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Los medicamentos genéricos pierden terreno por la inacción política y ceden mercado a los más caros

El mercado de genéricos se atasca en España

Teguayco Pinto

El sector de medicamentos genéricos llevaba dos años alertando de la falta de crecimiento de su sector sin recibir especial atención por parte de la administración. Ahora, los datos oficiales aportados por el Ministerio de Sanidad confirman el estancamiento del mercado de los genéricos en España, que se aleja de la media europea y retrocede a valores de hace 4 años. “Durante de los últimos dos años hemos entrado en un periodo de estancamiento y nos hemos quedado en una cuota de mercado de en torno a un 45% en unidades, lo que nos aleja de la media europea que está en un 65%”, explica a eldiario.es Ángel Luis Rodríguez, Secretario General Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg).

Los datos del Ministerio muestran cómo el mercado de genéricos mantuvo un crecimiento hasta 2015, cuando alcanzó un pico con un una cuota de un 48,1% en unidades. Sin embargo, durante 2016 y 2017 la cuota se ha ido reduciendo ligeramente, hasta situarse en un 46,4%, un valor ligeramente inferior al de 2014, algo que los expertos achacan a la pasividad de la administración.

“No hay una normativa específica comprometida con el impulso a los genéricos, todos los partidos están de acuerdo en que el impulso es necesario, pero no se toma ninguna medida concreta”, asegura Rodríguez. Aún se muestra más contundente Juan José Rodríguez Sendín, vicepresidente de la Asociación Acceso Justo al Medicamento y presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial, quien acusa a los responsables políticos de haber “abandonado” a los genéricos. “El Gobierno, en un momento determinado, eliminó las condiciones ventajosas de partida que tenía genérico en beneficio de los medicamentos de marca”.

Muchos cambios en una ley “descafeinada”

 

Una de las causas del progresivo estancamiento del sector han sido los sucesivos cambios legislativos de los últimos años, que según Rodríguez han terminado “desfigurando” la normativa y han hecho que ésta se haya ido “descafeinando año a año”.

Sendín, por su parte, asegura que es necesario “volver a revisar las políticas que sirvan para contener el gasto farmacéutico, que está llegando a cotas insoportables para el sistema nacional de salud, sobre todo algunas que se tomaron durante el gobierno del Partido Popular”.

Entre los cambios legislativos realizados durante los últimos años destaca la eliminación en 2011 de la discriminación positiva hacia el genérico por la que se favorecía su dispensación en lugar del de marca en caso de existir igualdad de precio entre ambos. Sin embargo, al año siguiente se volvió a recuperar esta medida, que finalmente fue de nuevo eliminada en 2015. 

Ante esta situación, el pasado mes de septiembre la Unión del Pueblo Navarro presentó en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de modificación del Real Decreto para volver a instaurar esta medida. Sin embargo, la propuesta solo ha contado 76 votos a favor, incluyendo los del grupo parlamentario Podemos. Ciudadanos y PSOE se han abstenido, mientras que el Partido Popular se ha mostrado claramente en contra porque, a su juicio, esta medida rompe las reglas de la competencia.

Tampoco la normativa de precios ha permanecido constante durante los últimos años. Al terminar una patente, los genéricos salen al mercado con un precio al menos un 40% por debajo del medicamento de marca. Originalmente se daba un plazo de un año a los medicamentos de marca para igualar el precio con los genéricos una vez finalizaba la patente, sin embargo, este tiempo de margen se ha ido reduciendo progresivamente y ahora la normativa obliga a que una marca ponga precio de genérico desde el momento en que pierde la patente.

“Ese periodo es el que los genéricos aprovechaban para aumentar su penetración en el mercado y, al eliminarlo, se anula el concepto de genérico, cuya utilidad es tener un precio menor que el medicamento de marca”, explica Rodríguez. “Este tipo de políticas consiguen un ahorro a corto plazo, pero desincentivan a los laboratorios de genéricos y son contraproducentes a medio y largo plazo”, sentencia.

