La educación del alcalde de Málaga
La jueza ha decidido archivar la denuncia por violación en la feria de Málaga presentada por una chica de veinte años contra cinco jóvenes, dos de ellos menores de edad. La misma justicia que les imputó el delito de violación basándose en el atestado policial, ha decidido que no hay caso en un suceso tan confuso como rápidamente resuelto.
Lo que no ha archivado ni puede archivar la justicia es la gravedad de las declaraciones del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, cuando todas las informaciones hablaban de violación. Según el alcalde son cosas que pasan. Es como tener un alcalde idiota, una desgracia que le puede suceder a cualquiera. Sostenía el alcalde de Málaga que en España se viola más de lo que parece, se producen más de mil violaciones al año y no se puede poner un policía detrás de cada ciudadano. Igual que no se puede poner otro policía detrás de cada alcalde que no sabe tener la boca cerrada.
Por sí quedaba alguna duda, el alcalde quiso aclarar que no estaba diciendo que la violación no tuviera importancia y que la condenaba de manera absoluta pero “no vayamos a crear ahora la imagen de que Málaga es un espacio inseguro”. Lo primero es lo primero. Sobre todo que no se paré la fiesta ni la feria, aunque sea un minuto para saber qué ha pasado y a quién hay que consolar.
La conclusión final que tiraba el alcalde de Málaga se resume en que la violación es un problema social y educativo. Después de escucharle hablar sobre todo preocupado por la feria no queda otra que darle la razón. El alcalde Francisco de la Torre ejemplifica como nadie ese problema educativo y social que el Ministerio del Interior sabe cómo afrontar con unos sencillos consejos en su web: mujer, corre las cortinas, lleva siempre contigo un silbato y evita descampados y zonas solitarias... O sea, no provoques.
Desde el año 2011, los presupuestos destinados a las políticas de igualdad se ha reducido a la mitad y los destinados a luchar contra la violencia de género han caído un treinta por ciento. En 2014 ya han muerto 36 mujeres, tres más que en 2013. Pero todo es por un problema de educación, aquí ya no hay machismo y eso de la igualdad era un cuento para pillar más subvenciones.
Que bonito es ser hombre en España, ese país donde las mujeres que sufren abusos son quienes deben esconderse, salir huyendo de noche, cambiar de nombre, de cara, de ciudad, de trabajo y de vida mientras sus agresores se pasean tranquilamente por el barrio.
Texto actualizado a las 13.35 del 20/08/14