No estamos solos frente al terrorismo yihadista
Esta vez ha sido Barcelona y Cambrils. La excepcionalidad española de los últimos años ha acabado. Madrid no fue un doloroso espejismo. Nos sumamos a la larga lista de países que se ha visto sacudido por el terrorismo yihadista auspiciado por Daesh en toda su crudeza. Todavía es demasiado pronto para conocer todos los detalles de los atentados, así como para dar con las respuestas a las habituales y necesarias preguntas que debemos hacernos. ¿Por qué ahora? ¿Cómo ha sucedido? ¿Podíamos haberlo evitado? ¿Y ahora qué?
En tiempos de zozobra resulta imprescindible y necesario coger aire e intentar levantar la mirada un poco más allá. Sólo desde esta mirada más amplia podremos ver dónde estamos. No estamos solos. Nunca lo estuvimos. De la misma forma que tampoco podremos resolverlo solos. No podríamos. Y es justamente esta mirada amplia hacia el resto de países europeos, hacia África u Oriente Medio, donde podremos empezar a dar respuesta a muchas de nuestras preguntas, a ofrecer aquello en lo que nosotros sí podemos aportar, y a encontrar soluciones.
Periódicamente, cada vez que se produce un atentado de corte yihadista en Europa se entrecruzan mensajes de diferente signo. Muchos de ellos ofrecen una visión parcial y distorsionada de los hechos, mucho más complejos de lo que creemos, y quisiéramos. El fenómeno terrorista es complejo. Siempre lo ha sido. No hay ninguna causa única que lo explique por sí misma.
De entre toda esta retahíla de mensajes destacaría uno que requeriría una mayor atención de todos, aunque parezca una obviedad: el terrorismo yihadista es un fenómeno global que afecta año tras año a un sinfín de sociedades y comunidades. Hacer una lista de los países donde se han producido atentados de este signo se hace doloroso, y extenso: Afganistán, Somalia, Reino Unido, Burkina Faso, Kenia, Francia, Somalia, Yemen, Alemania, Nigeria, Malí, Camerún, Bélgica, Irak, Siria, Pakistán, etc.
En muchos de estos países este tipo de atentados se producen todos los meses, incluso cada semana. Hay que recordarlo continuamente, y es necesario hacerlo por dos sencillas razón: también nos afecta (ese terrorismo) y se lo debemos (a quienes lo sufre). ¿Acaso la mal llamada crisis de refugiados que ha afectado a Europa los últimos años no tiene relación directa con el aumento significativo de la violencia en muchos de los países antes mencionados?
El terrorismo yihadista es un factor de desestabilización para cualquier sociedad, especialmente en aquellas cuyos gobiernos no son capaces, no pueden o no quieren, hacerle frente. Resulta irritante tener que repetir que una de las principales razones por las que los últimos años llegan cada vez más refugiados a Europa es porque huyen justamente del mismo terrorismo que nos afecta, y al que hacemos frente.
No entender que el impacto de atentados terroristas en Nigeria, Somalia o Malí, por poner algunos ejemplos, nos afecta –aunque estemos a cientos de kilómetros de distancia– es un error que hemos pagado durante años. Seguir ignorando sucesos que ocurren más allá de nuestras fronteras es no comprender qué es el terrorismo internacional. La cooperación y solidaridad internacional se antojan imprescindibles para seguir avanzando en la lucha antiterrorista a escala global. Ningún gobierno puede garantizar al 100% la seguridad de sus ciudadanos. Ninguno. Pero sí puede hacer todo lo posible para intentarlo. Aquí es donde la prevención y la colaboración son las palabras claves que exigimos como sociedad.
Las fuerzas y cuerpos de seguridad en Europa, España y Cataluña han avanzando enormemente en la lucha contra el terrorismo, identificando y realizando seguimiento a potenciales terroristas, y previendo ataques. También en muchos otros países de África y Oriente Medio. Pero sigue siendo insuficiente. Resulta del todo imprescindible que se avance en la cooperación policial y de inteligencia. Y que se den respuestas más allá de las de seguridad. Necesitamos dar un paso más allá.
Es necesario abordar todas las causas, las propias y las externas. Hay que mirar más allá de nuestras fronteras, de la misma forma que tenemos que saber qué sucede dentro de nuestras sociedades. Hay que apostar por la inclusión para fortalecer nuestras sociedades. Todas.
Todo duelo necesita su tiempo. Barcelona y Cambrils necesitarán los suyos. No estamos en tiempos de terrorismos selectivos, sino indiscriminados y que buscan hacer el máximo daño. Tenemos que acertar con el análisis para evitar todo error. Este terrorismo global, con todas sus singularidades y particularidades, merece una respuesta global con todas sus particularidades locales. Sólo así podremos seguir de pie, estés en Nigeria o en España.