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Un acusado dice que Villarejo era “el único jefe” y “vivía de la información”
Madrid, 25 ene (EFE).- Rafael Redondo, acusado de colaborar con José Manuel Villarejo en proyectos de espionaje, ha declarado en el juicio que era frecuente que la sociedad Cenyt hiciese servicios gratis dado que el excomisario les decía que “vivía de la información” y que, para obtenerla, tenía “que dar algo a cambio” y hacer “favores”.
Señalado por la Fiscalía como uno de los máximos colaboradores de Villarejo dentro de su entramado empresarial, Redondo ha apuntado al excomisario como “el único jefe” y ha dicho que “el señor Villarejo es Cenyt” y era quien tomaba todas las decisiones importantes.
“Cenyt como tal se dedicaba a hacer notas para el señor Villarejo”, ha afirmado Redondo en el juicio del caso Tándem que celebra la Audiencia Nacional, donde ha explicado que había unos trabajos que respondían a una contratación y otros que no se retribuían “porque eran para amigos del jefe”.
“Era muy frecuente que hiciésemos cosas para gente con carácter gratuito, y la explicación que daba el señor Villarejo al respecto es: vivimos de la información o más bien yo vivo de la información y si quiero poder recibir información tengo que dar algo a cambio, tengo que hacer favores y tengo que tener una buena relación con muchísima gente”, ha añadido.
Y, según Redondo, también había otros servicios que “no tenían nada que ver” con la empresa, que serían “los proyectos oficiales en los que participaba Villarejo”: “Podía haber utilización de las empresas pero el personal quedaba al margen, era una especie de muralla china en la que al personal no se nos informaba de nada”.
En su segundo día de declaración, Redondo ha vuelto a negar haber conocido, utilizado u obtenido datos de procedencia ilícita de terceras personas. Todo lo que recopilaban, ha insistido, procedía “de fuentes abiertas”.
Y las expresiones de Villarejo que, según las grabaciones, puedan dar entender que obtuvieron tráficos de llamadas Redondo las ha enmarcado en su dinámica de “ofrecer, decir y alardear de cosas que no se le pasaba siquiera por la cabeza intentar conseguir”.
Ha vuelto a negar que fuese su socio, aunque sí que figuraba como apoderado en todas sus sociedades, pero ha dicho que era por orden suya y que él nunca realizó ninguna operación financiera, y se ha desmarcado del fraccionamiento de facturas que le atribuye la Fiscalía.
Según su versión, era Villarejo quien acordaba esa forma de actuar con el cliente, y si en las facturas no se reflejaba el concepto del servicio prestado no fue por “un afán de esconder”, sino porque “prevalecía el interés y el acuerdo que comercialmente” habían alcanzado, ya que “en algunas empresas se impone el márketing a los señores de administración”.
El siguiente en declarar ha sido un subinspector acusado de facilitar desde la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) datos de terceros a la empresa de Villarejo, quien ha señalado que su clave era utilizada por más compañeros porque sólo había dos o tres para su unidad, y que se podía acceder a la misma desde diferentes ordenadores.
Ha negado haber recibido órdenes directas del exjefe de la UCAO Enrique García Castaño, conocido como El Gordo, porque existía una “cadena de mando”, así como conocer a Villarejo, y ha admitido que si su superior le pidiera información se la entregaría “siempre” pensando que es para asuntos policiales.
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