierdas.
“El objetivo de la violencia es que la gente vaya a leer el manifiesto”, dice Donovan, en relación a los ataques motivados por una ideología. En su opinión, si las redes siguen facilitando que se lean estos textos o incluso que se vean las imágenes del ataque en directo, “seguiremos viendo esa misma táctica una y otra vez”.
Donovan también dice que, al menos en Twitter, los mensajes celebrando el ataque o el manifiesto del asesino de Hanau no están siendo tan difundidos como durante los ataques de marzo a las dos mezquitas de Christchurh (en los que murieron 51 personas). En su opinión, los cambios en las políticas de Twitter, la desorganización de los grupos supremacistas, el veto en las redes a cierto tipo de usuarios y la costumbre de los medios alemanes de no usar el nombre completo del atacante pueden haber ayudado.
Traducido por Francisco de Zárate
6