Lectura de proximidad: doce libros andaluces diferentes para respirar hondo este verano

Las estadísticas aseguran que la pandemia de la Covid-19, y especialmente el confinamiento primaveral de 2020, tuvieron al menos un efecto benéfico: reconciliaron con los libros a muchos lectores que habían perdido este saludable hábito. Pero una vez conseguido ese regreso a la lectura, hay que mantenerse en ella. Y este verano será para muchos una prueba de fuego en ese sentido.

Quizá no haya que ir muy lejos para buscar esos títulos que sellen el reencuentro. Entre los autores andaluces, la oferta es tan amplia y tan de estimable calidad que el consumo de literatura de proximidad resulta altamente recomendable. Además, parece un buen momento para atreverse con géneros inusuales –no todo van a ser novelas– y ampliar horizontes, atendiendo a novedades ajenas a los cauces comerciales al uso.    

Para empezar con las recomendaciones, un regreso muy esperado: Elisa Victoria, la autora sevillana que tras el éxito –más de 10.000 ejemplares vendidos– de su debut como novelista, Vozdevieja, vuelve a dar pruebas de su poderío como narradora en El Evangelio (Blackie Books), la historia de una profesora que acaba dando clases en un colegio privado católico de la capital hispalense por no pedir destino tras las prácticas de Magisterio.

Aunque no sea estrictamente una novedad, este es el verano para descubrir a otra voz destacada de la nueva generación de autoras andaluzas. Irene Reyes Noguerol, descubierta con Caleidoscopios (Libros en Huida) y más adelante en De Homero y otros dioses (Maclein & Parker), que recientemente fue incluida en la prestigiosa lista Granta de los mejores narradores de nuestro idioma menores de 35 años.  

Genio y locura

Y ojo también a Lejana y rosa (Comba), la última novela de la socióloga y ya experimentada escritora onubense Rosario Izquierdo: una peripecia protagonizada por una joven andaluza y un escritor comunista en la España inmediatamente posterior a Franco, con las explotaciones mineras de las compañías británicas como telón de fondo.

Por su parte, Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966), último Premio Nacional de Narrativa, rescata un relato publicado hace algo más de 20 años y lo convierte en novela en El mejor escritor de su generación (El Paseo), un juego metaliterario en torno a un joven escritor de éxito que debe enfrentarse a una terrible crisis creativa. El mejor humor de Bonilla se pone al servicio de una sátira que no deja títere con cabeza.      

Y para no salir de Cádiz, aunque en un registro bien diferente, el joven sello Firmamento publica Mephiboseth en Onou, la primera y única novela del añorado poeta Carlos Edmundo de Ory que fue prohibida en su día por la censura franquista. Mezcla de novela y tratado esotérico, con una notable carga autobiográfica, esta obra que especula sobre la relación entre el genio y la locura supone una entrada diferente al siempre fascinante mundo de Ory.

Otro libro híbrido, inclasificable, es Puntos de fuga de Rosa Romojaro, algecireña afincada en Málaga, conocida hasta ahora como poeta. En este título publicado por Renacimiento, evoca los más de quince años comprendidos entre 1987 y 2005 que la desbordaron a nivel personal y profesional. “¿Sienten el agobio? Yo lo viví”, confiesa la autora en este no-diario que fue su válvula de escape.

De Cyrano a Chukri   

Y de poeta a poeta, un malagueño de Cártama enraizado en Sevilla, Jesús Cotta, añade un nuevo título a su ya larga bibliografía en Digno del barro, también en Renacimiento. Una mirada al pasado por el autor de Las vírgenes prudentes, Rosas de plomo y A merced de los pájaros, que tiene también mucho de reflexión filosófica en torno al sentido de la vida y también de la escritura, si es que no son a veces la misma cosa.  

Si el lector no se atreve a elegir a un autor en concreto, siempre puede recurrir a las antologías. La que acaba de publicar la Fundación José Manuel Lara para celebrar los cien títulos de su colección Vandalia es idónea. Vandalia cien (2002-2021). Casi veinte años de poesía hispánica contemporánea, al cuidado de Jacobo Cortines e Ignacio F. Garmendia, contiene piezas de Julia Uceda, Ana Rossetti, Fernando Quiñones, Aurora Luque, José Pérez Olivares, José Manuel García Gil, Victoria León y tantos otros.

Si el verano puede ser un buen momento para acercarse a la poesía, también puede serlo para entrar sin prejuicios en la literatura juvenil. Nada mejor para ello que El síndrome de Bergerac, la obra con la que el onubense Pablo Gutiérrez conquistó la última edición del premio Edebé. La historia de una chica corriente que discute con sus padres, ama a sus amigos y se enamora de quien no debe como es propio a su edad, pero protagonizada también por una de las narices más célebres de todos los tiempos, la del legendario Cyrano de Bergerac.

Para muchos tal vez estos meses de vacaciones sean el momento idóneo para aparcar la ficción y darle una oportunidad al ensayo. La colección Vidas Térmicas de la editorial Zut acaba de incorporar un nuevo título, la biografía del escritor marroquí Mohamed Chukri a cargo de la sevillana Rocío Rojas-Marcos, que puede leerse como una novela y sabe a viaje en el tiempo y en la geografía.

Observadores privilegiados

No menos interesante resulta lo último del cordobés afincado en Málaga Vicente Luis Mora, La escritura a la intemperie. Metamorfosis de la experiencia literaria y la lectura en la cultura digital (Publicaciones de la Universidad de León), un enjundioso ramillete de análisis y reflexiones a cargo de un observador atento y perseverante de las transformaciones que la escritura y la lectura están viviendo en nuestros convulsos tiempos.

Y nada mejor para cerrar esta lista de recomendaciones que De la noche a la mañana, subtitulado Medio siglo en la voz de los flamencos y recién publicado por Athenaica. El resultado de toda una vida dedicada al arte jondo, la del poeta y divulgador arcense José María Velázquez-Gaztelu. 500 páginas de erudición bien destilada, vivencias, observaciones y conversaciones con prólogo de Luis Landero que suponen una guía imprescindible para conocer y disfrutar de este insondable tesoro.

Libros diferentes, libros que escapan de la norma. Libros para, si no volver a la normalidad –cosa para la que, parece, habrá que reunir aún un poco más de paciencia– sí encontrarnos con nosotros mismos, para entender el mundo en que vivimos o evadirnos de él. Para quitarnos la mascarilla mental y, por fin, respirar hondo.