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Todas las claves para entender el caso del máster de Cifuentes

La presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes.

Raúl Rejón

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ostenta un título de máster cuyas calificaciones fueron retocadas dos años después de haberlo cursado (en 2012: dos asignaturas pasaron de “no presentado” a “notable”, según el registro del sistema informático de la Universidad Rey Juan Carlos; pública y financiada por la Comunidad de Madrid). Ese sistema dejó el rastro de quién accedió a las notas para retocarlas: la administrativa Amalia Calonge. ¿Qué había ocurrido? Una portavoz de Cifuentes explicó que la política del PP se había dejado dos materias para más adelante.

Pero el caso del máster de Cifuentes ha resultado mucho más complejo.

1. La Universidad sale al rescate. Y abre más dudas

El miércoles 21 de marzo, mientras Cristina Cifuentes prolongaba su silencio durante horas, la Universidad Rey Juan Carlos salió a ofrecer una versión: “Error administrativo”. El rector Javier Ramos y los profesores Enrique Álvarez Conde y Pablo Chico explicaron que “la alumna de referencia” (Cifuentes) había cursado y aprobado todo en 2012. Su hipótesis defendida fue que, al ir a tramitar el título en 2014, la alumna descubre que en su expediente constan asignaturas sin aprobar. Y que, a partir de ahí, se subsana ese fallo formal.

Cada uno aportó una parte de la versión: Chico es quien asegura que le avisan por teléfono de que hay ese problema. Y dice que revisa el caso de su asignatura. Y que da aviso de que se corrija porque la presidenta había sacado notable. Luego, la Comunidad de Madrid envió, como supuesta prueba de esto, la imagen de un correo electrónico de Chico en el que pide que se cambie una nota. Aunque en ese texto no aparece las denominaciones oficiales del curso y materia que afectan a Cristina o su código.

Así, con una llamada y un correo han dicho que solventaron la cuestión. Altos funcionarios de las principales universidades públicas de Madrid han contado a eldiario.es que cambiar calificaciones, y más aún varios años tras haberse cerrado el curso, es un trámite más complejo. Y que deja huella documental oficial. Igual análisis le mereció al profesor Antón Losada.

El catedrático Álvarez Conde –presentado como director del curso– afirmó que: “Todo cumple la legalidad vigente”. El reglamento de Trabajo fin de Máster de la URJC de 2011 exige presentar un justificante de tener todo aprobado antes de leer y defender ese trabajo. Sin ese justificante ¿cómo se le autorizó leerlo? Si lo presentó: ¿Cómo lo obtuvo si tenía una asignatura no presentada?

El rector dijo haber hablado con las miembros del tribunal asignado al trabajo de Cifuentes. Y dio sus nombres: Cecilia Rosado, Clara Souto y Alicia López de los Mozos. Por aquel entonces, todas ya tenían una estrecha y duradera relación con la Universidad Rey Juan Carlos a pesar de que el reglamento interno de estos tribunales pide que haya un profesor de otra institución, alguien externo, para ofrecer imparcialidad. También que los miembros sean funcionarios y no lo eran.

Además, una de las doctoras señaladas por Ramos, Cecilia Rosado, figura como directora del máster en el año en que Cifuentes asegura haber aprobado: 2012. No el profesor presentado ante la prensa como aval de la legalidad: Álvarez Conde. Así quedó registrado en la web oficial de presentación e información del curso.

Horas después, el rector anuncia que abre una investigación porque esa información que le han aportado y con la que ha defendido la versión en rueda de prensa no le cuadra. Una semana después, el rector solicita a la Conferencia de Rectores que le ayude y aporten un investigador externo.

2. La presidenta cambia de versión: documentos que no prueban

Con toda esa explicación encima de la mesa. La Comunidad de Madrid, no Cifuentes en persona, emitió un comunicado que, básicamente, hacía referencia a los puntos señalados por la Universidad. Se aferraban a lo dicho por la URJC como tabla de salvación.

Además, adjuntaron una batería de documentos para, supuestamente, disipar dudas. Entre ellos, un documento con el encabezamiento de “acta de trabajo fin de máster”. Un papel manuscrito sin sello o firma oficial con los nombres de las profesoras que, por la mañana, había ofrecido el rector. Cifuentes se grabó en vídeo esa noche para enseñar, entre otras cosas, un “certificado” de notas. Se adhirió a la nueva versión: ya no se había dejado asignaturas. Ella había destapado los fallos.

