El PP mete a España en el club de Rusia, Irán o China con su red de cuentas falsas para intoxicar Facebook
“Aunque las personas detrás de esta actividad intentaron ocultar sus identidades, nuestra investigación encontró vínculos con personas asociadas con el gobierno chino”.
“Aunque las personas detrás de esta actividad intentaron ocultar sus identidades, nuestra investigación descubrió que estaba vinculada a los empleados del ISPR (el servicio de Inteligencia) del ejército paquistaní”.
“Aunque las personas detrás de esta actividad intentaron ocultar sus identidades, nuestra revisión vinculó estas cuentas con Irán”.
“Aunque las personas detrás de esta actividad intentaron ocultar sus identidades, nuestra investigación encontró que parte de esta actividad estaba vinculada a individuos asociados con el ejército de Myanmar”.
“Aunque las personas detrás de esta actividad intentaron ocultar sus identidades, nuestra investigación encontró que esta actividad estaba vinculada a una red organizada por Nic Gabunada [jefe del equipo de redes sociales del presidente filipino Rodrigo Duterte]”.
Es la fórmula que Nathaniel Gleicher, jefe de ciberseguridad de Facebook, emplea cuando caza a los autores de las campañas de intoxicación ocultas en su plataforma. España es el nuevo socio del club desde el pasado viernes, gracias al PP. Los de Casado se han convertido en un miembro muy especial: son el único partido político con relevancia en la Unión Europea señalado directamente por Facebook como gestor de una estrategia de manipulación. “Aunque las personas detrás de estas actividades intentaron ocultar sus identidades, nuestra investigación encontró vínculos con personas asociadas con el Partido Popular”, certificó Gleicher.
La red social señala y denuncia este tipo de campañas desde principios de 2018, cuando se desató el escándalo de Cambridge Analytica. Desde entonces, Facebook ha pillado a China empleando cuentas falsas para llamar terroristas o cucarachas a los manifestantes de Hong Kong. Al ejército paquistaní abriendo páginas de fans de sus altos mandos militares y desinformando sobre el Gobierno indio. Myanmar obliga a la red social a esforzarse con frecuentes campañas que impulsan el odio racial contra los rohingya. No tanto como Irán, que desinforma en francés contra el gobierno israelí, en italiano contra la inmigración, en inglés contra Donald Trump y Theresa May y en árabe para intentar influir en la opinión pública de múltiples países. Facebook ha detectado campañas de desinformación procedentes de Rusia en los países bálticos, del Cáucaso, de Asia Central y de Europa del este. En Moldavia desactivó cuentas falsas que pedían la reunificación con Rumanía. Al equipo de Duterte lo pilló difundiendo bulos sobre la oposición filipina a través de perfiles fraudulentos.
La lista es muy larga, pero en ella solo hay una operación de intoxicación orquestada desde dentro de la UE además de la del PP. Fueron las 137 cuentas falsas, páginas y grupos destinados a la desinformación borrados por Facebook en el Reino Unido en marzo. “Los individuos detrás de estas cuentas fingieron ser activistas de extrema derecha y anti-extrema derecha”, detalló entonces Gleicher: “Operaban cuentas falsas para participar en discursos de odio y difundir comentarios divisivos a ambos lados del debate político en el Reino Unido”. La investigación encontró vínculos con el PSD, un partido minoritario cuyo único eurodiputado se pasó al UKIP (el partido que centra su línea política en lograr el Brexit) en 2018.
Facebook achaca al PP la gestión directa de 100 cuentas falsas (65 en Facebook y 35 en Instagram) que tenían como objetivo manipular la opinión pública española. Invirtió más de 1.150 euros en promocionar los contenidos que estas creaban. eldiario.es ha solicitado información a la red social sobre sus identidades (¿qué fotos utilizaban? ¿Eran de personas reales o imágenes tomadas de Internet?), qué tipo de contenidos difundían (¿eran bulos? ¿Información sesgada? ¿Se limitaban a reproducir mentiras lanzadas desde el partido?) o qué impacto en términos de visualizaciones e interacciones lograron entre los 5.000 seguidores que acumulaban.
La red social ha rechazado contestar a ninguna de ellas. Se remite a la comunicación oficial emitida el viernes.
Pese a la ausencia de detalles en el informe de Gleicher sobre la campaña de manipulación del PP, la estrategia de los de Casado se asemeja mucho más a las de China, Pakistán, Irán, Rusia o Myanmar que a la detectada en el Reino Unido. Estos países intentan camuflar su propaganda estatal como opiniones políticas de ciudadanos de su propio país o de otros, en caso de que la campaña de desinformación se realice en el extranjero. En todas ellas, los autores intentan camuflar su verdadera identidad para llevar a cabo estas campañas.
