Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
La integración en la UE ha impulsado un proceso incompleto de convergencia económica, por el que España se ha acercado a Alemania en ingresos per capita. La convergencia lograda por nuestro país, no obstante, no puede atribuirse a la productividad. La duración de las jornadas de trabajo se han acortado mucho más en Alemania que en España
20 de octubre de 202122:16 h
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Una de las principales motivaciones para la entrada de España en la Comunidad (ahora Unión) Europea consistía en la convergencia económica con los países que ya formaban parte del entonces selecto club de naciones. Para evitar confusiones, por convergencia económica entendemos una reducción gradual de las diferencias entre ingresos por persona en distintos países. Debido a que los ingresos en promedio de la población española han sido históricamente menores que los de la población de otros países europeos, la aspiración colectiva era conseguir una reducción de dicho hiato por medio de mayores niveles de inversión, educación y tecnología. Pasadas ya más de tres décadas desde la entrada de España en la CEE, merece la pena tomar distancia con respecto a la refriega política habitual y datos socio-económicos coyunturales y fluctuantes y revisar esta cuestión. ¿Ha habido un acercamiento de los ingresos medios de España respecto a Europa?
Para contestar a esta pregunta en este artículo limitaremos la comparación con Alemania, el líder económico de la Unión Europea por antonomasia. Alemania ha sido el país más poblado desde la creación de la CEE/UE, cuenta con la economía de mayor volumen y es un país clave en el proceso de integración europea que comenzó al terminar la segunda guerra mundial. Limitamos el periodo de comparación al periodo 1990-2020 con el fin de evitar los saltos de datos antes y después de la reunificación alemana. Existen motivos razonables por los cuales en este periodo puede haber habido convergencia en los niveles de renta por persona de los dos países. Como país 'rezagado' en términos tecnológicos y productivos, España ha podido replicar tecnologías y sistemas organizativos de otros países como Alemania, reduciendo así el diferencial de productividad por hora de trabajo. Se han abierto oportunidades de mercado por la reducción de aranceles, y por el tamaño del mercado y su diversidad, que antes no existían. Desde finales de los años ochenta, asimismo nuestra economía también se ha beneficiado de transferencias directas de países centroeuropeos por medio de los fondos FEDER y otros mecanismos institucionales vinculados a la CEE/UE, que a su vez reducían mucho las barreras de distancia y comunicación para los productos de España. También al ser España un referente en el sector turístico internacional, el volumen de transferencias de europeos por estancias en nuestro país son mucho mayores que viceversa.
Una manera sencilla para medir la convergencia económica consiste en dividir el ingreso medio per cápita de España entre el ingreso medio per cápita de Alemania (los dos en paridad de poder adquisitivo, es decir comparable en términos reales y en términos de lo que puede comprar el ingreso en cada país) para cada año considerado. Esta medida sencilla permite identificar para cada año cuál es el porcentaje que supone el ingreso per cápita de España con respecto al alemán y con ello podemos examinar cómo evoluciona dicha diferencia proporcional a lo largo de los últimos 30 años. El siguiente gráfico muestra esta ratio.
El gráfico muestra que en 1990 el ingreso per capita español representaba solamente el 68% del ingreso per capita alemán. Dicho en otros términos, el ingreso per cápita alemán era un 47% mayor que el de España. ¿Cómo ha evolucionado dicho diferencial proporcional desde entonces? La respuesta más corta es que, pese a las fluctuaciones, España muestra un grado sustancial (pero incompleto) de convergencia económica con Alemania. En el periodo entre 1994 y 2008 la ratio aumentó de modo acusado del 68% al 87%. La Gran Recesión iniciada en 2008 resultó ser claramente un paso atrás en la convergencia ya que dicha ratio cayó del 87% al 74%. No obstante, tras la recuperación de la crisis financiera entre 2014 y 2019 se ha producido un segundo periodo de convergencia y con los últimos datos disponibles la ratio entre los ingresos por persona es hoy día del 80%. Considerando todo el periodo entre 1990 y 2019, la evidencia indica que se ha producido una notable convergencia económica entre los dos países, lo cual se refleja con claridad en la línea de tendencia para todo el periodo. Tomando dicha línea como referencia, el diferencial se ha reducido en un 42%.
La explicación más intuitiva para esta convergencia podría ser que la productividad laboral española haya aumentado anualmente en mayor grado que la productividad alemana. Dicha posibilidad se puede medir de nuevo considerando cambios anuales en la ratio del producto generado por cada hora de trabajo de un/a trabajador/a en España y Alemania. El siguiente gráfico muestra la evolución a este respecto. Incluso considerando fluctuaciones debidas a circunstancias coyunturales, el gráfico sugiere que la ratio de producto por hora de trabajo no ha aumentado sustancialmente en las últimas tres décadas. Ni siquiera lo ha hecho entre 2010 y 2020. La convergencia económica lograda por nuestro país, por tanto, no puede atribuirse a una convergencia en productividad.
¿Cómo podemos explicar esta pauta algo paradójica según la cual hay convergencia económica pero no por vía de convergencia en productividad laboral por hora? La explicación más plausible y palpable está en el diferencial en el número de horas trabajadas entre Alemania y España. El siguiente gráfico muestra que durante el periodo el promedio del total de horas de trabajo en España se ha mantenido relativamente estable. En cambio, el promedio del total de horas de trabajo en Alemania ya era menor en 1990 que el total de horas en España. El/la trabajador/a alemán/a producía lo mismo, pero con un 10% menos de horas de trabajo. Desde entonces el total de horas trabajadas para producir lo mismo en Alemania ha descendido sustancialmente. Por tanto, la duración de las jornadas de trabajo se han acortado durante el periodo mucho más en Alemania que en España. Se produce más valor añadido por trabajador/a que antes, pero a costa de emplear más horas de trabajo que el/la trabajador/a alemán/a. A este respecto, nos podríamos preguntar qué hace más eficiente a la trabajadora alemana o al trabajador alemán. ¿Tiene mejor preparación, mejores medios para realizar su trabajo, sufre menos tiempos muertos y distracciones o goza de mejores incentivos que en España? Todas ellas son conjeturas interesantes que quedan por contrastar.
Lo que en todo caso queda manifiesto de este simple ejercicio es una trayectoria claramente esperanzadora. Desde 1990 el hiato entre el ingreso medio de los españoles y los alemanes se ha reducido casi a la mitad. El reto colectivo que se fijó el país a finales de los años ochenta se ha cumplido en parte. Si continúa esta tendencia, a medio o no muy largo plazo nuestro país puede lograr la paridad en poder de compra con respecto a Alemania. Idealmente esto debería ocurrir a la vez que se produce una convergencia en la duración de las jornadas de trabajo en ambos países.
Nota metodológica
La fuente utilizada para los tres gráficos es la siguiente:
Feenstra, Robert C., Robert Inklaar and Marcel P. Timmer (2015), “The Next Generation of the Penn World Table” American Economic Review, 105(10), 3150-3182, available for download at www.ggdc.net/pwt
Gráfico 1: PIB – rgdpe; Población – pop.
Gráfico 2: PIB – rgdpe; Población – pop; Número de trabajadores – emp; Horas medias de trabajo - avh.
Gráfico 3: Horas medias de trabajo - avh.
Sobre este blog
Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
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