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Lesmes pasa del coronavirus

Carlos Lesmes.

Elisa Beni

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“La estupidez insiste siempre”

Albert Camus. La peste

El CGPJ volvió a demostrar ayer que no tiene conciencia de los problemas y riesgos que corren los jueces y el resto de los operadores jurídicos y de que tampoco ha entendido qué es lo que pretenden las políticas de cortafuegos y contención puestas en marcha por el Gobierno de la nación. Todo el mundo esperaba que decidiera la suspensión de la actividad jurisdiccional, exceptuada la urgente o imprescindible, al menos en los territorios declarados en fase de contención, pero no fue así. La responsabilidad que Lesmes y los miembros de la Comisión Permanente tenían respecto a los jueces, pero también respecto a los ciudadanos y a la contribución al bien común, no estuvo a la altura. Hay que decirlo sin tapujos. Hasta el Santo Papa de Roma ha suspendido sus actividades litúrgicas y han cesado misas y otros eventos pero a Lesmes le parece que esta historia no va con ellos. Que irán viendo. Que en los lugares en los que haya en vigor “medidas especialmente intensas”, que tiene narices llamar así al esfuerzo que Madrid, Euskadi y La Rioja están haciendo, pues que los jueces, cada uno a su aire parece, podrán “acordar la suspensión de plazos y actuaciones procesales por razones sanitarias”, eso sí, con la autorización del presidente del Tribunal Superior y la ratificación posterior del CGPJ.

¡Oigan, señores, váyanse al guano! Si en Madrid existe una necesidad de suspender juicios y actuaciones -como reclaman los colegios de abogados, los propios jueces y los funcionarios- entonces no debe ser cuestión de lo que cada juez o junta de jueces decida. Eso es un sindiosdios y ustedes lo saben. Aquí es donde se ve de nuevo hasta qué punto la Justicia en este país es un dinosaurio tan inamovible que son capaces de morir con las togas puestas por no tomar decisiones acordes con la gravedad de la situación. Que es seguro que vendrán con la historia de que a un juez no le pueden ordenar tampoco ellos lo que hace en su juzgado, pero que la Justicia es un servicio público que no puede estar poniendo a los ciudadanos y a la sociedad a la que sirve en riesgo y tampoco a sus propios integrantes. Los señores del Consejo hace que no pisan un edificio judicial una eternidad. No deben de recordar los miles de personas que se agolpan cada día en los ascensores y pasillos de Plaza de Castilla, y también de las sedes de otras ciudades, hablo de Madrid por ser el foco mayor de infección, no deben de recordar la promiscuidad de las esperas de los pasillos ni los detenidos y presos que son trasladados ni la imposibilidad de establecer medidas efectivas en lugares tales.

Todo ello con un agravante añadido: un ciudadano no puede ejercer su derecho a protegerse o a ser cívico y no querer contribuir a la expansión de una pandemia global, porque cuando a uno le llama la Justicia no tiene sino acudir. Sabiendo que tiene el poder de forzar a decenas de miles de ciudadanos a convergir en edificios y actos concretos a horas determinadas, muchos de los cuales estarán enfermos o podrán enfermar, ¿no cree Lesmes y su permanente que deberían tomar una medida que marchara acorde con el resto de las adoptadas? ¿Por qué situarse de nuevo en un terreno de nadie cuando las medidas que los gobiernos central y autonómicos están tomando van todas remando en la misma dirección de frenar la curva de contagio? ¿No se lo están pidiendo a gritos abogados, jueces y funcionarios? ¿No pueden demostrar por una vez que son de este mundo y que forman parte de esta sociedad a la que deben deservir?

No, para qué. Mejor decirles que se laven las manos, que los abogados no se pongan las togas que pasan de cuerpo en cuerpo porque pueden tener de todo y dejarles llevar guantes y pretender que se señale con tiempo para que no se junten en un pasillo todos los que esperan ¡pero, señores, que lo de estos días ya se señaló hace mucho! Por no hablar de los problemas que tendrán para trabajar todos aquellos operadores jurídicos que tengan a sus hijos en casa por el cierre decretado o que tengan a su cargo en casa personas de riesgo. Lo mismo sucede con los ciudadanos.

La responsabilidad de los contagios que se deriven de tal actitud ¿quién va a asumirla? ¿con quién han consultado para plantear un escenario inviable, absurdo y contrario al resto de decisiones? ¿Se dan cuenta de que la ciudadanía ya está bastante confusa como para añadirle sus pejigueras? Es preciso adoptar una medida clara y concreta para evitar los desplazamientos de miles de personas. No sirve de nada que cada juez tome la decisión que mejor estime. deben deasumir la responsabilidad que tienen y no derivarla. ¿No ha suspendido su actividad el Poder Legislativo? ¿A qué viene esta actitud? Con el agravante de que nadie, ni el Gobierno, puede obligarlos a entrar en la senda de la racionalidad y de la efectividad.

Es lo que tiene que no exista ninguna jerarquía. Es buena la independencia pero es más efectivo que alguien mande cuando se está en una situación insólita, que jamás hemos vivido, y a la que hay que hacer frente. Así los jueces ven como la Fiscalía General del Estado sí ha tomado medidas para implementar el teletrabajo, reducir el número de personal en las sedes y proteger a los grupos más vulnerables. Lesmes ¿no entiendes que no se puede permitir que todos los jueces o fiscales caigan enfermos a la vez? ¿no es obvio que el país necesita que el escalonado en el contagio se dé también en un servicio que es esencial para el mantenimiento del Estado de Derecho?

En realidad, Lesmes les ha pasado la pelota a los presidentes de los Tribunales Superiores pero lo ha hecho con una instrucción que les ata las manos. Al escribir esto aún no se conocía la interpretación exacta que el TSJM haría de un documento tan flojo y tan alejado de la realidad procesal. Señores del Consejo ¿ustedes creen que al Santander o al BBVA les ha hecho ilusión mandar a sus trabajadores a casa? ¿Van a tener las empresas más civismo y responsabilidad social que ustedes.

La ciudadanía precisa de una actuación responsable y los profesionales de la Justicia también.

Esta vez, Lesmes, no se trata de salvar la cara sino de asumir la responsabilidad en un momento crítico de nuestra historia como sociedad. Eso es patriotismo, Lesmes. Eso es espíritu de servicio y civismo.

Reconsideren esa locura.

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