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Casado se aferra a la caída económica para llegar al nuevo curso como la “alternativa” a Sánchez y neutralizar la moción de Vox

El líder del PP, Pablo Casado, durante un mitin del partido.

Iñigo Aduriz

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Con unas encuestas en las que el Partido Popular no acaba de despegar y tras meses tratando de desgastar al Gobierno por su gestión sanitaria de la pandemia y, ahora, por las diferencias entre PSOE y Unidas Podemos sobre la monarquía a raíz de la salida de España de Juan Carlos I –que también ha dividido al PP–, la dirección de Pablo Casado ha decidido aferrarse a la caída de la economía generada por la crisis del coronavirus para intentar llegar al nuevo curso político como la “única alternativa” frente al Ejecutivo progresista.

La supuesta “experiencia de gestión” del PP para hacer despegar al país de una nueva recesión está siendo esgrimida una y otra vez por Casado y los suyos para contrarrestar el golpe que supuso la semana pasada que Vox –fuerza con la que los populares pugnan por un mismo electorado– anunciara una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para septiembre, tratando así de acaparar el foco mediático de la derecha dividida en tres –PP, Vox y Ciudadanos– nada más terminar las vacaciones de verano.

Una de las principales obsesiones de Casado desde que ganó las primarias de 2018 ha sido la de recuperar para el PP a todos aquellos votantes que en las últimas citas electorales se marcharon a Vox y Ciudadanos, presentando la “unión” del “voto de centro derecha” en torno a sus siglas como la única vía para despojar del poder a una izquierda apoyada por “separatistas, batasunos y populistas”. El gesto del partido de Santiago Abascal anunciando su moción de censura descolocó a la dirección nacional de los populares, que en los últimos meses trataba de liderar el espacio conservador con un durísimo discurso contra el Gobierno, al que acusan de “mentir” o de “ocultar” las cifras de fallecidos durante la pandemia.

Casado no vio refrendada esa estrategia en las elecciones vascas y gallegas del 12 de julio. La gran apuesta personal del líder del PP, la coalición con Ciudadanos en Euskadi que se caracterizó por un discurso bronco, sufrió un serio revés al lograr tres diputados menos que los nueve que obtuvieron los populares en 2016, cuando concurrieron en solitario, y no impidió que la extrema derecha entrara en el Parlamento vasco. En Galicia, en cambio, la estrategia más moderada de Alberto Núñez Feijóo –que siempre se ha mostrado contrario a contemporizar con Vox– vio refrendada su mayoría absoluta con más escaños que nunca, 42.

El líder del PP no quiso darse por aludido pese a las presiones de los barones que le pidieron más moderación, y aseguró que seguiría la misma línea de confrontación mantenida hasta entonces –“prefiero perder votos a perder el alma”, llegó a decir– en los últimos días el grueso de todas sus intervenciones y de las de sus principales colaboradores se han centrado en una economía marcada por las pesimistas previsiones y la importantísima caída del PIB (de un 22% interanual) en el segundo trimestre, el que coincidió con el confinamiento.

Una histórica baza de la derecha

La gestión económica es, precisamente, una de las grandes bazas que suele utilizar la derecha tradicionalmente cuando no está en la Moncloa, al considerar que frente a su “eficacia”, la izquierda opta por el “despilfarro”, el “caos” o la “ruina”, tal y como repite Casado en sus declaraciones.

Esta semana, pese al anuncio de la marcha del rey emérito, el líder del PP ha tratado de centrar el foco en la economía, si bien ha vuelto también a acusar al Gobierno de “mentir”, en este caso respecto a las cifras de ciudadanos afectados por los rebrotes de la pandemia. “Sánchez admite que es incapaz de superar la crisis hasta el 2023. A pesar de la ingente ayuda de la UE con 300.000 millones de euros del FRR, BCE, BEI, SURE y MEDE. No podemos ser cómplices de otro gobierno socialista que se rinde al paro masivo. Hay un Plan B pero se niegan a impulsarlo”, remarcaba Casado el miércoles en un tuit, un día después de la rueda de prensa de Sánchez en la que hizo balance del curso político.

En otro mensaje en Twitter –el líder del PP no ha protagonizado ningún acto público desde el pasado 30 de julio– Casado consideraba el martes que “se han destruido 738.591 empleos en 12 meses, la peor cifra desde 2009. Hay 3,7 millones de desempleados, más 1,35 millones en ERTE y España lidera la destrucción económica en Europa. Urge bajar impuestos, liquidez suficiente para empresas y autónomos, y extender aún más los ERTE”, recalcaba.

