La pandemia pone al descubierto las heridas del fútbol femenino
Reivindicarse dentro y fuera del campo. En esas tienen que estar constantemente las futbolistas, porque si algo está poniendo de manifiesto la pandemia del coronavirus es, una vez más, que el fútbol femenino está muy lejos de recibir el mismo trato que el masculino por parte de las diferentes instituciones. Dentro del campo, las jugadoras todavía no lo han podido hacer desde el pasado mes de marzo. Y es que, a diferencia de la liga masculina, la Primera Iberdrola (la máxima categoría del fútbol femenino) se dio por finalizada pese a que quedaban ocho partidos por disputar. Ese no ha sido el único golpe que han recibido, puesto que el inicio de su temporada 2020-2021 también se ha visto afectado. Finalmente, empezará el fin de semana del 3 de octubre, un mes más tarde de la fecha que se había propuesto en un principio, el 5 de septiembre.
“La palabra que mejor define la situación que hemos vivido es incertidumbre. Escuchábamos fechas pero no se concretaba nada. Aunque finalmente se ha fijado el 3 de octubre, yo hasta que no vea el calendario concretado no me lo creo. Esto no es un hobby, es nuestra profesión. La Federación no nos tiene el mismo respeto que al fútbol masculino”, lamenta Cristina Pizarro, más conocida como Chini, jugadora del EDF Logroño. Chini no ha tenido problemas económicos, por suerte, puesto que durante el estado de alarma estuvo en un ERTE y después el club les ha vuelto a pagar sus nóminas. Pero, tal y como reconocen fuentes de prensa del mismo club, que el fútbol femenino esté parado desde marzo ha afectado a muchas personas. “La temporada pasada ya tuvimos ciertas pérdidas. Hay muchos puestos de trabajo detrás: patrocinadores, las televisiones...”, sostiene el departamento de prensa del Logroño.
La Federación Española de Fútbol (RFEF), en cambio, argumenta que el motivo del retraso en el inicio de la temporada de la Primera Iberdrola ha sido la tardía aprobación del protocolo sanitario por parte del Consejo de Superior de Deporte (CDS). “Nosotros planteamos que fuera el 5 de septiembre, pero cuando vivimos los rebrotes pedimos al Gobierno un protocolo sanitario. Este ha llegado mucho más tarde, de hecho, hasta el pasado viernes no se aprobó”. Sin embargo, el departamento de prensa del Logroño femenino recuerda que cuando se propuso la primera fecha tampoco se había acordado. Respecto a esto, la RFEF únicamente indica que no se planteó un protocolo sanitario al principio porque la situación de la pandemia “siempre no ha sido la misma en nuestro país”. Las cifras chocan con esta afirmación teniendo en cuenta que desde principios de julio y hasta día de hoy, los contagios y las muertes diarias por COVID se han multiplicado.
La gestión de la liga masculina Santander, sin embargo, ha sido totalmente diferente. Su protocolo sanitario ha sido el primero en aprobarse y la temporada arrancó el pasado 12 de septiembre. “Todo ha sido complicado. El Gobierno ha tenido que gestionar la vuelta al colegio también. ¿Que podría haberse aprobado el protocolo sanitario del fútbol femenino con más rapidez? Supongo. Pero eso no depende de nosotros sino del Gobierno”, indica la RFEF. El Consejo Superior del Deporte (CSD) también se desentiende de esta responsabilidad: “Nuestro organismo elabora protocolos generales, pero las competencias de las ligas no profesionales son de las federaciones y en este caso se debería dirigir la pregunta a la Real Federación Española de Fútbol, que es de quien depende la Liga de fútbol femenina”.
