La presencia del lobo, una especie protegida, divide a ganaderos y políticos aragoneses
El lobo ha vuelto. Detectado el pasado verano en el campo aragonés, su presencia ha despertado posiciones encontradas entre quienes consideran que es un peligro que se debe frenar después de que se hayan producido varios ataques a explotaciones ganaderas y quienes velan por su salvaguarda. En todo caso, se trata de una especie protegida y esta etiqueta impide que se le pueda eliminar. Una evidencia jurídica que no evita el debate entre los afectados, los partidos políticos y los ecologistas y que atañe incluso a la propia pervivencia de la actividad ganadera en la comunidad autónoma.
En pocos meses, la cuestión ha llegado a las Cortes aragonesas, al tiempo que las partes, en algunos casos con posiciones antagónicas, reclaman soluciones incluso después de que se aprobara un protocolo de actuación para los ganaderos cuando sus rebaños sean atacados por el lobo. PP y PAR buscaban declarar “especie exótica invasora al lobo”, algo que el resto de grupos rechazaron. Se impuso así la tesis del consejero de Desarrollo Rural, quien es muy claro al respecto: “Extraer al lobo del territorio es inviable. No es una cuestión de ser intransigente, sino de que estamos en un marco legal”. Su consejería ha impulsado un programa de ayudas de 500.000 euros destinados a compensar a los ganaderos por la amenaza que suponen tanto el lobo como el oso.
El también diputado socialista Herminio Sancho, ganadero de profesión, garantiza que “ningún Gobierno va a promover que se mate al lobo” y defiende las tesis del consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona: “La mejor forma de acabar con los ataques del lobo son los mastines porque garantizan que no acceda. Por el contrario, el popular Miguel Ángel Navarro considera que el Ejecutivo autónomo ”impone la convivencia con el lobo y ofrece unas ayudas que los ganaderos han rechazado“. Andoni Corrales (Podemos) cree que la aparición del lobo se está interpretando ”como una amenaza y no como una oportunidad“. La formación morada considera que existen formas de detenerlo como ”mastines, cercas fijas o móviles, sonidos o elementos disuasorios que han supuesto un éxito en otras comunidades“. El diputado del PAR Jesús Guerrero entiende que es necesario respaldar a los ganaderos en este momento puesto que ”las ganaderías no pueden estar en peligro de extinción“ y porque ”los ganaderos suponen el 20 % de los autónomos aragoneses“.
“Nos sentimos desprotegidos”
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) denuncia la “desprotección” a la que están siendo sometidos. “Consideramos que se está victimizando al lobo, cuando todos sabemos que es una especie salvaje cuyo instinto es atacar, mientras que el ganado queda desprotegido ante la falta de medidas, tanto preventivas como compensatorias”, señala. UPA Aragón juzga que la “política de salvaguarda no es justa y pone en una situación de desigualdad e indefensión a los ganaderos”.
El responsable del sector ovino de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), José Luis Lasheras, reclama que, conocida la postura del Gobierno de Aragón, este asuma la responsabilidad patrimonial de las explotaciones ganaderas. Ganaderos y sindicatos verían con buenos ojos que la Administración autonómica se hiciera cargo del ataque del lobo y de alimentarlo. Lasheras da un dato: a comienzos del siglo XXI había tres millones de ovejas en la comunidad y ahora la cifra ha descendido hasta las 800.000. Para Olona, los ataques de perros silvestres suponen un problema “mucho más grave” que el de los lobos, pues se trata de canes adiestrados para la caza y abandonados, lo que eleva su peligrosidad. Desde la consejería se han emprendido acciones para hacer frente a esta situación y se temen cruces de perro y lobo que harían que la especie se propagase con mucha más velocidad.
Vuelta a la ganadería tradicional
Ecologistas en Acción considera que los ganaderos no deben cargar con el coste económico de estos ataques y aboga por recuperar prácticas ganaderas que tenían en cuenta la existencia de lobos. “Hasta no hace muchas décadas se aplicaban en la ganadería tradicional y todavía se siguen realizando en algunos territorios”.
Entre las soluciones que plantea figuran un manejo adecuado de los rebaños, con vigilancia permanente y encerramiento nocturno cerca de áreas habitadas, utilización de perros mastines, creación de barreras para impedir el acceso de los predadores al ganado como los corrales, apriscos, y cercados fijos o móviles. La coexistencia entre la ganadería extensiva y la conservación del lobo es “totalmente factible”, sentencia Ecologistas en Acción.
El lobo se mueve. Se le ha detectado, sobre todo, en Los Monegros, aunque es difícil precisar el número de ataques y de animales muertos. En todo caso, la cifra en Aragón supera los 30 ataques, con unas mil ovejas afectadas y pérdidas por valor de cientos de miles de euros. El lobo ibérico cuenta con 2.000 ejemplares en todo el país. Solo en Castilla y León se han detectado 179 manadas. En Aragón se trata de ejemplares más aislados y con la normativa de su parte.