Vitoria baja la persiana de manera voluntaria: “Confiamos en vernos sanos y salvos lo más pronto posible”

El sábado 14 de marzo ha amanecido soleado en Vitoria. La intensidad del tráfico y de gente por las calles es mucho menor. A las 10 horas el único coche circulando por la calle de San Antonio era un Volkswagen matriculado en Madrid. No hay ni un solo partido de 'futbito' o baloncesto. Algunos de los pocos paseantes llevan mascarillas. Otros arrastran un carro de la compra para llenar la despensa. En el transporte público el personal de limpieza desinfecta los asideros.

Sin que haya una directriz institucional concreta como en Madrid o Cataluña -aunque la población no espera otra cosa en las próximas horas-, esta ciudad muy castigada por la extensión del coronavirus ha bajado la persiana de forma voluntaria. De su puño y letra, un hostelero de la calle de Manuel Iradier explica en una carta colgada en la entrada de su bar que “por la seguridad” de clientes y empleados cierra “temporalmente”. “No ha sido una decisión fácil por el daño económico, pero entendemos que lo más importante para todos en este momento es la salud. Quedamos a la espera de las medidas que se tomen desde el Gobierno y Sanidad”, argumenta. Y cierra dando ánimos a la ciudad: “Confiamos en volver a vernos sanos y salvos lo más pronto posible”.

Estos carteles se repiten en casi todo el recorrido por el centro de la capital vasca y su casco viejo. Es una medida voluntaria. “Frenar la transmisión es un reto de todas y todos”, explica el cartel de otra taberna. En muchos comercios animan a que revisen su catálogo de Internet. También ha bajado la persiana la gran superficie del centro de Vitoria, El Corte Inglés, aunque mantiene un acceso por el 'parking' para garantizar dos servicios básicos, farmacia y supermercado. El alcalde, Gorka Urtaran, ha sido claro en sus redes sociales: “Quédate en casa”.