Las obras municipales que llenan de orines y coches la entrada al colegio público de la plaza Dos de Mayo
Nadie sabe en Malasaña cuándo acabarán las obras para ampliar la escuela infantil El Duende. Ningún cartel explica qué se está haciendo dentro ni cuál es el plazo en el que acabarán los trabajos. La última información que ofreció el Ayuntamiento de Madrid fue en verano de 2021. Entonces anunciaba que las obras se desarrollarían a lo largo de tres fases y que acabarían en “el último semestre de 2022”, pero lo cierto es que las casetas de la constructora no se han ido y seguirán, al menos, hasta el próximo mes de julio.
Las obras están transformando el antiguo centro cultural del Clara del Rey situado en la calle Palma en un parte de la escuela infantil, a la que se accede por la cercana plaza del Dos de Mayo. Allí se han concentrado las casetas de obras durante el año y medio largo que ha pasado desde que se iniciaron los trabajos, y en las últimas semanas el vallado se ha extendido todavía aún más, a una segunda zona.
Al principio se colocaron vallas y casetas de obra en la esquina noroeste de la plaza, con un espacio extra delante para que cupieran aparcados hasta dos coches. Un estacionamiento que emplean habitualmente trabajadores de la empresa concesionaria de la obra para dejar allí sus turismos toda la jornada, sin más cometido que el de evitar llevarlos a aparcamientos cercanos, denuncian familias del cercano colegio público Pi i Margall, que sufren una ocupación que consideran excesiva en este espacio.
La situación empeoró hace unas semanas, cuando las obras ocuparon además la antigua entrada a la escuela infantil (ahora se accede por la calle Palma) y anularon uno de los tres accesos del colegio público, que era utilizado todos los días para la entrada y salida de varias clases de alumnos. De nuevo el espacio ocupado en este nuevo vallado era utilizado para el aparcamiento de turismos del personal de obra durante toda la jornada laboral.
La situación actual ha creado varios puntos ciegos en la plaza que se llenan de orines, especialmente durante los fines de semana. Incluso algunos lunes aparecen defecaciones humanas cuando los niños acuden a sus clases de inicio de la semana. Los vecinos han colocado carteles pidiendo civismo ante la acumulación de micciones y la falta de limpieza, que con el calor han creado un olor nauseabundo en toda la zona.
Las familias del centro escolar han enviado quejas a la Junta de Centro, responsable de las obras, para pedir que arreglen la situación. Fuentes municipales explican que las obras se están llevando a cabo en dos fases -en lugar de las tres anunciadas- “para no interrumpir la actividad del centro” y que la primera de ellas acabó el pasado 1 de febrero.
Según las mismas fuentes, la primera de las fases sirvió para incorporar el antiguo centro cultural a la escuela. La segunda, que se inició el pasado 1 de febrero, tiene rehabilitará las antiguas instalaciones de la escuela y cuenta con un plazo de seis meses de trabajos, por lo que acabará a finales de julio. El consistorio explica que la nueva ocupación sirve para el acopio de material de obra y que deja las zonas de paso despejadas. También afirma que la puerta de colegio anulada “no estaba en uso”, extremo este último que no es cierto, ya que por este acceso entraban y salían cada día los alumnos de quinto y sexto de primaria, apuntan las familias.
Respecto al uso del espacio reservado para las obras como aparcamiento gratuito de los empleados de la obra, fuentes municipales informan de que “desde la Junta Municipal de Centro se ha dado orden a la empresa que realiza la obra para que restrinja el aparcamiento de sus vehículos todo lo posible para carga y descarga de material”. Sin embargo, la realidad es que los coches -algunos de ellos turismos de alta gama, no furgonetas de obra- pasan allí horas, también en el pasaje peatonal de la calle Dos de Mayo, donde estacionan gracias a un permiso de la Junta de Centro que muestran en el parabrisas.
El lugar suele estar también tomado por camiones de carga y descarga, que aprovechan la ausencia de bolardos para estacionar sobre la acera. Algunas grandes baldosas de granito de este tramo están destrozadas por el peso inesperado que soportan cada día.
Una obra anunciada en tres fases y con siete meses de retraso respecto al plan inicial
La Junta de Centro añade que el colegio “se va a ver beneficiado por estas obras, ya que van a permitir diferenciar las vías de evacuación de la escuela infantil y del colegio que antes eran las mismas, además de que se ha mejorado su fachada”.
El concejal de Centro, José Fernández, visitó los trabajos en agosto de 2021. Entonces el Ayuntamiento aseguraba en nota de prensa que las obras se iban a ejecutar en tres fases. En la primera, se iba a reforzar la seguridad estructural del edificio de la calle de la Palma para su uso como centro educativo. La duración prevista es de seis meses, iba a acabar ese mismo año y costar 427.256 euros.
En la segunda fase, con un presupuesto de 550.000 euros, se iba a adecuar el inmueble a escuela infantil con nuevos acabados e instalaciones durante el primer semestre de 2022. En la tercera y última fase, prevista inicialmente para el segundo trimestre de 2022, se iban a reformar todas las aulas con un coste de 350.000 euros.
Además del centro educativo de referencia en Malasaña, el CEIP Pi i Margall es el colegio electoral donde votará medio barrio el día de las elecciones. Se desconoce si para esa jornada se despejarán las entradas, aunque durante las pasadas Fiestas del 2 de Mayo los obreros retiraron todo el vallado. El miércoles 3 de mayo, con la vuelta a las clases, retornaron los coches, el cerco y los orines a la entrada del colegio.
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