El PP presionó para beneficiar a las farmacéuticas

También hay que recordar las maniobras realizadas por el anterior Ministerio de Hacienda, dirigido por Cristóbal Montoro, que presionó a las comunidades autónomas para firmar acuerdos que beneficiaban a las farmacéuticas. El acuerdo obligaba a las comunidades autónomas que solicitaban ayuda financiera estatal a firmar un convenio con la patronal farmacéutica que actuaba como un blindaje para los medicamentos de marca y que suponía un importante freno para los genéricos.

“Eso fue una barbaridad”, afirma Sendín, “es un disparate que con el elevado gasto farmacéutico actual los gobiernos no hagan nada y se dejen subyugar por el poderío de las marcas”. Este facultativo exige, además, mayor transparencia en los compromisos que alcanza el gobierno con la industria. “Debemos saber a qué tipo de acuerdos llegó el gobierno anterior con las farmacéuticas y que tanto han favorecido a los medicamentos de marca, especialmente cuando se estaban haciendo recortes para intentar controlar el gasto sanitario”.

Todos estos movimientos han ido provocando una progresiva pérdida de penetración de los nuevos genéricos que llegaban al mercado. Según las cifras ofrecidas por la AESEG, los genéricos lanzados entre los años 2005-2010 tienen actualmente una penetración media del 70%. Sin embargo, la tasa de penetración se ha ido reduciendo y para los fármacos lanzados entre los años 2011 y 2012 se sitúa en el 49%, en un 22% para los que fueron lanzados entre los años 2013 y 2014 y en apenas un 9% para los lanzados entre 2015 y 2016.

“El objetivo no es defender el genérico, sino proteger al sistema de salud frente a los precios abusivos que alcanzan los medicamentos cuando solo están sometidos al mercado”, asegura Sendín, quien insiste en que “si se deja que todo siga con las reglas del mercado, seguirán ganando los medicamentos de marca porque tienen mucha más implantación y porque las farmacéuticas tienen muchas más posibilidades de incidir sobre los profesionales para que los prescriban”.

La manipulación de las farmacéuticas

Los problemas también se encuentran en el otro lado de la balanza, ya que la industria farmacéutica ha sido acusada de retrasar la salida al mercado de nuevos genéricos. Según un estudio publicado el pasado año en una de las revistas de la Asociación Médica Americana, las farmacéuticas siguen varias estrategias para prevenir la competencia de los genéricos, entre las que destaca el “patentar aspectos periféricos de un medicamento o formulaciones modificadas que no agregan valor clínico”.

“Esto es lo que se conoce como perennización de las patentes”, explica Sendín, “solo le cambian un poco la cara y se vuelve a patentar. Esto lo sabe todo el mundo, pero la influencia de las farmacéuticas es tan grande que no se actúa”. Los autores del estudio consideran que se deberían llevar a cabo reformas políticas para limitar estas estrategias que incluyan “una interpretación más estricta de las normas sobre patentes”. En este sentido, Rodriguez exige a la administración el “establecimiento de medidas concretas y bien claras que definan cada uno de los grupos de medicamentos”.

El control sobre el mercado de genéricos también ha sido objeto de polémicas durante los últimos años, especialmente tras la entrada de las farmacéuticas de marca que hoy también tienen sección de genéricos. En este sentido, destaca la denuncia de los fiscales generales de 45 estados de EEUU, que el pasado año presentaron un documento en el que acusaban a 18 compañías de llegar a acuerdos para dividirse el mercado de genéricos y fijar, por adelantado, los precios de hasta 15 medicamentos diferentes.

“El genérico debería tener un espacio específico, no se debería permitir que las farmacéuticas de marca acaben haciendo genéricos, porque esto supone una competencia desleal y permite que la industria termine controlando de nuevo el mercado”, afirma Sendín.

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