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Trump declara la guerra a la prensa en su primer día como presidente

El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la sede de la CIA, este 21 de enero de 2017.

EFE/eldiario.es

Washington —

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiso hacer las paces este sábado con los servicios de inteligencia con su visita a la CIA y, a la vez, declaró la guerra a los medios de comunicación, ignorando las masivas protestas en su contra, especialmente la celebrada en Washington, en su primer día completo en el cargo.

A Trump le molestaron las imágenes que aparecieron en televisión y redes sociales que demostraban que la asistencia a la concentración de Washington fue muy superior a la que se produjo en el acto de su juramento del cargo. Hasta tal punto llegó su enfado que envió a su portavoz, Sean Spicer, a la sala de prensa para que echara una bronca a los periodistas, negándose además a responder a sus preguntas.

Spicer dijo que Trump había congregado “a la mayor audiencia que haya presenciado nunca la inauguración” de una nueva presidencia –lo que es falso– y denunció que las fotos aéreas habían sido editadas “para minimizar el enorme apoyo visto en el National Mall”, sin dar ninguna prueba de su acusación. 

Tras asistir con su familia a un servicio religioso en la Catedral Nacional de Washington que puso fin a los actos oficiales de su investidura, el nuevo presidente se desplazó a Langley (Virginia) para visitar la sede central de la CIA.

La relación de Trump con los servicios de inteligencia del país ha sido bastante tensa en las últimas semanas, sobre todo por las reticencias del mandatario a dar por buena la conclusión, compartida por la CIA y el FBI, de que Rusia orquestó una estrategia de ciberataques para ayudarle a ganar las elecciones presidenciales.

Rusia ha negado su implicación en esos ciberataques y Trump se mostró escéptico al respecto hasta el 11 de enero, cuando reconoció por primera vez que Moscú estuvo detrás de ellos.

Trump llegó a la CIA con un mensaje claro para toda la comunidad de inteligencia, lo contrario de lo que dijo sólo diez días antes: “De verdad les apoyo”, les dijo el sábado. “No hay nadie que tenga una mejor consideración de la comunidad de inteligencia que Donald Trump”, subrayó el mandatario entre aplausos, muchos de ellos procedentes de la gente de su equipo que le acompañaba en la visita.

“Les quiero. Les respeto”, comentó también Trump, quien enfatizó, por otro lado, que es necesario “deshacerse” del Estado Islámico (EI) y que el “terrorismo radical islámico” debe ser “erradicado”.

No fue eso lo que dijo cuando la CIA, el FBI y la NSA hicieron público un informe para acusar a Rusia de intentar interferir en la campaña electoral para favorecer la elección de Trump (la CIA y el FBI están convencidas de ello; la NSA no tiene la misma seguridad). “Creo que es una desgracia que los servicios de inteligencia hayan permitido (que se difunda) información tan falsa. Creo que eso es algo que la Alemania nazi habría hecho y que hizo”. 

En Twitter, se preguntó: “¿Es que estamos viviendo en la Alemania nazi?”.

Trump eligió para su discurso de 15 minutos un lugar especialmente importante para la CIA, el memorial que recuerda a los agentes muertos en acto de servicio. Cada una de las estrellas que hay en la pared situada detrás de Trump en su intervención representa a un agente muerto, aunque no aparece su nombre.

“Estoy embarcado en una guerra contra los medios de comunicación”, dijo el presidente en su intervención. “Están entre los seres humanos más deshonestos del planeta, y quieren hacernos creer que tengo un conflicto con los servicios de inteligencia”.

Hay también otro motivo para esta guerra contra los “deshonestos” periodistas a los que acusó de mentir sobre las cifras de asistencia a su investidura presidencial este viernes. Trump dijo que en su inauguración pudo haber entre un millón y 1,5 millones de personas, un cálculo imposible según las fotos aéreas conocidas.

A falta de datos oficiales, las imágenes dejan claro que las cifras de asistencia a la investidura de Trump quedaron lejos de los 1,8 millones que acudieron a la primera toma de posesión de Barack Obama en 2009.

Trump continuó con sus amenazas a los periodistas: “Les cogimos en una gran mentira y creo que van a pagar un alto precio por ello”.

Su portavoz insistió después en el mismo mensaje. El Gobierno de Trump va hacer que la prensa “rinda cuentas”, ya que “el pueblo estadounidense merece algo mejor”, subrayó Spicer en un tono desafiante.

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