“Pretendo realzar un nuevo concepto de biblioteca con literatura de calidad”

Pablo Díaz Cobiella es un apasionado de la lectura.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Es un apasionado de la lectura y quiere transmitir ese amor por los libros a los demás. “La idea es realzar un nuevo espacio, un concepto nuevo de biblioteca a través de actividades de dinamización atractivas, con las emociones a cuestas y utilizando para ello literatura de calidad”, ha asegurado en una entrevista con La Palma Ahora Pablo Díaz Cobiella, graduado en Ciencias de la Información y la Documentación por la Universidad de Salamanca y especialista en bibliotecas, literatura infantil y juvenil y dinamización cultural, que lleva a cabo un proyecto de animación a la lectura para niños y jóvenes en las bibliotecas públicas de Santa Cruz de La Palma gracias al acuerdo alcanzado con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la capital. 

Pablo ha creado Seroja Cultura, una organización de la que es director y productor, y a través de la cual desarrolla el proyecto de animación a la lectura La Biblioteca del Árbol

“Tengo un objetivo único que se llama participación. Y para ello, hemos borrado las reglas y normas que Seroja no contempla en sus planes para las biblios. El otro día en los primeros talleres que realizamos en La Dehesa y Mirca se prohibió el silencio, se podía merendar y quitamos la idea de un orden para realizar los talleres, y aunque podría parecer algo desordenado lo que allí sucedió, se logró generar el interés en los padres y madres, en sus hijos e hijas y que sientan de verdad que tienen de aquí en adelante un espacio en el que compartir momentos, ideas, creatividad, impulsos, sueños, libros, cultura”, explica. “Seroja es circular, hay que exponer de una vez por todas la manera de hacer entre todos, sin un líder, siguiendo las reglas de la naturaleza más pura y en ella no hay jefes y subordinados sino la forma del planeta en el que vivimos, sentir la tierra”, subraya. 

Y hace una precisión. “Quiero decir también que Seroja Cultura no será nada sin el trabajo conjunto con otras empresas o asociaciones culturales, desde aquí quiero lanzar la idea de unir ideas, de ir de la mano. Se ha demostrado hasta ahora que muchas organizaciones culturales por el afán de obtener un protagonismo se pisan entre ellas y se machacan. Yo me retiro desde ya de esa lucha innecesaria porque tenemos conquistas mucho más amables y maravillosas que ser líderes de algo, no soy de ninguna bandera tampoco de la de Seroja Cultura”. 

Pablo Díaz Cobiella asegura que “siempre he sido un romántico de las bibliotecas, vivo enamorado de ellas. Creo que son un lugar tan importante para la vida que he decidido plantar un árbol ahí en mitad del todo, que son los libros, algo así como demostrar que el papel gastado en cada uno de ellos es devuelto”. 

“Seroja Cultura nace de un desconcierto total para buscar nombre a un contenido que ya estaba definido, ideado, sentido y soñado. Siempre me ha costado buscar o marcar un título para mis textos pero nunca como en esta ocasión. Una tarde me cansé de buscar y como en tantas situaciones de necesitar la búsqueda, lo que hago siempre es leer a Luis Cobiella. Abuelo me sigue proporcionando ese sosiego para encontrar un prado lleno de creatividad. Y cogí uno de sus cuadernos literarios repletos de poesía y al abrir por una página cualquiera, pues no leo a Luis siguiendo un orden, yo creo que él tampoco querría, di con un poema que contenía la palabra Seroja. Se da la circunstancia que mi padre me había proporcionado ese camino para llegar a esa página. Él es un apasionado como pocos de sus textos y me avisó de que abuelo tenía algo que decirme y es entonces donde aparece el nombre de Seroja, según Luis, un nombre bonito que se usa poco, y la define como: montoncito de cosas que el viento junta en los rincones, después de la aventura, después del ímpetu, después del remolino, después del vuelo, ahora. Y fue una explosión de emociones que traspasó todas las dimensiones del tiempo y del espacio, una auténtica demostración de que de alguna manera seguimos conectados con el alma de los que ya no están y si encima es tu abuelo y esa conexión se produce gracias a tu padre, el resultado es un comienzo de aventura de esas indefinibles, de las que desbordan cualquier regla o norma establecida, de libertad, contento y desnudo”, relata. 

“He caminado por un sendero solitario, lleno de trampas y vertiginosas caídas pero he sabido y he aprendido a tener fé en lo que he soñado siempre, y no es fácil aprender a creer. Mi tío Juan Capote me susurraba el otro día una metáfora de un Pablo que estaba escalando la montaña más grande del mundo y que se encontraba afianzando el campo base, pues bien, cuál sherpa me siento con todas las cosas que ello conlleva y todas ellas buenas, y dentro de que sean buenas hay todo un mundo ilusionante por el camino para alcanzar la cima, y lo más complicado vivir en ella en espíritu con los pies a nivel del mar”, remarca. “La cima no es sinónimo de éxito, cada uno que valore y sienta lo que es tener éxito. Y para mí es que todas las personas que participen en los talleres que llevamos a cabo en las bibliotecas de Santa Cruz de La Palma se enriquezcan, sientan que la lectura puede proporcionarles un encuentro entre la cultura y sus propias emociones y que a través de ellas podamos observar al mundo y ver de qué manera podemos reconstruir una sociedad herida por tantos y tantos despropósitos”, destaca. 

Del plano literario pasa al político.“Y luego está la parte política de todo esto. Queramos o no sin política es imposible llevar a cabo ideas y proyectos. Y en todo ese camino de rechazos, unos tras otros, de impedimentos absurdos e ilógicos que han llenado de tristeza y vacío, hasta ahora, las bibliotecas de Santa Cruz de La Palma, el sol sale de nuevo y aparece Virginia Espinosa, su persona y su capacidad de entender la política como un medio para alcanzar el bienestar de todos, no una circunstancia para idolatrar un beneficio personal o una imagen de grandeza de cara a los ciudadanos. Me ha dado un lugar donde poder crear, me ha proporcionado una confianza verdadera desde el minuto uno. Me encantan los políticos humanos que hacen políticas humanas, y ella es un ejemplo de lo que necesitamos para transformar y cambiar las cosas desde dentro. Ella también cree en lo de piensa globalmente actúa localmente, o al menos eso percibo”, afirma. 

Pablo está fuertemente ilusionado y motivado. “Espero de verdad que este proyecto sirva para demostrar que podemos construir y producir cultura de una manera diferente, y por qué no convertir a La Palma en referente de este mundo apasionante”, concluye.

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