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Albert Rivera confía en que el voto constitucionalista en Catalunya impulse a Inés Arrimadas a la Generalitat

El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, en la manifestación de Barcelona

Carmen Moraga

El 21D va a suponer para Albert Rivera la primera prueba de fuego para comprobar si el discurso de mano dura que ha mantenido Ciudadanos en Catalunya ha funcionado y se traduce en un importante aumento de los 25 diputados que tienen ahora en el Parlament y en la posibilidad de que Inés Arrimadas abandere un gobierno “constitucionalista” alternativo al independentismo. El listón lo han puesto tan alto que un hipotético fracaso en la cuna de sus orígenes supondría para Rivera todo un varapalo de cara al futuro por el protagonismo e implicación personal que ha mantenido durante todo el conflicto.

Sin embargo, ese escenario de fracaso ni se contempla en Ciudadanos. La dirección del partido está absolutamente convencida de que la candidata naranja va a recoger los frutos de una estrategia diseñada y dirigida por el propio Rivera basada en contraponer, sin el más mínimo margen para la duda, la defensa cerrada de la Constitución frente al independentismo de ERC, PDeCAT y la CUP, “que han destruido la convivencia en Catalunya”. 

Esa percepción que tienen de victoria viene avalada, dicen, tanto por las encuestas publicadas por distintos medios de comunicación y por las que tienen internas, como por la masiva participación ciudadana que ha habido en las manifestaciones que se han celebrado en Barcelona clamando por “la unidad de España”. “El 21D  esos catalanes que están hartos del procès  van a llenar de votos las urnas”, insisten los dirigentes naranjas.

El propio Rivera se ha hecho eco de esos sondeos en su cuenta de Twitter animando a los suyos convencido de que “hay partido”.

Una comunidad crucial para Cs

Catalunya es una comunidad crucial para Ciudadanos. Allí la dirección del partido hace tiempo que ha dado por superado el bache con el que inició el año con la pérdida de más de un millar de militantes. Unos abandonos que respondieron principalmente al malestar que causó la decisión tomada el pasado mes de febrero en la IV Asamblea General de cambiar el ideario del partido, abandonando las tesis de la socialdemocracia para instalarse en el “liberalismo”.

Ahora lo que ponen en valor es que Arrimadas consiguió ser la líder de la oposición en unos momentos difíciles, pasando de los 9 diputados de 2012 a los 25 escaños que logró en las anteriores elecciones de 2015. Desde entonces, la portavoz del partido ha ido escalando posiciones en el tablero político catalán y el grado de conocimiento que tiene de ella la ciudadanía es cada vez más alto.

La meta de cara al 21D es convertirla en la primera mujer que preside la Generalitat, un ambicioso reto que en Ciudadanos ven difícil pero no imposible y en el que se volcará toda la cúpula del partido. Especialmente Rivera que estará muy presente en la campaña pero dejando, lógicamente, el protagonismo principal a la candidata. 

Para lograr ese objetivo en Ciudadanos saben que deben contar con el apoyo, al menos, de los otros dos partidos constitucionalistas, PSC -al que algunas encuestas otorgan una notable subida- y PPC, con los que ha quedado descartada una coalición electoral. 

De ahí los llamamientos de Rivera y la propia Arrimadas tanto a Miquel Iceta (PSC) como a Xavier García Albiol (PP) para que se comprometan a apoyar a la lista más votada de los tres partidos antes de la cita con las urnas. Para Rivera ese pacto previo de las formaciones constitucionalistas es “de sentido común, y más ahora en Catalunya”, ya que consideran que están ante “una oportunidad histórica” para acabar con el procès  y desbancar al independentismo. Algo que acaba de poner el duda el último barómetro del CIS catalán.

“Yo me comprometo también a ello. Si por algún cambio del destino no somos la fuerza más votada, nosotros respetaremos ese acuerdo”, adelantó por su parte Arrimadas en la comparecencia que realizó el lunes pasado tras la reunión que celebró la Permanente de la Ejecutiva. Una reunión que sirvió, entre otras cosas, para designar al Comité Electoral que será el encargado de poner a punto la maquinaria de la campaña.

La idea de ese pacto previo, sin embargo, ya ha sido rechazado por el PSC y el PPC. Ambos partidos quieren diferenciar sus mensajes y tener su perfil propio en la campaña que prácticamente todos los candidatos han dado ya por iniciada.

En Ciudadanos no cuentan con que los comunes ni Catalunya Si que es Pot, (CSQP) - si es que se reedita la coalición-  vayan a facilitar un gobierno constitucionalista, aunque el envite para que elijan entre “Junqueras o Arrimadas” sigue encima de la mesa. Y en esa disyuntiva se van a seguir moviendo los de Rivera.

Campaña de “guante blanco”

La intención de Arrimadas es bajar a la arena “con guante blanco” más que con “críticas” contra el PSC y el PPC. “Ciudadanos no concurre a este proceso electoral pensando en nuestro partido, sino pensando más en los ciudadanos”, afirmó la candidata, dejando claro que aunque Iceta y García Albiol sean sus rivales no son sus objetivos a batir.

Evidentemente, ese “guante blanco” no será utilizado con los independentistas a los que culpan de la situación de “locura” a la que se ha llegado en Catalunya. Los dardos más ácidos de Arrimadas irán contra ERC, PDeCAT y la CUP como los artífices de “la división que han creado en la sociedad catalana”. Y contra Puigdemont “que ha huído de Catalunya” y los miembros del Govern, algunos de ellos ahora en prisión.

No obstante, fuentes de la dirección de Ciudadanos creen que también hay “mucho margen” para marcar las diferencias con los partidos no soberanistas, especialmente con los socialistas. 

Uno de estas diferencias se centrará en el modelo territorial que defienden Ciudadanos y el PSC. Rivera se ha mostrado reacio a emprender una reforma constitucional que signifique conceder a Catalunya mayores competencias. “No podemos darle la llave de la caja a los golpistas que quieren romper España”, ha argumentado en diversas ocasiones.

Arrimadas, por tanto, basará buena parte de su discurso en hacer hincapié en que su partido es el único que dice lo mismo en todos sitios a la hora de defender la unidad de España. Pero también en que son “el partido del diálogo” capaz de llegar a acuerdos con unos y con otros, “como hemos demostrado en Madrid o Andalucía”. 

En Ciudadanos no les gusta la idea que se ha propagado de que a la hora de afrontar el conflicto en Catalunya han sobrepasado al “ala más radical del PP”. El número dos de Arrimadas en el Parlament, Carlos Carrizosa, rechazó en una reciente entrevista con eldiario.es que Ciudadanos tenga un discurso “marcadamente españolista”. “Creo que tenemos un discurso marcadamente ciudadanista”, sostuvo.

La teoría que han mantenido y reiterarán también en campaña es que han estado atinados en sus exigencias a Rajoy para que aplicara cuanto antes el artículo 155 de la Constitución y convocara elecciones. Ahora presumen de que el tiempo y los acontecimientos “nos han dado la razón”.

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