28 millones de niñas y niños de países en guerra sin derecho a la educación
El derecho a la educación que forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 26) no está garantizado. Al menos 28 millones de niñas y niños que viven en países con conflictos armados tienen coartado su derecho a la educación, informó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo 2011, el organismo de Naciones Unidas detalló que los conflictos bélicos exponen a niñas y niños al riesgo de ser víctimas de violaciones y otros abusos sexuales.
Además, prosiguió, la violencia armada propicia ataques contra las escuelas y atentados contra los Derechos Humanos (DH).
La UNESCO explicó que las consecuencias del abuso sexual en la población infantil aumentan la deserción escolar en los países que padecen conflictos armados.
La violencia contra las niñas y niños menoscaba su autoestima, afecta a sus resultados educativos y tiene efectos inmediatos y a largo plazo en su salud psíquica y física, así como en su autonomía social y económica.
En el caso de las niñas, advirtió, muchas de ellas abandonan la escuela debido a embarazos no deseados, abortos practicados en malas condiciones o el contagio de infecciones de transmisión sexual.
A pesar de que el abuso sexual está clasificado como crimen de guerra en el derecho humanitario , los casos raramente alcanzan debido proceso judicial pues las personas que sufrieron agresiones no denuncian o sus voces no son escuchadas lo que fomenta la impunidad, alertó la UNESCO.
De los niños del mundo en edad de ir a la escuela primaria que están sin escolarizar, un 42 por ciento, esto es 28 millones, vive en países pobres afectados por conflictos.
En el capítulo “Una crisis encubierta: conflictos armados y educación”, el organismo documentó que entre 1999 y 2008, 35 países del mundo se vieron afectados por conflictos armados.
“Los sistemas educativos se hallan en primera línea de esos conflictos, porque los combatientes consideran ‘legítimo’ lanzar ataques contra los edificios de las escuelas, los alumnos y los maestros”, advirtió.
Puso como ejemplos que en Afganistán, los ataques perpetrados contra centros escolares van en aumento: 347 en 2008 y 613 en 2009, como mínimo. Grupos de insurgentes en Pakistán han perpetrado numerosos ataques contra escuelas femeninas, incluyendo uno en el que 95 niñas resultaron heridas.
En el norte del Yemen, 220 escuelas han sido destruidas, dañadas o atacadas durante los combates entre fuerzas gubernamentales y grupos rebeldes entre 2009 y 2010.
“En muchos países, las violaciones y otros abusos sexuales se han convertido en armas de guerra. La atmósfera de inseguridad y temor creada por las violencias sexuales hace que muchos niños –y sobre todo niñas– se vean en la imposibilidad de ir a la escuela”, informó la UNESCO.
Explicó que la violencia sexual tiene un impacto devastador en la educación: daña el potencial para aprender de las víctimas, crea un clima de miedo que hace que las niñas se queden en casa y lleva a la ruptura de muchas familias, lo que deja a niñas y niños sin un entorno adecuado para su educación.
La UNESCO exigió que se ponga fin a la cultura de impunidad que se da en torno a la violencia de carácter sexual, intensificando la vigilancia de los atentados contra los DH que afectan a la educación, aplicando las normas del Derecho Internacional vigente y creando una comisión internacional sobre las violaciones y los abusos sexuales que esté respaldada por la Corte Penal Internacional.
El informe puede descargarse en el sitio web http://www.unesco.org
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