“Otra vez los brotes verdes, otra vez camuflando la realidad”, denunciaba, por su parte, el lunes el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, tratando de equiparar la situación económica actual, generada por una emergencia sanitaria, con la de la crisis financiera de 2008, cuando también gobernaban España los socialistas. “El Gobierno no tiene un plan de choque ante la gravedad de la crisis económica. Este fin de semana la ministra de Hacienda ha dicho que lo peor de la crisis ya ha pasado. ¿Cómo se puede ser tan irresponsable, cuando la economía se está desplomando y hay miles de compatriotas en las listas del paro?”, se preguntaba.

En la misma línea de acusar al Gobierno de “despilfarro” en el uso de los fondos públicos se enmarca la campaña lanzada desde el PP contra la oferta lanzada por Hacienda a los ayuntamientos para que pongan sus remanentes a disposición del Estado a cambio de una aportación de los Presupuestos Generales del Estado de 5.000 millones de euros a fondo perdido. Tras semanas de negociaciones, la propuesta fue aprobada el lunes por la Junta de Gobierno de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) únicamente con los 12 votos a favor del PSOE, el 'no' del PP, Ciudadanos y Junts per Catalunya (que sumaron también 12 votos) y la abstención de Unidas Podemos. El empate lo deshacía con su voto de calidad el presidente del organismo, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, del PSOE.

Minutos después de la votación, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, calificaba las medidas aprobadas de “confiscación” y Casado denunciaba que se rompiera “el consenso” en la federación municipalista. En la misma línea, Montesinos anunciaba en rueda de prensa que su grupo va a solicitar la comparecencia urgente de María Jesús Montero en el Congreso al considerar que “el PSOE ha dinamitado el consenso municipalista”, perpetrando “un ataque histórico a los ayuntamientos”. “Todos los ayuntamientos deben saber que van a tener un aliado en el PP, que no les vamos a dejar solos, daremos la batalla en defensa de sus ahorros”, afirmaba Montesinos.

“España necesita una política de sensatez”

Obviando en todo momento el efecto de la pandemia, Casado también arremetió contra la gestión económica del Gobierno el pasado día 31 de julio, cuando se conoció la histórica caída del PIB del segundo trimestre, justo el periodo en el que se mantuvo en vigor el estado de alarma y que, por tanto, se correspondió con el parón de actividad que generó el confinamiento. “La crisis no es simétrica, sino que afecta más a los que peor la gestionan, y despilfarraron y se endeudaron antes de la pandemia. Es lamentable que Sánchez se aplauda tanto en una catástrofe social de 7 millones de desempleados”, denunciaba el líder del PP a través de un tuit.

“España necesita una política de sensatez, crecimiento económico y convergencia con las grandes democracias europeas, algo de lo que adolece el banco azul del Congreso”, había dicho el propio Casado tan solo dos días antes, el miércoles 29 de julio, durante el Pleno del Congreso en el que Sánchez explicó los acuerdos alcanzados por el último Consejo Europeo, que permitirán a España beneficiarse de 140.000 millones de euros.

“Déjense de aplausos del Club de la Comedia, que son ofensivos”, apuntó Casado, criticando las ovaciones que recibió Sánchez por parte de la izquierda por su negociación en Bruselas. “España no está para eso y en Europa se lo pasarán. Aprenda de los buenos diplomáticos. No celebre éxitos en negociaciones y menos lo que han negociado otros”, añadió. Aunque mientras se produjeron las negociaciones en la UE Casado desconfió de la posibilidad de que se lograra un acuerdo entre los socios y cargó duramente contra el Ejecutivo por acudir al foro “sin los deberes hechos”, una vez alcanzado el pacto entre todos los países la teoría del líder del PP es que se logró gracias a su partido.

Así lo defendió de nuevo el jueves 30 de julio durante una conferencia sobre Prensa y Poder en Aranda de Duero (Burgos), su último acto antes de las vacaciones de verano, en el que lanzó todo un alegato contra los medios de comunicación. “No digo yo que [los medios] digan que lo hagamos bien, ni que lo hagan mal ellos, no tengo el más mínimo interés. Simplemente que se diga: 'Oiga, esto es mentira'. 'Es mentira que el señor Casado tenga que ver con ningún tipo de recorte, el que recortó fue el señor Sánchez'; 'es mentira que el señor Casado haya estado negociando en contra del Gobierno de España en la negociación presupuestaria europea. Sus tres compañeras del PP son las que lo han firmado'”, afirmó.

La consigna de Génova 13 es intentar centrar el discurso en la economía hasta llegar a la moción de censura de Vox de septiembre que el PP ya ha dicho que no va a apoyar al considerar que “reforzará” a Sánchez y a su Gobierno. La estrategia de Casado es obviar esa iniciativa del partido de extrema derecha que apoya los gobiernos populares de Andalucía, Madrid o Murcia, para intentar lanzar la idea de que su formación política es la que “sacará a España de una nueva crisis” que, según la dirección popular, se agravará en las próximas semanas.

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