David Linde, director de Nocturama: “Nos despedimos porque un modelo de festival no tiene sentido ahora en Sevilla”
Dice el tango que 20 años no es nada, pero ese es el tiempo que el festival Nocturama ha necesitado para nacer en Sevilla, hacerse un hueco en el calendario musical de la ciudad, ganarse el corazón de sus muchos incondicionales… Y despedirse. 'The End' es el inequívoco lema escogido para la vigésima edición de esta cita, que tendrá lugar del 5 al 8 de diciembre y, con cartel de Manolo Cuervo, reunirá a artistas como Ruido Clavel, Israel Fernández, Lela Soto y Frente abierto, Guadalupe Plata, Ana Chufa & The New Deal, Sr. Chinarro, Rocío Guzmán, Korashe, Rezelo, Joselito K, Julia de Arco, Salvar Doñana, Juano Azagra, Chica Unicornio y Marieta Djyé.
Según David Linde, director del festival y cabeza visible de La Suite, empresa organizadora del evento, “la decisión la tomamos hace dos años, no es un pronto que nos haya dado. Hace 20 años el contexto era una carencia de muchas músicas que directamente no llegaban a la ciudad. Pepe Lebrero, entonces al frente del CAAC, nos encargó diseñar el festival, nació y creció muchísimo. Las cosas han ido cambiando, y nosotros adaptándonos a ello”.
“Cuando no había nada de indie, se nos catalogó como festival indie”, prosigue Linde. “Luego el indie se asentó, pero lo que queríamos era aportar la diferencia, y empezamos a programar música experimental, folk… Hasta llegar a la actualidad, cuando consideramos que un modelo de festival no tiene sentido ahora en Sevilla, y ese es el motivo principal por el que nos despedimos. La oferta hace que se diluya el mensaje. Además, somos una empresa cultural, no de ocio, y creemos que un festival no es el medio adecuado para lo que queremos transmitir”.
Cultura de base
También les mueve, afirma, una voluntad de no perpetuarse. “20 años te dan derecho a decidir cuándo acabar. Las cosas tienen que acabar en algún momento, no pueden ser eternas. Queremos que el hueco que deja Nocturama se llene, mientras que también queremos iniciar un proceso de escucha con otros colectivos, especialmente de gente joven pero no solo, y hacer de puente. Nos gustaría seguir trabajando desde otro sitio para conseguir lo que se logró en la Sevilla de los 90, una buena cultura de base que ha permitido que estemos hoy muy presentes en el panorama musical español”.
En cuanto a la huella que deja Nocturama en la memoria de los melómanos sevillanos, Linde tiene una perspectiva privilegiada y delicada a la vez: “Tal vez estoy demasiado adentro para verlo con claridad, porque para mí es como si hubieran pasado 100 años o uno solo. Pero me gustaría que la huella que quedara de todo este tiempo fuera la idea de que es posible ofrecerle al público otro tipo de música, y que éste tiene derecho a exigirla. La música está en un proceso de homogeneización, todos los discursos apuntan hacia la rentabilidad. ¿Van a echar de menos Nocturama? No lo sé, lo seguro es que ya sabemos que hay gente nueva y también veterana haciendo cosas interesantes, y que siempre han tenido su sitio con nosotros. Y también hemos peleado por la formación de un público crítico, que espero que sea otro de los legados del festival”.
Cuando se le pregunta cuánto ha pesado la marcha de Violeta Hernández, su socia en La Suite, a la dirección de la IAAEM (Instituto Andaluz Artes Escénicas y Música), subraya que “la decisión se tomó antes, y fue de los dos. Lo único que me ha afectado es en lo personal, porque desde que Violeta se fue todo es más triste y aburrido. Es verdad que tampoco habría tenido sentido seguir yo solo con un proyecto que era de ambos, y lo que aporta Violeta a todos los niveles es muy rico. Pero como digo, ya desde la pandemia empezamos a darnos cuenta de que un ciclo se estaba acabando, y hace dos años tomamos la decisión”.
Contra los mercados
En cuanto al comportamiento de las instituciones en este tiempo, Linde sonríe al recordar que “hemos pasado por todo tipo de vaivenes. En los primeros años, por la conexión con el CAAC, era la Junta la que más apoyaba. Luego llegó José Lucas Chaves con Zoido y empezamos a colaborar con el Ayuntamiento, y desde entonces el apoyo no ha dejado de crecer. Lo hizo con Juan Espadas y por supuesto con Antonio Muñoz, a quien no hay que explicarle nada, porque es un consumidor habitual de cultura per sé. Y la actual apuesta por que la marca Nocturama se asocie a una fase de mentoría y apadrinamiento ha surgido de ellos. El elefante en la habitación, para nosotros y para todo el mundo, ha sido siempre el ICAS, con el que hemos tenido muchísimos problemas, pero ya digo que siempre hemos contado con respaldo institucional”.
A la hora de recordar algún momento de estas dos décadas de música, Linde se queda con el paso de Martirio por Nocturama. “Nadie lo veía menos yo, que estoy convencido de que, si hay una punk en Andalucía, es ella. Nos dio las gracias por haberla sacado de los teatros, donde ya estaba consagrada, y haberla devuelto otra vez con la gente que pudiera escucharla tomándose un cubata y fumándose un cigarro”.
Para este 20 aniversario, asegura, van “con todo, es más, vamos a pérdidas. Hemos hecho un programa que no es nostálgico, aunque algún guiño a la nostalgia sí hay, con valores emergentes y conocidos, luchando por la diferencia y en contra de los mercados, plantándole cara a estos y a la cultura del ocio. ¿Cómo se termina algo después de tanto tiempo? Como Los Soprano, fundido a negro y te sigues imaginando cómo sigue. Pero para nosotros es una celebración, es un lujo poder decidir cuándo quieres acabar, y no permitir que las circunstancias decidan por ti”.
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