Niña Polaca, el grupo que nació en un patio interior de Malasaña
La efervescencia musical que vive en los últimos años el barrio de Malasaña tiene un nuevo grupo en el que fijarse. Se trata de Niña Polaca, un cuarteto con nombre -y algún origen- del Este, que blande guitarras poderosas en sus canciones y mensajes ácidos en sus letras. Llevaban en activo desde 2018, pero a principios de año ficharon por Subterfuge y su repercusión ha aumentado exponencialmente desde los tiempos en los que empezaron sus primeros acordes en la calle Palma, donde se conocieron sus dos primeros componentes.
“Beto -Alberto Rojo- tocaba la guitarra y yo también, y nos escuchamos por la ventana, a través del patio interior que compartíamos en nuestras casas, fue todo como un poco mágico”, recuerda Álvaro Surma (Alicante, 1995), cantante y compositor de parte de las canciones del grupo. A partir de ahí, era fácil ver a ambos en la plaza del Dos de Mayo probando canciones. Luego se unieron el batería, Kobbe, y Sandra Sabater y pusieron nombre al grupo en un divertido viaje de tres semanas hasta Polonia.
Hace una semana lanzaron la canción Pinta Malasaña, una crítica irónica al postureo que abunda entre los visitantes y algunos habitantes del barrio, escrita durante la celebración de este conocido festival de arte urbano en 2019. “Casi no podía salir de casa por la cantidad de gente que había ese día haciéndose fotos en el mural de los ojos, y del cabreo salió este tema, que compuse en la plaza”, recuerda Surma. “La canción es muy sencilla, pero creo que dice bastante sobre las paradojas y las cosas que me enfadan de vivir en Malasaña”, y cita entre ellas “la gentrificación, moderneo malo y precios ultracaros”.
La pared a la que hace referencia la canción era el Tompai, que cerró justo antes de la cuarentena y cambió el fondo azul de la pared preferida por los instagramers por el color ocre. “Me dio mucha pena, porque era de los sitios auténticos que de ta el barrio y que acabas cogiendo cariño, lo que le da al barrio el aire pintoresco que tiene”. Un cierre que tiene también que ver con la crítica de la canción: “Es una mala noticia que esté desapareciendo el comercio local”, añade.
Además del conocido festival de arte urbano, el barrio está presente en muchas de sus letras: se habla de la Corredera o de El bigote del Greco (el bar de la calle Ruiz). “Siempre escribo de lo que me pasa y me sale muy natural hablar de cosas del barrio, que además me parece un sitio genial para vivir. Estoy enamorado de él”. Cree Álvaro Surma que Malasaña es “uno de los lugares más boyantes para el arte en España. Casi cualquier persona con la que hablas hace algo o tiene algún tipo de salida artística, es un lugar de encuentro bestial para todos los artistas y algo muy estimulante, que te inspira para crear y ayudar a otros a que creen”.
Antes de Pinta Malasaña, Niña Polaca publicó en marzo Madrid sin ti, un tema rock que habla con nostalgia de la capital y de cómo son sus habitantes los que construyen la ciudad y sus recuerdos. Fue escrita bastante antes de la cuarentena, pero lanzada al principio del confinamiento con una gran acogida. “A la gente le ha tocado bastante, porque se puede extrapolar a la situación actual”, reconoce Surma, que bromea con que la Covid-19 les hiciera la promo.
El golpe de la pandemia en Madrid truncó los planes del grupo, que tenía programadas varias actuaciones y lanzar su primer disco con Subterfuge después del verano. Ahora todo está en el aire y han tenido que replantear las cosas: “Como banda, si no podemos tocar perdemos dinero”, reconoce preocupado Surma. “Ha sido un mazazo para todos”. La incertidumbre es tan grande que el grupo ya ha dejado de pensar en ello. Quieren tocar en julio pero no saben si será posible y están pendientes de las aperturas que vayan apuntando desde el Gobierno para sus próximos movimientos.
La escena de Malasaña
El coronavirus también ha dejado parados a decenas de grupos que vivían un momento dulce en la capital. “Madrid tiene una salud musical muy buena, y también Malasaña en particular”, afirma Surma, que observa un “revival de bandas de rock con buenas letras y potencial artístico muy grande”.
Desde el año 2010 se cuece en el barrio más alternativo de Madrid una nueva hornada de grupos musicales que tienen las guitarras por bandera y pocos años en el carné de identidad. Es difícil precisar cuándo arrancó todo pero uno de los primeros referentes fueron Los Nastys, a los que siguieron Los Parrots, el pelotazo de las Hinds o el ascenso imparable de Carolina Durante ¿Hay una escena en Malasaña? Surma, recién llegado a ella, cree que sí, sin dudarlo: “Hay escena seguro, al 100%. Se nota en que lo que hace alguien influye en el resto de gente, hay una especie de retroalimentación”.
Entre los nuevos grupos que destaca cita a Camellos, Ginebras (el otro grupo de Sandra), Margot, Jordana B... una hornada que se suele pasar (cuando reabra) popr el Lucy in the Sky de la calle San Vicente Ferrer, “donde se junta todo el mundo y se conoce a gente”, añade Surma. “Las salas y los bares del propio barrio son uno de los puntos importantes para que exista esta escena artística, por servir para tocar y por el público al que atraen”, dice. De su pervivencia después de la crisis post-Covid puede depender que esta escena malasañera se alargue con grupos como Niña Polaca.
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