El vacío de poder en Podemos Andalucía permite a Teresa Rodríguez retener el mando de Adelante con la entrada de Anticapitalistas
El pasado febrero, Teresa Rodríguez anunció su renuncia a seguir liderando Podemos Andalucía. La asamblea para elegir a la nueva ejecutiva estaba fechada en mayo y, hasta entonces, la gaditana prometió un traspaso de poderes “ordenado y leal” con la dirección entrante -previsiblemente próxima a Pablo Iglesias- para evitar que en la transición el partido morado quedase en manos de una gestora.
La crisis del coronavirus rompió la hoja de ruta y, tres meses después, Teresa Rodríguez sigue ostentando un triple papel político: es el rostro más visible de la corriente Anticapitalistas; sigue siendo la coordinadora general de Podemos Andalucía; y es la portavoz y presidenta de Adelante Andalucía, la coalición electoral que fundó junto a IU y dos grupos andalucistas minoritarios (Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza), con 17 diputados en el Parlamento autonómico.
Esta semana, Rodríguez ha ejercido los tres papeles a la vez, garantizándose el control de Adelante en detrimento del otro socio fundador: IU. ¿Cómo? Anticapitalistas ha solicitado formalmente su ingreso en Adelante Andalucía “en igualdad de condiciones” que el resto de partidos, y Teresa Rodríguez ha avalado su entrada, firmando como líder regional de Podemos. Los dos grupos andalucistas también han aceptado la solicitud de Anticapitalistas, formando una mayoría de tres a uno frente a IU, que prefería retrasar el debate.
A los socios comunistas no les ha sentado bien que la gaditana, bajo las siglas de Podemos, se haya autorizado a sí misma el ingreso en Adelante bajo las siglas de los Anticapitalistas. Teresa Rodríguez es líder coyuntural de Podemos Andalucía, porque ya ha confirmado su salida de la formación de Iglesias. Pero mientras no haya un relevo oficial al mando, se da un vacío de poder que permite a la gaditana seguir ejerciendo como líder morada y usar su voto dentro de Adelante para allanar la entrada de su otro partido de referencia. La propuesta de IU era que Rodríguez dejase libre el cupo de Podemos Andalucía dentro de la confluencia, y que la nueva ejecutiva que venga a sustituirla se pronuncie sobre la solicitud de ingreso de Anticapis. Una vez dentro, y hasta que aterrice otra dirección regional de Podemos, Rodríguez controla el voto de dos de los cinco partidos integrantes, y tiene el respaldo de otros dos.
Este doble rol político de Rodríguez ya se adivinaba complicado en febrero, cuando anunció que dejaba Podemos, pero seguía en Adelante. El coordinador andaluz de IU, Toni Valero, recordó entonces que quien formaba parte de la coalición electoral era la dirección formal de Podemos Andalucía -con quien IU había negociado la fusión-, y que si Rodríguez abandonaba su partido, tendría que solicitar la entrada en Adelante con otras siglas. “Y obviamente no habrá ningún problema”, añadió Valero, tras subrayar que la gaditana había sido, junto a Antonio Maíllo (ex líder de IU), el alma mater de la confluencia andaluza.
Tres de cuatro votos en Telegram
En medio de la pandemia mundial que tiene confinados a 47 millones de españoles en sus casas desde hace dos meses, el engranaje interno de los partidos políticos sigue rodando. En los últimos 15 días ha tenido lugar este movimiento de fichas complejo en Adelante Andalucía.
La secuencia cronológica es ésta: el pasado 28 de marzo, las bases de Anticapitalistas votaron su salida definitiva de la organización de Pablo Iglesias por su rechazo al pacto de Gobierno con el PSOE. El 11 de mayo, la sección andaluza de Anticapitalistas envía una carta al grupo motor de Adelante, donde están los cuatro partidos integrantes, para solicitar su entrada. “Elevamos al grupo motor nuestra incorporación formal, con representación y derechos en igualdad de condiciones, en todos los niveles e instancias orgánicas de Adelante Andalucía (autonómica, provincial, comarcal, municipal)”, reza la carta. IU está de acuerdo, pero pide más tiempo para “hacer una consulta a su órgano de dirección”. También pide una reunión urgente entre los partidos fundacionales.
Un día después, el 12 de mayo, tres de las cuatro organizaciones de la coalición de izquierdas “estudian” la solicitud en sus órganos correspondientes y acto seguido mandan al grupo de Telegram de Adelante las actas de esas reuniones, aprobando la entrada de Anticapitalistas. El Secretario de Comunicación de Podemos Andalucía, Pablo Pérez Ganfornina, envía un documento que certifica el apoyo “por unanimidad” del Consejo de Coordinación del partido, firmado por Teresa Rodríguez y José Ignacio García, diputado por Cádiz. La propuesta se asume por mayoría de tres contra uno. IU se queja de que no ha habido reunión para debatirlo ni orden del día ni votación ni nada. “Son tres de cuatro en un grupo de Telegram, y la incorporación de Anticapitalistas se aprueba sin más”, explican.
Los dos grupos andalucistas, sin representación parlamentaria antes de entrar en la coalición, inclinan la balanza de poder hacia Teresa Rodríguez, frente a IU. Y este desequilibrio no es baladí. Rodríguez y los andalucistas comparten su rechazo a la coalición de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, mientras que IU defiende fervientemente esta alianza [su líder federal, Alberto Garzón, es ministro de Consumo en el gabinete de Pedro Sánchez].
El último conflicto entre socios en el seno de Adelante Andalucía tiene un origen claro: este “nuevo sujeto político”, como lo llamaron sus fundadores, nace como una coalición electoral de cara a las autonómicas, y más tarde se inscribe en el registro de partidos políticos del Ministerio de Interior para evitar que alguien les robe la marca para futuros procesos electorales. Pero Adelante no tiene estructura orgánica como tal, no tiene unos reglamentos ni estatutos de partido al uso, de modo que no hay ningún documento por escrito que aclare, por ejemplo, cómo se decide la entrada de un nuevo miembro. El timón de Adelante lo lleva una dirección colegiada que se hace llamar “grupo motor”, donde hay cuatro personas, una de cada formación. Hasta la fecha venían decidiendo todo por consenso y según un principio de confianza mutua.
Esa confianza se agrieta tras el fracaso de las elecciones andaluzas, cuando Adelante consigue 17 diputados, tres menos de los que Podemos e IU lograron por separado en los anteriores comicios. La pérdida de votos de los partidos de izquierdas posibilita el primer Gobierno de PP y Ciudadanos, apoyado en Vox, en 37 años. Pero la confluencia se deteriora aún más con la marcha de Maíllo de la política activa, y termina empañándose en la campaña de las últimas elecciones generales.
El grupo parlamentario de Adelante se parte en dos: los diputados de Podemos defienden que la confluencia andaluza concurra con marca propia a las urnas (en vez de Unidas Podemos), pero los de IU no están de acuerdo y afean a sus compañeros que usen el atril común de la confluencia para anunciar posiciones políticas no consensuadas. Más tarde, Rodríguez y su equipo rechaza categóricamente la entrada de Unidas Podemos en el Ejecutivo de Sánchez, mientras IU se muestra claramente a favor.
De momento, estas discrepancias se han dirimido en el terreno discursivo y orgánico, pero aún no se ha dado ninguna votación en el Parlamento andaluz en la que la unidad del grupo de Adelante se haya fracturado. Es decir, la coordinación interna aún funciona, y diputados morados y de IU votan al unísono. De momento.
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