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Un nuevo ataque de oso en el Pirineo ahonda las diferencias entre el Gobierno de Aragón y el francés

Uno de los osos avistados en el Pirineo aragonés

Miguel Barluenga

Huesca —

La presencia de oso en el Pirineo aragonés divide a los habitantes de la zona y a los ecologistas, al Gobierno de Aragón y al francés, a los ganaderos cuyos rebaños sufren los ataques de estos u otros animales y a quienes entienden y justifican su presencia. El ataque registrado hace unas semanas a unas ovejas al norte del collado del Bozo, en el valle de Aísa, pone en el centro de atención al oso Neré y al resto de ejemplares, unos 45 en el área delimitada de Aragón, Catalunya, Navarra y el sur del país galo.

El ataque en el que, presuntamente, el oso Neré mató una oveja, hirió a otras y desplazó al rebaño de José Antonio Plasencia, ganadero de Aísa, a una altura fuera de lo normal el pasado viernes fue registrado por el Ejecutivo autonómico a través de los agentes forestales que operan en la zona. El Gobierno de Aragón confirma la autoría de la acción. Aunque el ganadero controlaba el rebaño por GPS y había advertido en él movimientos poco habituales, fueron los agentes forestales que recorrían la zona los que advirtieron la presencia de buitres y de un animal muerto. Según parece, los Agentes de Protección de la Naturaleza (APN) estaban alertados de la presencia del plantígrado cerca del ibón de Estanés.

El Gobierno de Aragón, sin embargo, ha reiterado al Ministerio de Transición Ecológica francés su solicitud de información sobre la situación de las dos osas preñadas liberadas recientemente en los valles de Ossau y Aspe, fronterizos con Aragón, para que los ganaderos aragoneses puedan ejercer el pastoreo con tranquilidad. El país vecino se niega a ofrecer esa información debido a la polémica suscitada en los sectores ganadero y cinegético y a las amenazas recibidas de que darían muerte a los dos animales. En todo caso, la suelta de las dos hembras se ha realizado en un momento propicio, en el que los ganados abandonan los puertos para ser estabulados o iniciar su trashumancia a tierra baja.

El Pirineo aragonés occidental no registraba ataques de oso desde el año 2016, cuando, al parecer, también Neré mató a 14 ovejas del rebaño del ganadero del valle de Hecho José Antonio Casajús. El afectado denunció entonces que otras setenta ovejas abortaron tras el ataque y nadie se las pagó. El ataque del valle de Aísa se ha producido en plena polémica por la reintroducción del oso pardo en el agonizante sector del Pirineo occidental y su presunta incompatibilidad con la ganadería extensiva, muy castigada por otros muchos factores. El Gobierno de Aragón ha reiterado su “sorprendente oposición” a la reintroducción del plantígrado, algo que la propia normativa europea le obliga a respetar.

Neré es un macho procedente de Eslovenia nacido en 1997 que se mueve entre los valles de Aspe y Ossau y hace esporádicas apariciones en Roncal, Ansó, Hecho o Aragüés. Hasta ahora no había sido detectado en el valle de Aísa. Es junto a Canelito -hijo de Canelle, la última osa autóctona del Pirineo- el único oso macho del Pirineo occidental, un sector que ahora ha sido reforzado con dos hembras debido a su evidente inviabilidad.

Desde el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad se recuerda que “independientemente de qué animal protagonizara el ataque, el ganadero recibirá una indemnización”. También reiteran que el Gobierno de Aragón nunca ha reintroducido osos en el Pirineo y que los que hay han sido liberados por Catalunya y Francia, ya que la comunidad  se opone a esa política.

Este ataque se produjo dos años después de la acción de un oso contra un rebaño en la comarca de la Jacetania. Desde que los osos salieron de su última hibernación, el Gobierno de Aragón ha iniciado tres expedientes de indemnización por daños. El primero, del 28 de junio en Montanuy con una oveja y un cordero muertos; el segundo en Seira y afectó a cuatro colmenas. El tercero, con 12 colmenas afectadas, se produjo en Bisaurri. Los dos últimos fueron obra de una hembra, Sarousse.

“Es necesario introducir nuevos individuos para reforzar la exigua población actual”

La postura de los ecologistas aboga por la convivencia: “Si realmente queremos tener osos hay que dar un paso más hacia su conservación. A las eficaces medidas hasta ahora aplicadas es necesario añadir la introducción de nuevos individuos para reforzar la exigua población actual. Si no es posible traerlos de la Cordillera Cantábrica, al parecer el futuro de estas poblaciones no está todavía asegurado, tendrá que ser de Eslovenia, donde el código genético de sus osos es muy similar al de los pirenaicos”.

Asimismo, “la puesta en marcha de una serie de medidas para prevenir los ataques y para indemnizar por los daños que ocasiona el plantígrado al ganado ha servido para calmar a los ganaderos y, de paso, para hacer más tranquila la existencia del oso. Sin embargo, aun siendo necesarias estas medidas, no son suficientes”.

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