3. Más dudas: 6,11 euros resultan cruciales

Lo que no mereció explicación esa jornada es la nota de la otra materia que aparecía como no presentada y también se modificó: el famoso trabajo fin de máster. Cómo se cambió y quién lo ordenó es todavía un misterio.

Sin embargo, los registros de secretaría de la propia Universidad guardaban más pruebas. Cristina Cifuentes abonó una tasa de 6,11 euros en noviembre de 2012, cinco meses después de, según ella misma, haber acabado con todo OK.

Estos 6,11 euros son cruciales. Un pago por servicios de secretaría que eran los necesarios para volver a intentar pasar el trabajo fin de máster. La normativa indica que las matriculaciones sucesivas para esa asignatura obligan a pagar tasa de trámite: 6,11 euros para el curso 2012/ 2013 en lugar de la matrícula entera, ya que no es una asignatura sino un trabajo. La del curso anterior eran algo más de 5 euros. La respuesta oficial de Cifuentes a esto fue que tuvo que afrontar una especie de multa por entregar el trabajo fuera de la fecha límite. Una sanción que no está prevista en ningún sitio. Además, si entregó el trabajo el 2 de julio como defiende, estaba dentro del curso académico y no tendría que pagar ninguna multa.

4. El trabajo sin aparecer

El currículo de Cristina Cifuentes luce el título de máster en Derecho público del Estado autonómico. El documento reza que se aprobó en 2012. Las modificaciones de sus notas se realizaron en 2014 por Amalia Calonge. La misma trabajadora a la que, en una primera versión “no conocía”, después podía caer en la categoría de “conozco a muchas personas” en esa Universidad y, finalmente, le acompañó físicamente a recoger el famoso título tres años después de los retoques en las calificaciones: noviembre de 2017.

El ahora famoso trabajo fin de máster no ha aparecido. En la Universidad no lo han hallado. Cifuentes no lo encuentra por haberse mudado tres veces (según su equipo). Pero, aunque lo recuperara, lo guardaría celosamente para “no hacer el juego a la oposición”, dijo su número dos Ángel Garrido. Más adelante el Gobierno ha asegurado que ha dado permiso a la URJC para hacerlo público. Cuando lo localice. Sin haberse atrevido a dar explicaciones en primera persona –solo dos entrevistas en la Onda Cero y Trece–, Cristina Cifuentes ha trastocado su agenda para no mostrarse en público. A pesar de tenerlo previsto, no acudió a la toma de posesión del nuevo rector de la Universidad de Alcalá de Henares. ¿Razón oficial? Una gripe. El jueves salió corriendo de la Asamblea para no contestar. El siguiente lunes compareció y habló, pero sin preguntas.

5. La querella

Las primeras palabras salidas de la boca de Cifuentes tras abrirse el caso de su máster (quitando autovídeos y las entrevistas) las emitió la presidenta ante el Comitié Ejecutivo Regional del PP. Fue transmitido por plasma en la sala de prensa. Se presentó como víctima de un “linchamiento” para destruirla “política y personalmente”. Y anunció una querella contra eldiario.es. Sin preguntas ni respuestas “por recomendación de la abogada”. Anunció una “inminente” querella criminal contra la periodista Raquel Ejerique y contra el director de eldiario.es, Ignacio Escolar.

6. Defendió su trabajo el día más difícil del año

La fecha atribuida a la defensa del famoso trabajo, el 2 de julio de 2012, presentaba peculiaridades: por un lado, Cifuentes debía estar a la cabeza del dispositivo de seguridad por la celebración de la Eurocopa de fútbol: eran 450 policías blindando la ciudad de Madrid. Por otro, el departamento a cargo del máster inauguraba un curso de verano a 50 kilómetros, el día más importante del año para la Universidad Rey Juan Carlos después de la apertura del año académico. Según sus versiones, dio tiempo a compatibilizarlo todo (la lectura es rápida y no puede superar los 15 minutos). Según portavoces de Cifuentes la leyó a las 15.45, con la selección ya aterrizada y con el curso en Aranjuez recién acabado.

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