Los caminos de Ayuso y Almeida se separan
Parece que sus caminos se han separado definitivamente. Isabel Díaz Ayuso, a la sazón presidenta de la Comunidad de Madrid reelegida por amplísima mayoría tras unas elecciones anticipadas; y José Luis Martínez-Almeida, apodado por el PP como “el alcalde de España”; iniciaron su andadura como pareja política en enero de 2019, cuando el líder del Partido Popular, Pablo Casado, les designó ante la incredulidad social como candidatos a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid. Eran unos desconocidos entonces –él cayó en el cartel electoral casi por descarte y ella, sin experiencia de gestión, fue una de las primeras en apoyar a Pablo Casado en su candidatura para suceder a Mariano Rajoy– y debían todo a su líder.
Pero dos años después, la dirigente autonómica vuela libre. Se salta los argumentarios del partido con declaraciones que retan a la cúpula del PP y captan todas las atenciones, sea o no la protagonista. La última, la que involucró a la monarquía en los indultos. Almeida, por su parte, es una de las terminaciones del tridente de Génova. Como portavoz nacional, jura lealtad al liderazgo de Casado y responde a diario por las afirmaciones de su partner.
Así se refiere él a ella en los mensajes cariñosos que le dedica en redes sociales. El PP se afana en mostrar su complicidad y colaboración con encuentros y fotos. La última, esta misma semana en un encuentro el lunes en la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional. La realidad, sin embargo, es que la relación entre ambos dirigentes sigue tomando distancia con el paso de los meses, a medida que van creciendo sus figuras políticas. La semana pasada, clave para los dos dirigentes, evidenció de forma más aguda cómo sus trayectorias no discurren ya por la misma vereda.
La presidenta autonómica acaparó todos los titulares en el día grande de Almeida. Mientras el alcalde hacía balance del ecuador de la legislatura en un desayuno informativo, desplegada la plana mayor del PP; Ayuso aparecía en un pasillo y redoblaba su apuesta para involucrar a la monarquía en los indultos regateando de nuevo a Génova e involucrando a Casado. “Me parece una humillación para el rey. No he rectificado. Pablo Casado piensa lo mismo”, aseguró entre una nube de cámaras, un día después de la rectificación impuesta desde Génova tras insinuar que el rey no debía firmar los indultos, pese a que estaba obligado por ley. La ausencia de anuncios del primer edil hizo el resto.
El partido tuvo que actuar. Montó al día siguiente un acto en un parque de Madrid para validar la gestión del primer edil. Pero la convocatoria terminó convertida en una advertencia a la dirigente autonómica. “Sin partido no hay gobierno”, aseguró el secretario general del PP, Teodoro García Egea, cuya relación con Ayuso es tensa desde hace tiempo.
El PP estaba atrapado en una de las semanas más convulsas que se recuerdan y quería zanjar cuanto antes la polémica causada por la presidenta. La estrategia de Génova para hacer caer al Gobierno de Pedro Sánchez por los indultos se cerró sin el resultado esperado. No solo por las declaraciones de Ayuso: el PP no pudo contar ni con los empresarios ni con los obispos para su causa.
Hay más. La propia Ayuso ya no esconde que su figura personalísima empieza a ser “incómoda” para “algunos inseguros” dentro del PP. Lo dijo esta semana en una entrevista en esRadio al paso de las informaciones que aseguran que en el partido existen personas que piensan que su intención es disputarle la presidencia del PP a Casado.
Para aumentar el ruido, Ayuso se sentaba este viernes en una charla coloquio con el expresidente del Gobierno José María Aznar en la que estaba invitado Pablo Casado y en la que a su vez se convirtió en el gran ausente. Aznar defendió que la estrategia de la presidenta madrileña es la acertada: “Ha demostrado el valor y la fuerza de la libertad”, decía el dirigente popular con gran ascendencia en Casado sobre la dirigente madrileña y aseguraba que el resultado del 4M “es una gran ventaja” para el líder del partido. Ayuso como faro del PP.
El expresidente defendió también ese perfil propio de la presidenta regional frente a las críticas que aseguran que eclipsa a la figura de Casado. “Isabel hace lo que tiene que hacer, cuando yo era presidente de Castilla y León, yo lo hice. Y de ahí nació una alternativa nacional. Es la realidad. A un presidente de una comunidad no se le puede pedir que esté en silencio. Lo que denota un nivel muy bajo son todos aquellos que hay por ahí que no dicen una palabra más alta que otra”, lanzaba Aznar. La dirigente madrileña, por su parte, avisaba: “Si pretenden dividirme con el presidente de mi partido, generarme supuestas disensiones con él para que me quede callada, se equivocan”.
Lo que de momento asume la amplia mayoría del partido es que Ayuso se convertirá en la próxima líder del PP de Madrid tras su apabullante victoria en las urnas. Rozar la mayoría absoluta le da legitimidad para presentarse, según algunos dirigentes, y sus defensores ya avanzan que “sería complicado de explicar que no se la apoyase” porque “ha permitido que el PP vuelva a ser un partido mayoritariamente votado”.
La dirección nacional había sorteado respaldarla como candidata en los últimos meses e incluso lanzó a las quinielas al alcalde de Madrid. El primer aval a su futuro liderazgo se produjo a principios de junio, cuando el secretario general del PP aseguró que apostaría por Ayuso si tuviera que votar en el congreso regional de Madrid.
Tras este movimiento, Almeida, sin embargo, evitó ratificarla. El entorno del primer edil asegura que, “de momento”, no dará la batalla por esa plaza. Se prodiga a favor de una tercera vía: elevar a la presidencia orgánica a una figura sin responsabilidades institucionales que se dedique a mantener en orden el partido en Madrid.
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