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Vitoria supera el día 1 de las medidas de contención del coronavirus entre la incertidumbre y los bulos

Un abuelo y su nieto, en una calle de Vitoria este martes

Iker Rioja Andueza

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Vitoria ha vivido el día 1 de las medidas de “contención reforzada” de la epidemia de coronavirus con la noticia relativamente esperanzadora de que el ritmo de crecimiento de los casos se ha ralentizado, 31 nuevos positivos en Álava por 43 del día anterior, aunque la estadística siga siendo muy alta. La capital vasca ha despertado más tranquila que de costumbre en una jornada lectiva, sin el bullicio de 50.000 escolares y universitarios que han vistos suspendidas sus clases hasta el 23 -y sin las dobles filas de rigor junto a los colegios concertados-. Muchas actividades de ocio, deportivas o sociales han quedado también suspendidas. Las gentes de Vitoria viven con incertidumbre la situación y con temor de que la alerta sanitaria vaya a más, algo a lo que no ayudan los bulos que pueblan las redes sociales.

No, no hay colas en los supermercados para hacer acopio de pertrechos, aunque sí es cierto que en las baldas de algunos comercios hay menos papel higiénico, jabones, pañales o productos alimenticios no perecederos. Tampoco es sencillo comprar mascarillas -hay quien en Wallapop quiere cobrarlas a 30 euros la unidad- o desinfectantes, pero se puede armar uno casero con una cucharada de lejía para limpiar superficies.

Y no, ese audio de Whastapp que llega por cinco contactos a la vez y que dibuja el hospital de Txagorritxu -el de referencia en la ciudad- como poco menos que la antesala del fin del mundo no se ajusta a un relato fidedigno de la situación aunque, en efecto, el centro sanitario esté “desbordado”, presente problemas y se hayan producido situaciones que han denunciado los sindicatos y han aparecido en los medios de comunicación. Tanto Osakidetza como otras instancias han desmentido algunos 'fakes' y han insistido en que se consulte y se difunda información contrastada. La Cruz Roja de Álava ha tenido incluso que incidir en que “es seguro” recibir un paquete de China y comprar en Aliexpress.

En Álava -los datos no discriminan la situación concreta de Vitoria y Labastida, la otra localidad con mayor incidencia del neovirus-, los positivos son 153, 51 de los cuales están hospitalizados y tres han fallecido ya, todos ellos personas de edad avanzada y con otras patologías. Hay que tener en cuenta, además, que decenas de casos de Haro, en La Rioja, tienen su origen en un funeral celebrado en Vitoria hace dos semanas. Incluso sin ellos y a pesar de la ralentización del crecimiento, Álava presenta 0,47 contagios por cada 1.000 habitantes. En la Comunidad de Madrid -el otro gran punto de preocupación de España- la tasa es de 0,11. La de Lombardía es de 0,57, según datos de 'La Reppublica'. Hace una semana, que es la 'ventaja' epidemiológica de esta región sobre Álava, la tasa era de 0,15. De Lombardía, de la ciudad medieval de Bérgamo concretamente, ha llegado precisamente a las 3.35 horas un último vuelo procedente de Italia al aeropuerto de Foronda antes de que las restricciones en España y en Italia empiecen a estar operativas.

La frialdad de los datos han empujado al Gobierno vasco y al Ministerio de Sanidad a adoptar medidas en Vitoria -también en Labastida-. La ciudad ha estrenado este martes el cierre de colegios, guarderías, institutos y facultades. Las autoridades han insistido en pedir comprensión y paciencia y en la idea de que no es que los niños sean un grupo de riesgo -hay cuatro contagiados en Álava-, pero insisten en que son unos transmisores de la enfermedad y en que había que cortar esa cadena. Paradójicamente, quienes sí son un grupo de riesgo son sus abuelos y a no pocos les ha tocado ejercer de canguros. Los pequeños han madrugado menos pero durante el día han tomado parques y plazas como si fuera un domingo.

En la ciudad se nota menos intensidad. Los centros cívicos han colgado un cartel por el cual informaban de que quedaban cerradas las instalaciones deportivas y las actividades socioculturales. Sirva como dato que esta red de instalaciones públicas ha ofertado este curso 35.440 plazas, el equivalente al 10% de la población y más de 20 veces todos los habitantes de Labastida. Han sido clausurados también los complejos deportivos de Mendizorroza o Gamarra, si bien es posible hacer esas mismas actividades en gimnasios o recintos privados. La Casa de Cultura y su biblioteca -una de las más concurridas- tienen bajada la persiana hasta nueva orden.

Sin embargo, sí es llamativo que sigan abiertos los centros de mayores. Se han cancelado algunos talleres y cursos, pero las instalaciones están abiertas, incluidas la peluquería, la podología o la cafetería. “Aquí no se pueden hacer preguntas”, ha despachado a este periódico la responsable de uno de esos centros mientras, en la barra del bar, algunos usuarios hablaban exactamente del mismo tema, en realidad el único en las conversaciones de todos los vitorianos.

A lo largo del día se ha conocido también que cualquier evento de más de 1.000 espectadores queda cancelado, según ha acordado el Gobierno central dando un paso más a las prevenciones ya anunciadas por el Ejecutivo vasco, que inicialmente planteó que se revisaría uno por uno cualquier evento de 5.000 o más asistentes. Esta medida es tanto como decir que no hay Baskonia, que juega en recinto cerrado.

Como el Congreso, ha parado también su actividad el Parlamento foral de Álava, las Juntas Generales. Tampoco habrá teatro, al menos hasta el 23 de marzo. ¿Qué ocurre con los cines? Javier Echaguibel, gerente de Vesa, explica que este martes se han vendido sólo la mitad de las butacas en cada sala y que, desde este miércoles, sólo se comercializarán una de cada tres. ¿Se obliga a guardar un asiento entre espectador y espectador? “Al principio pensamos en hacerlo, pero preferimos que, con responsabilidad, sean ellos los que elijan. Igual no es razonable pedir dejar a un niño pequeño solo”, comenta. Los usuarios tienen también geles a su disposición y las salas “se pulverizan con un producto desinfectante” de manera constante. Esta misma rutina ha sido interiorizada también en otros ámbitos, incluida la principal empresa de Vitoria, de Álava y de Euskadi, la Mercedes-Benz, uno de cuyos operarios ha dado positivo. También se ha pedido extremar la higiene a los usuarios de transporte público en la medida de lo posible.

Son pocos los comercios que han cerrado sus puertas y la mayoría son locales de dueños originarios de China. “Cerrado por vacaciones. Abrimos el día 23”, ha dejado escrito a bolígrafo en un folio el propietario del bazar ubicado frente a la entrada del hospital de Santiago. Otro local, en este caso de venta de accesorios para móviles, recibe a los clientes con un aviso para que no se asusten: “Sentimos que usemos las mascarillas para trabajar. NO estamos contagiados. El motivo es para proteger y prevenir a la población del virus Covid-19 (coronavirus). El uso de mascarillas atenúa la propagación. Gracias por su comprensión”, se puede leer en esta tienda ubicada a unos metros del Parlamento y de la plaza de la Virgen Blanca.

En realidad, las autoridades sanitarias para nada recomiendan el uso generalizado de estas protecciones salvo en el contacto directo con enfermos y, desde luego, en centros sanitarios. Para la población en general lo útil sigue siendo el lavado regular de manos y la limpieza de superficies de contacto que puedan ser comunes, como una manilla, un teclado o una mesa. La siguiente batalla será impulsar el teletrabajo, una medida hercúlea en la ciudad más industrial de España junto con Burgos.

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