Un jarro de agua fría en la campaña
Llueve en esta desoladora España. Para aguar las vacaciones de muchos ciudadanos o desatar el llanto de los amantes de las procesiones que –remedando a Machado- todas las primaveras andan pidiendo paraguas para resguardar su tradición. O cierre de nubes que podría llegar por decreto de las derechas cerriles. Llueve también para quienes nunca escampa en sus días y en sus noches. Llueve y llueve en Semana Santa, con elecciones, para recordarnos, inmisericorde, el país en el que vivimos.
A una semana de la cita con las urnas, Pedro Sánchez decide darse un tiro en el pie. Es el candidato que se presenta a revalidar la presidencia. Todas las encuestas le son favorables. No por cómoda mayoría absoluta, sino con pactos tal como llegó al Gobierno a través de una oportuna e inaplazable moción de censura, pero inequívocamente favorito. E irrumpe el fiasco de los debates, como un juego de políticos y medios, empecinados en dar vueltas ante una sociedad atónita. El debate del debate monopoliza la actualidad. Y deja desolada, harta, a la ciudadanía responsable. Es un jarro de agua helada.
España es el país en el que pasa lo que se anuncia de largo que va a pasar. En el que cada paso desde lejos hace saber a qué destino nos llevará. Cada cloaca, cada impunidad van trazando el camino. Cada error lo afianza, porque no es error sino consecuencia. Viene torcido. Desde hace tiempo llega impregnado de una banalidad ofensiva que desemboca en una involución aplastante, castradora.
Lo sucedido con los debates es ejemplo paradigmático, por cuanto ha revelado su gestión. Pedro Sánchez decide participar en el de Atresmedia el 23 de Abril porque está Vox. El desprecio por la televisión pública es manifiesto. La junta electoral dice que Vox no cumple los requisitos. Se llenan las tertulias de discusiones sobre si es así o no. Como ya no está Vox, Pedro Sánchez dice que irá a la de RTVE el 22 que, desde el principio, es con cuatro candidatos. Periodistas pujantes toman partido, siguen las discusiones, el debate del debate. La sociedad, estupefacta.
Rosa María Mateo, administradora única de RTVE, cambia la fecha al 23. Sánchez ya no tendrá que ir más que a un debate. Los otros tres candidatos mantienen la cita con la cadena privada. Los Consejos de Informativos de RTVE y la dirección de informativos protestan por la decisión de Mateo. La cuenta de @MujeresRtve, tan influyente en las protestas de hace un año, carga culpas donde no debe: Iglesias, Casado y Rivera, por este orden. Pedro Sánchez rectifica, irá a los dos debates. Mateo habrá de volver a cambiar la fecha. Las trayectorias vienen de lejos. Los errores no son tales, son consecuencias. La lluvia fría ya cae a pozales.
Y el asunto de fondo. Debatir. Qué. Quiénes. Dónde. La mayor parte de los países democráticos lo tienen regulado. Porque ha de primar la información y la igualdad de oportunidades. Si seguimos convirtiendo a los platós de televisión en parlamentos, las urnas acabarán sustituidas por tertulias con comentaristas designados por las empresas. Cloaqueros incluidos. O por las encuestas. Las que ahora se están dando adolecen de algunos defectos. La de la Eurocámara procede de una de Sigma 2 para El Mundo, sin más, como cuenta Andrés Gil desde Bruselas. Son elecciones al Parlamento, de las que se deriva un gobierno. La soberanía popular reside en el pueblo, si lo prefieren en la sociedad. No en los medios de comunicación y sus servidumbres. Privadas y públicas.
La campaña se ha empantanado más de lo que estaba. Los pollos sin cabeza de la derecha tienen un respiro e intentan convertirlo en balón de oxígeno. Están desquiciados, desenfrenados, ya no cabe decir más barbaridades. O hacer. Casado con sus desquiciadas declaraciones que, sin embargo, reciben cerrados aplausos. Su equipo apoyándole en un coro de desatinos, con Cayetana Álvarez de Toledo distribuyendo desprecios desde su pedestal. Rivera y Arrimadas haciendo campaña en la Fiscalía. Y Vox, lo de Vox excede todo lo admisible. “Para quejarnos de un asfaltado, lo vinculamos con las ayudas a asociaciones feministas”, programan entre sus afiliados. Su manual para manipular, exclusiva de eldiario.es, evidencia la calaña de esa anomalía democrática que creció al amparo de intereses espurios. Al calor de las impunidades hacia el franquismo y la corrupción. Todo venía avisando, desde hace mucho tiempo.
Una viva llama mantiene a la derecha española que revive y se agudiza al partirse en tres como las lagartijas. Las costumbres de asaetear a la izquierda se mantienen. Se lanzan dardos contra Unidas Podemos como si fuera lo más natural. Solo contemplar el embudo en el tratamiento mediático debería ser una señal alarmante. La izquierda debe luchar siempre con esa corriente en contra.
Y, entretanto, el PSOE va haciendo concesiones al establishment. Su programa no habla ya de suprimir ni adecuar el artículo 135 de la Constitución por el que Zapatero y Rajoy nos hipotecaron a los ciudadanos. En su apresurada reforma de 2011 se estipuló que el pago a los acreedores “gozará de prioridad absoluta”. Sobre las necesidades de los ciudadanos. Absoluta. No prevé la denuncia del Concordato con la Santa Sede, que recibe, según sus propias fuentes 250,26 millones de euros anuales de asignación tributaria. Según Europa Laica son 11.000 millones anuales en la suma de partidas. En esa línea conservadora, siguen las llamadas a Ciudadanos, cada día más bronco y españolista. Hasta The Economist se apunta a aconsejar ese gobierno fuerte. PSOE con mayoría y si acaso los naranjas. Considera que Ciudadanos sería “una influencia útil pro-mercado”. Podemos no porque dispararía el gasto social. La revista británica ha sido considerada durante décadas como “la biblia neoliberal”. Hay que contrapesar con izquierda esa poderosa maquinaria.
Y hay más datos preocupantes. La rueda de prensa autorizada a Jordi Sànchez, actual candidato de JXCat, desde Soto del Real donde lleva encarcelado casi 500 días en prisión preventiva ofreció una imagen patética al mundo. En una sala vestida únicamente con la bandera de España y un retrato del Rey Felipe VI. Los “nunca” de Pedro Sánchez en el jueves santo, dejan muy claras sus preferencias. Cuando Oriol Junqueras afirma que no facilitarán ni por acción ni por omisión un gobierno de extrema derecha“.
Las pantallas de los televisores se llenan de procesiones. En los telediarios, en los informativos, en titulares. Procesiones y llantos por la lluvia. ¿No cabrían en un programa aparte dedicado al costumbrismo? ¿Dónde está la noticia? Sigue la precariedad de millones de españoles, las soluciones a cuenta gotas. La amenaza cierta de una involución sin precedentes si gana la derecha neta. Avisa y terminado ocurriendo. Recortes con profusión. A los servicios públicos, a las pensiones, a la mujer, a los derechos, a las libertades, a la coherencia, a la inteligencia, a la verdad. No dejan de decirlo. Todo antes que la derecha cerril que nos llevaría a un retroceso de muy difícil recuperación en décadas. Todo antes que esta derecha que enarbola la tijera de varios filos pero con mucha cabeza: el gobierno fuerte ha de tener el componente prioritario de unos políticos decididos a trabajar en favor de los ciudadanos. España avisa. Es hora de actuar masivamente y votar en defensa propia.