La aprobación de este protocolo, no obstante, no ha despejado una de las principales incógnitas: ¿quién financiará las pruebas diagnósticas como las PCR? La jugadora del Logroño Chini lo tiene claro: “Creo que la Federación debería hacerse cargo de esto porque evidentemente algunos clubes se lo pueden permitir más que otros. En nuestro caso, llevamos ya tres controles”. Sobre este tema, las principales instituciones vuelven a pasarse la pelota entre ellas. La RFEF indica que esto es competencia del CSD y este último dice que la decisión final depende del Ministerio de Sanidad. “Nos hemos comprometido a que haya un fondo para que haya pruebas diagnósticas en las modalidades deportivas no profesionales. Ahora el debate está en el seno del Ministerio de Sanidad, que debe determinar qué pruebas se deben hacer, cuando y en qué circunstancias”, explican.
Desde la distancia, la futbolista Verónica Boquete observa este caos impensable en la liga americana femenina para la que juega, la National Women's Soccer League. Precisamente, su liga ha sido la primera en volver en Estados Unidos y con un protocolo sanitario acordado entre con el Gobierno. Asimismo, las ligas femeninas de otros países europeos también han empezado ya. Noruega, Suecia y Suiza lo hicieron a finales de agosto, y otras ligas importantes como la alemana y la holandesa lo hicieron a principios de septiembre.
“Tenemos pruebas a través de la liga, que es la que ha gestionado un seguro que cubre los gastos”, explica Boquete. Más que nadie empatiza con la situación que tienen sus compañeras. “Me pongo en su lugar y es muy frustrante. Me gustaría volver a España, claro, es mi país. Pero cuando ves que llevan tantos meses sin competir, que el año pasado fueron a la huelga, te crea dudas”, reconoce.
Un convenio “histórico”
La huelga a la que hace referencia Boquete es la que encabezaron las futbolistas españolas el año pasado cuando decidieron dejar de jugar durante un fin de semana por la falta de un convenio que regulara y mejorara sus condiciones laborales. Esta demanda se hizo realidad, eso sí, con muchas idas y venidas. Y no solo eso, sino que este no se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) hasta el pasado 15 de agosto, más de seis meses después de su firma.
Para Boquete, “es el ejemplo de cómo no se tiene que hacer un convenio”. Aún así, ve positivo que por fin este sea una realidad en el fútbol femenino español. Chini subraya que “su lucha” ha hecho posible que se les reconozcan derechos básicos como un salario mínimo de 16.000 euros brutos al año a tiempo completo y de 12.000 a tiempo parcial.
Otros aspecto fundamental que regula este convenio es el de la maternidad, un derecho que antes estaba totalmente desprotegido. “Nadie te garantizaba que pudieras volver a jugar si te quedabas embarazada. Con la llegada del convenio ahora puedes plantearte ser madre y no tener miedo a perder tu trabajo”, sostiene Chini, quien también señala que este convenio les ha permitido asentar otro logro como el de tener derecho a cobrar paro.
María José López, codirectora de la asesoría jurídica de la Asociación de Juristas españolas, recuerda que sin ese convenio, durante el estado de alarma, muchas de las jugadoras habrían cobrado por los ERTES una cantidad económica muy baja. “Pese a que se publicó en el BOE el pasado mes de agosto, el convenio ya estaba en vigor. Gracias al convenio han podido cobrar cantidades razonables. Por lo tanto, no es lo mismo que yo le diga a una jugadora que vaya a cobrar 100 euros que 600. El convenio fue un hecho histórico”.
Lo que queda por conseguir
Tanto Boquete como Chini celebran el crecimiento que ha tenido su profesión en los últimos años. “La COVID nos ha frenado, pero el fútbol femenino va a seguir hacia adelante. Más rápido o más despacio” indica Boquete. Y en líneas similares se expresa Chini: “Hemos demostrado que podemos llenar estadios. Solamente hace falta apoyarlo. No son pérdidas, es una inversión”.
Algo que todavía ven muy lejano es la igualdad salarial, un derecho que ya se ha implantado en la competición en otros países. El último en sumarse ha sido Brasil: la Confederación Brasileña de Fútbol anunció a principios de agosto que pagará lo mismo a las mujeres y hombres que jueguen en sus diferentes selecciones.
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