El Festival de Cine Europeo de Sevilla salva los muebles en su edición más difícil: “Ha sido lo mejor que podíamos hacer en estas circunstancias”
Entre el público y el sector audiovisual andaluz hay cierto consenso en torno a la buena noticia: el Festival de Cine Europeo de Sevilla (Seff), que a lo largo de este año se había instalado en la incertidumbre e incluso había visto amenazada su continuidad, ha logrado culminar su vigésima edición. Con un formato reducido de siete días y una programación configurada casi in extremis, la cita ha concluido este miércoles con buenos números de asistencia y un optimismo general de los organizadores, aunque tampoco han faltado las críticas.
“Esta es una edición muy atípica, de la que me quedo, sobre todo, con el compromiso del Ayuntamiento de Sevilla de celebrar el Festival, lo cual se ha cumplido”, afirma Manuel Cristóbal, ex asesor de Industria Audiovisual de la Comunidad de Madrid llegado a Sevilla solo unos meses antes en funciones de bombero, llamado a sofocar el incendio provocado por una cadena de acontecimientos que no dudó en calificar de “tormenta perfecta”: primero la marcha del anterior director, José Luis Cienfuegos, a la Seminci de Valladolid; luego el anuncio del traslado de fechas del Seff a primavera, que encendió la indignación del sector, y la baja del sustituto de Cienfuegos, Tito Rodríguez.
“Hubo meses que se perdieron a primeros de año con los cambios políticos y organizativos, fue una tormenta perfecta. Pero debo estar contento y satisfecho de que al final todo el mundo haya querido remar a favor”, añade Manuel Cristóbal, quien fue contemplado desde su llegada como la última esperanza para que el Festival de Cine Europeo de Sevilla no pasara a engrosar la larga lista de certámenes españoles desaparecidos.
30.000 espectadores
Ello aunque, como él mismo admite, la edición de 2023 tenía sus deficiencias: lo primero que hubo que sacrificar fue la sección competitiva del Festival, así como conformar una programación menos europea y más nacional que en otras ocasiones, con numerosos títulos que ya habían sido vistos en otras citas, lo que ha repercutido en una menor asistencia mediática. Con todo, Manuel Cristóbal no duda en afirmar que “ha sido lo mejor que podíamos hacer en esas circunstancias, y todo gracias a un equipo magnífico”.
La organización incluso presume de números en su nota de balance: la ocupación de butacas, que ha rondado “el 85 por ciento de los aforos”, arroja unas cifras de taquilla para el Cine Cervantes y las salas de MK2 Cinesur Nervión Plaza de cerca de 30.000 personas. “El casi centenar de cintas seleccionadas ha logrado atraer a las salas a una audiencia conformada por público general, críticos y periodistas”, afirma el comunicado oficial, que destaca la presencia en Sevilla de figuras como Catherine Breillat, Pablo Berger, Antonio Saura, Carlota Pereda, Rafa Cobos, Víctor Clavijo, Julia de Castro, Federico Schmukler o Jacqueline van Vugt, a lo que suma “un variado abanico de actividades paralelas que también ha contado con una notable acogida y lleno en muchas de sus citas programadas”.
Donde sí parece haber un aplauso unánime es en el ámbito de las asociaciones e instituciones profesionales, que no han desaprovechado ninguna ocasión a lo largo de la semana para aplaudir la gestión de Manuel Cristóbal. Así, Marta Velasco, en nombre de la Academia Andaluza de Cine, agradecía “al equipo del festival y a Manuel Cristóbal su esfuerzo y dedicación hacia el sector y los espectadores en una edición tan especial como esta”, mientras que la presidenta de ASECAN, Lourdes Palacios, aplaudía esta “edición del SEFF que reclamaba el sector audiovisual, favoreciendo el encuentro del público con las salas, facilitando la proyección del cine andaluz junto al europeo, y sentando bases para un estupendo próximo año”. Por su parte, el presidente de ANCINE, José Alba, destacaba que “la magia del cine y Manuel Cristóbal como coordinador han hecho posible que esta edición haya sido tan excelente como las mejores vividas hasta la fecha”; el presidente de AEDAVA, Rogelio Delgado, hace hincapié en “el apoyo de los sectores profesionales del cine, que se ponen en línea de colaboración para mantener vivo el sueño maravilloso del SEFF”; mientras que la presidenta de AAMMA, Agus Jiménez, destaca su satisfacción por una edición que “nos ha permitido no solo mantener el espacio Women in Focus dentro del Festival de Sevilla, sino ampliar esas actividades tan importantes para dar visibilidad a la mujer en el mundo cinematográfico”.
Mirando a 2024
Este consenso contrasta con las críticas manifestadas desde los medios de comunicación y la Plataforma en Defensa del Festival de Cine Europeo de Sevilla, creada precisamente durante la crisis estival que a punto estuvo con dar al traste con el certamen. Dicha plataforma, reconociendo el esfuerzo realizado “para salvar esta edición de manera digna”, cuestiona no obstante aspectos como la gala de inauguración, la coincidencia en fechas con el Alhambra Monkey Week, así como el retraso en las acreditaciones o la deficiente señalización de los espacios del Festival.
Por otro lado, la plataforma considera a través de un comunicado que la programación, “aunque escasa ha cumplido con criterios de calidad” si bien “plagada de títulos de inminente estreno, o con gran recorrido en festivales” y “desproporcionada” en sus títulos andaluces respecto a los europeos. “Estamos seguros que con un equipo más amplio, y más cuidados, los resultados habrían sido mucho mejores”, concluyen.
De momento, ya hay fechas para la próxima edición, del 8 al 16 de noviembre de 2024, aunque es una incógnita la continuidad de Manuel Cristóbal, que tiene contrato solo para el presente ejercicio. “Ahora estoy reuniendo las opiniones de todo el mundo sobre hacia dónde debe caminar el Festival, y cuando las tengamos todas llegará el momento de tomar decisiones. Por mi parte, debo decir que he podido trabajar a gusto y me siento contento, pero también hay que escuchar a aquellos a los que les haya gustado menos y atender las críticas constructivas”.
“Esta edición quedará como una anécdota”, concluye Manuel Cristóbal, “pero sobre todo como una demostración de que en Sevilla hay un cariño grande por el festival. Eso es lo que he sentido”.
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