El primer coche eléctrico de Madrid fue chamberilero
En un artículo publicado en 2018 bajo el título Los primeros coches de Madrid quedó constatado que, contrariamente a lo que normalmente se piensa, el primer coche —o carro mecánico o carro automóvil o como cada cual quiera llamarlo— en circular por Madrid no fue el del conde de Peñalver en 1898. No. El primero del que se ha encontrado noticia fue un vehículo a vapor propiedad de Joaquín Arteaga, el hijo del duque del Infantado, en 1894. Ese mismo año una sociedad presidida por el Marqués de Bogaraya, de quien también se habló en un artículo sobre el inicio del ciclismo en Madrid, compró y expuso en sus locales un vehículo de combustión de marca Benz. Mismo modelo que el de esta imagen.
Pese a esta investigación y la actualidad de la temática de los coches eléctricos, no se me ocurrió investigar cuándo pudo llegar a Madrid el primer coche eléctrico. Recientemente he hecho algunas búsquedas, para tratar de mejorar uno de los recorridos turísticos que practico, Madrid, ciudad de la luz.
He encontrado alguna información sobre España en artículos de la red. Por ejemplo, en este de Motorpasión. En él se habla de un primer vehículo construido en 1899 por un tal Emilio de la Cuadra. Su empresa inició tres prototipos: un camión, un coche y un ómnibus. El primero en hacerse realidad fue el coche en ese año de 1899, con una pobre autonomía de sólo 5 km. El eterno problema de los vehículos eléctricos. En el caso del autobús, el peso de las baterías obligó a añadir un segundo motor de combustión. Es decir, que en lugar de ser un eléctrico era, en realidad, un híbrido. El primer híbrido español. Pero todo esto ocurrió en Barcelona, según indican los compañeros.
Estos problemas sabemos que siguen siendo comunes, aunque ya se han producido notables avances. Pero en la época traían de cabeza a los interesados. En este artículo de la revista El Mundo Científico dan noticia de un vehículo eléctrico ideado en Francia por el ingeniero M. Contal. Para aquel momento (5 de octubre de 1901) ya hay coches eléctricos, según esta noticia, circulando por las grandes capitales en cantidades más o menos importantes. Ello pese a que, igual que ahora, son vehículos caros de comprar. La contraparte era que, también igual que ahora, su mantenimiento era más económico que el de los vehículos de combustión. Al menos a priori.
¿Pero qué pasa con Madrid? Pues bueno, buscando en la hemeroteca de la BNE he encontrado alguna información que es, aproximadamente, de las mismas fechas. En esta noticia vemos que el “Sindicato fundador de la Industria de automóviles en España, creado por el distinguido periodista señor Gómez Hemaz y por el director de la Sociedad de Chamberí, Sr. Batlle, tiene encargado un automóvil eléctrico a la Compañía Pope de los Estados Unidos”.
Del tal Gómez Hemaz no he encontrado gran información. En este artículo se indica que era periodista; en otro distinto se habla de que es ingeniero. Dada la época que es, perfectamente podría ser ambas cosas, y aun compaginarlo con ser tramoyista, titiritero y político profesional. Ya se sabe, en esta época era habitual considerarse experto en todo simplemente por haber leído cuatro libros y practicado dos veces el foot-ball. Quizás, y sólo quizás, puede ser que tenga que ver con la calle Gómez Hemans, y simplemente que una de las dos opciones (Hemaz o Hemans) se trate de un error. Me parece algo bastante probable, puesto que esta calle es una de las transversales a Arturo Soria, y estas calles por lo general recibían nombres de individuos (hombres y mujeres) que de alguna manera más o menos importante habían contribuido al buen desarrollo de la empresa, y entre este tipo de personas solía haber médicos, ingenieros, catedráticos y otras clases de personas acomodadas. Os dejo, aprovechando, un hilo de Twitter sobre la Ciudad Lineal.
Sobre el Sr. Batllé sí he encontrado algo más de información. Para empezar, su nombre de pila era José. Era el propietario de la Central Eléctrica del Mediodía, que fundó en 1899 y construyó con planos del arquitecto Jesús Carrasco y Encina. Esta central abastecía de energía a buena parte del sector sur del casco antiguo de Madrid, en un momento en el que la distribución e incluso la producción de la energía eléctrica era algo muy distinto de aquello a lo que hoy en día estamos acostumbrados. El edificio se conserva, todavía hoy. Al menos en su esencia. Es lo que conocemos como el Caixaforum. Como decía la noticia que se citó antes, también era el fundador, antes incluso que de esta compañía, de la Sociedad Eléctrica de Chamberí. La fundó en 1896 y la ubicó en la calle Trafalgar, con vuelta a Palafox, según se indica en este otro artículo. En ambos casos las fábricas de electricidad usaban motores de vapor.
Por otro lado, el vehículo que compraron con esta sociedad se ha dicho que era de la casa Pope. En concreto, la empresa se llamaba Pope Manufacturing Company, y originalmente era famosa por fabricar las bicicletas Columbia (¡qué estrecha es la relación entre la historia de la bicicleta y de los vehículos automóviles!). Pero en 1895 empezaron diversos trabajos para construir un carruaje eléctrico, según se nos indica en esta noticia de época. Este primer modelo tenía, en teoría, una autonomía de 30 millas, o lo que es lo mismo, casi 50 km. Sin duda, un modelo muy interesante, que os enseño en la imagen siguiente. Entiendo que el modelo que compró el Sr. Batllé debió de ser similar a este.
La Sociedad Eléctrica de Chamberí era propietaria de algunas patentes del sistema Tudor
Todo lo dicho hace muy interesante el hecho de que el Sr. Batllé sea el primer propietario de un vehículo eléctrico de la marca Pope en Madrid: tenía evidentes intereses en que tal producto se convirtiera en un elemento cotidiano y altamente consumido. Pero es que, además, sabemos que la Sociedad Eléctrica de Chamberí era propietaria de algunas patentes del Tudor, un sistema de baterías usado por los vehículos Pope. Y, precisamente, debieron de aprovechar la circunstancia para terminar el ensamblaje del vehículo en Madrid, puesto que la construcción de la factoría para estas baterías se hizo en 1899. La factoría recibió el nada sorprendente nombre de Sociedad General de Tracción Eléctrica y Automóviles.
Como he dicho, el Sr. Batllé debía de tener gran interés en el éxito comercial de este tipo de vehículos. Así, no se limitó a usarlo para sus desplazamientos, sino que lo expuso hasta en concursos de belleza en los que estaba prohibido competir con vehículos automóviles. Lo vemos, por ejemplo, en esta noticia del 26 de febrero de 1900.
En resumen, podríamos concluir varias cosas. La primera es que el primer vehículo eléctrico que circula por Madrid lo hace en 1900. La segunda, que este vehículo tenía una autonomía razonablemente alta para la época. La tercera, que indudablemente también el propietario tenía un interés comercial en su promoción, algo que lo distingue de los primeros vehículos automóviles que llegan a España, traídos por particulares sin más interés que el propio uso y disfrute o que la promoción de algo que creen un bien general. Y, por último, que además el primer coche eléctrico de Madrid era chamberilero, pues si bien era un modelo americano, se debió de terminar su ensamblaje en Chamberí y era, además, una forma de promoción de la Sociedad Eléctrica de Chamberí.
Texto elaborado por José Manuel Moreno-Aurioles Cabeón, Historiador y Guía Oficial de Turismo
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