Una alegre mutación

Una alegre mutación

Rioja2

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Parece increíble, inimaginable que un equipo que hace quince días fue prácticamente humillado en 17 minutos se haya repuesto con una goleada, 4-0, lógica ante la abismal diferencia ofrecida en Las Gaunas entre la UD Logroñés y el Navalcanero, un rival que parecía menor, que no sabía ni qué hacer, por momentos, y que ha vivido una de sus peores tardes por culpa de un bloque, el riojano, que ha ejecutado a la perfección lo trabajado durante la semana.

Eso que a Rafa Berges no le salía, con Sergio Rodríguez, hasta la fecha, sucede. Cuatro choque, tres victorias y un empate; 10 goles a favor y 1 en contra. Espectacular. Pero si el fin ha sido satisfactorio, el camino encontrado, también. Porque la mutación existe para alegría de una afición que empezaba a cansarse. En este sentido, con el técnico logroñés la UDL ha escogido otra vía para alcanzar la meta, en este caso, el gol.

Con la llegada de Sergio Rodríguez hay paciencia, tranquilidad, pases, multitud, muchas triangulaciones y circulaciones para mover al adversario. La importancia del pase es máxima para, en definitiva, tener un mayor control del juego que en anteriores citas. También hubo centros, pero unos cuantos sin remate. El Navalcanero estuvo arrinconado, atrincherado, no sabía ni cómo meter un susto, ni cómo sacudir el aplastante dominio. Esta situación, hace unas jornadas, hubiera sido improductiva porque el contrincante hubiera lanzado una contra y habría marcado.

PASES Y PRESIÓN

Ahora, la UDL se siente cómoda. Bastante. Lo escenifica bien. Mueve el balón de un lado a otro del campo, en ocasiones los laterales ejercen de asistentes y rematadores, como el centro de Paredes y el remate de Julio Rico que se quitó de encima Olmedo con los puños. Muneta, partiendo de fuera, insiste en convivir por dentro para tener la superioridad en la medular. Espina y Coulibaly, brillante debut en Las Gaunas por su esfuerzo, entrega, generosidad, buenos movimientos y calidad técnica, además de potencia y velocidad. Por si acaso, romper la monotonía, Caneda lanzaba diagonales para tratar de sorprender a la zaga rival con Reguilón en velocidad. Alternancia que dan riqueza al ataque posicional de los blanquirrojos.

Los tiempos han cambiado en Las Gaunas. Por de pronto se consigue un hito esta campaña, encadenar dos victorias. Pero si el ataque ha buscado un nuevo estilo, en defensa el cuadro blanquirrojo también ha variado su discurso. Deja salir, espera a su oponente y luego va a por él, lo ahoga. Además, uno de los aspectos en los que más ha incidido el nuevo cuerpo técnico desde su llegada es la forma de presionar cuando pierde la pelota. No hay tiempo ni para pensar, en el momento que un jugador blanquirrojo pierde el esférico vuela en aras de recuperarlo y todo el bloque acompaña, acompasado, confiado del robo y de que el balón va a volver a ser de los logroñeses.

Así se comprende que el Navalcarnero casi no pasar de su campo en una primera mitad en la que sólo se estiró merced a dos contras. Dos transiciones ofensivas que concluyeron con un centro de Nacho Buil que no encontró rematador y con un saque de esquina sin consecuencias porque el remate de Alonso se marchó alto. El resto, los 45 minutos, fue un constante ir de la UDL en busca de la meta de Olmedo. Hubo minutos en los que la insistencia y el tiempo en área rival fue mayor. Otros en los que se encontraba la profundidad pero o no había un buen centro o el remate no llega, como un envío de Reguilón que tuco su continuidad posterior con un cetro de Espina que remató Coulibaly.

Cierto que hubo fases recuperación, como de tiempos muertos que servían para respirar a ambos contendientes. Mantener el mismo ritmo todo el rato era impensable. Sin embargo, durante ese momento de sesteo, de aparente relajación, apareció Muneta para inventarse un pase al espacio para que Reguilón le ganara la espalda a su par, pisara área y chutara para superar a Olmedo. Sin tiempo para que el Navalcarnero lo asimilara Coulibaly la ponía desde la derecha, un defensor metía la pierna el balón salía elevado y Espina, de volea, en el punto de penalti no se lo pensó para hacer el 2-0 en un visto y no visto. Justo antes de irse al descanso.

En el segundo tiempo, el Navacalnero buscó a la UDL más arriba. Aspecto que no importó, que favoreció el encontrar más opciones, más espacios para correr por fuera y para poder combinar por dentro. Así, Coulibaly cedió a Espina, el cual recortó a su par y chutó a portería, Olmedo se la sacó en primera instancia, pero en el rechace amplió la cuenta. Que el cuadro madrileño estaba tocado era un hecho. Lo demostró con una falta que sacó Caneda desde su campo instantes después del 3-0. Diagonal para Reguilón que sólo con controlar dirección portería evitó la salida del portero y marcaba el cuarto de la tarde en poco más de una hora de encuentro.

OTRO DIBUJO

Dentro del festival ofensivo, Muneta pudo hacer el quinto, pero el larguero lo impidió. El choque estaba sentenciado, así que Sergio Rodríguez aprovechó para dar minutos a Traver y permitir que Javi Rey se volviera a sentir futbolista después de varios meses fuera. Incluso Juanfran gozó de otra oportunidad en detrimento de un punzante Reguilón por su costado izquierdo.

El equipo probó también otro dibujo, como ya hiciera ante el San Sebastián de los Reyes, y del 4-4-2 inicial, con un falso extremo como Muneta, se acabó con un 4-3-3 con Couliblay, tirado a la izquierda, y Traver como amenazas por fuera. Es decir, que fue un partido completo con victoria contundente, con juego, a ráfagas, muy productivo y que encima sirvió para ensayar cosas para futuros compromisos. Que el primer tiro a puerta del Navalcarnero fuera de Barbosa en el minuto 84 explica el peligro que pasó Miguel.

A lo mejor, el mérito hay que dárselo al buen hacer con balón y a la seguridad que ofreció sin él una UDL mutada para alegría de todos. Tanto que la clasificación, que el descenso y la promoción continúen a 5 puntos no preocupa si las sensaciones de cada partidos son las mismas que las mostradas en la victoria ante el Navalcarnero. Aun con todo, el domingo que viene toca viajar hasta Mensajero, conjunto que está en puesto de promoción.

FICHA TÉCNICA

UD Logroñés: Miguel; Julio Rico, Caneda, Amelibia, Paredes; Muneta (Javi Rey, min. 78), César Remón, Salvador, Reguilón (Juanfran, min. 82); Espina (Traver, min. 74) y Coulibaly.

Navalcarnero: Olmedo; Stevens, Jesús, Catena, José Antonio; Alonso (Jaume, min. 53); Cifo (Garci, min. 66), Nacho Buil (Chema, min. 46), Adán, Barbosa; y Joaquín.

Goles: 1-0, min. 39: Reguilón. 2-0, min. 41: Espina. 3-0, min. 60: Espina. 4-0, min. 64: Reguilón.

Árbitro: Ibai Rezola Etxeberria (Comité Vasco). Amonestó al local Amelibia (min. 68) y a los visitantes Cifo (min. 63) y Jesús (min. 81).

Incidencias: 2.700 espectadores en Las Gaunas, según anunció el club organizador. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del padre de un colegiado riojano.

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