Muy similar a lo que realizó el PP. Los gestores de su red de cuentas falsas se centraron en “comentar, amplificar y difundir su propio contenido y publicaciones de otros. Si bien la mayor parte de esta actividad se centró en ampliar el contenido de los demás, algunos de los propietarios de cuentas también publicaron noticias y temas políticos locales y nacionales, incluidos temas como las elecciones, el Partido Popular y las críticas a sus opositores políticos”, explicó el pasado viernes Gleicher.
Facebook también se ha negado a revelar cómo lograron vincular la red de cuentas falsas con el partido. No obstante, da una pista: “Nuestra investigación se benefició de la información compartida por nuestros colegas de la industria en Twitter”.
Twitter también escogió el pasado viernes para revelar que ha detectado que una gran red de 259 cuentas falsas que cerró en mayo estaba “operada por el PP”. Se trata del mismo enjambre de perfiles fraudulentos que eldiario.es destapó en varios artículos desde el mes de abril gracias a la colaboración con investigadores independientes. El análisis de su red de conexiones apuntaba directamente a un trabajador del equipo de redes sociales del partido, David Díez Nieto, así como a un militante de Nuevas Generaciones, José López Puy.
Por los datos ofrecidos por ambas redes sociales, el PP pudo replicar en Facebook la estrategia a gran escala que llevó a cabo en Twitter. Como detalló este medio, la red impostora de Twitter se dedicaba a camuflar la propaganda generada por el partido como opiniones de los perfiles falsos; copiaban y pegaban los mismos mensajes de crítica hacia Pedro Sánchez (incluidas faltas de ortografía); usaban imágenes promocionales que incluían los eslóganes que Casado y otros líderes del PP reproducían durante los programas de televisión y retuiteaban sus comentarios para ampliar su impacto en la red social y hacer creer a su algoritmo que contaban con una popularidad mayor que la real. Todo ello bajo identidades ficticias que simulaban a posibles votantes del partido.
Tanto Díez Nieto como López Puy negaron su vinculación con la red de cuentas falsas. “Participo como militante en las acciones que el partido lanza”, respondió el primero a eldiario.es. “El partido nos remite por grupos de WhatsApp algunas ideas y nos pide colaboración en hashtag concretos y como imagino muchos voluntarios y simpatizantes hacen, participo poniendo mensajes con ese hashtag y retuiteando los mensajes más interesantes que veo”, añadió. “No tengo nada que decir, simplemente he tuiteado en apoyo a mi partido” fue toda la contestación de López Puy.
El PP también negó su conocimiento de la campaña de manipulación, al igual que hizo el viernes tras ser señalado por Facebook y Twitter. “El PP nunca ha creado cuentas falsas porque considera que la efectividad real en las redes se materializa con los voluntarios reales y sus propias cuentas. Otra cuestión es lo que puedan hacer usuarios de la red que, bajo su responsabilidad, interactúan con las cuentas de nuestro partido, como lo pueden hacer igualmente con las cuentas de otras formaciones”, aseguró el partido.
¿Caso único en Europa?
Pese a que Cambridge Analytica era una empresa británica, sus directivos presumían de sus contactos con gobiernos de todo el mundo y las revelaciones sobre ella detallaron cómo intoxicó las elecciones de EEUU de 2016 gracias a los agujeros de privacidad de Facebook. Zuckerberg decidió firmar un acuerdo con el Atlantic Council para que este ayudara a sus técnicos a destapar campañas de desinformación en su plataforma. El Atlantic Council es un think tank de la órbita de la OTAN financiado por empresas de armas, petroleras y fondos buitre que impulsó la teoría sobre la injerencia rusa en EEUU, Reino Unido o España. Desde la firma de aquel pacto, los autores de las intoxicaciones señaladas por la red social han sido casi en exclusiva de gobiernos de países de fuera del entorno OTAN.
El PP se apoyó en los informes del Atlantic Council para sustentar su “estrategia nacional” contra las fake news, que utilizó como respuesta al auge del soberanismo catalán en 2017. El Gobierno de Mariano Rajoy llevó la posibilidad de censurar noticias falsas al Pleno del Congreso, organizó un grupo de trabajo a puerta cerrada entre el Ministerio de Defensa, diputados y los editores de algunos medios de comunicación con edición en papel y creó un nuevo centro especializado bajo el paraguas del CNI. No obstante, tras la moción de censura y con Pablo Casado como líder, el PP abandonó esa línea política.