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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

“La situación de los perros sin hogar en Rumanía es escalofriante”

Claudiu Dumitriu en el Parlamento Europeo. Octubre, 2013.

Almudena Alameda

Hace unos años saltó a los medios internacionales la noticia de que en Rumanía se están produciendo matanzas masivas de perros callejeros. En ello tuvo que ver, entre otros, la difusión del vídeo realizado por periodistas de investigación del RISE Project tras visitar 43 perreras públicas del país. Cadáveres de perros entre perros vivos, comida y basura mezcladas, cheniles llenos de excrementos... Imágenes impactantes y vergonzosas en cualquier país, pero en uno que forma parte de la Unión Europea (UE) resultan aún más dolorosas e inexcusables.

Esta macabra situación fue denunciada en el Parlamento Europeo en septiembre de 2015 por Claudiu Dumitriu, reconocido activista animalista en Rumanía, cofundador junto con Codrut Feher de la Alianza Contra Abusos de Rumanía, además de vicepresidente de la Federación Nacional de Protección Animal de aquel país y presidente del partido USR en la provincia de Brasov.

Dumitriu presentó en el Parlamento Europeo el informe El problema de los perros callejeros en Rumanía: entre realidad y ficción, crueldad y estupidez, corrupción y negocios. Su objetivo era denunciar la crueldad y la falta de racionalidad con que se maneja el problema de la gran cantidad de perros abandonados en pueblos y ciudades de Rumanía. Un problema de gran calado a nivel social debido al enorme impacto psicológico, emocional, ético, mediático, financiero, legal e incluso de salud pública que conlleva el hecho de que miles de perros vaguen por las calles y sean capturados y exterminados con violencia.

En esta entrevista, Claudiu Dumitriu explica a El caballo de Nietzsche cuál es a día de hoy la situación.

¿Por qué hay tantos perros sin hogar en Rumanía?

Se estima que en Rumanía alrededor de tres millones de perros viven en las calles. La razón parece estar en que el dictador Nicolae Ceausescu obligó a mediados de la década de los 80 a que alrededor de 40.000 personas abandonaran sus hogares en los pueblos para ocupar grandes bloques de apartamentos en las ciudades. Los perros estaban prohibidos en esos edificios y los animales quedaron a su suerte en los campos. Tras varias décadas, la población de perros fue en aumento y, pese a las matanzas, a comienzos de este siglo su número no había disminuido significativamente. Pese a la evidencia de que el sistema no funcionaba, los ciudadanos rumanos apoyaban (o apoyan aún) la eliminación de estos perros porque en más de una ocasión han mordido a personas. De hecho, en 2011, se produjo una protesta ciudadana en Bucarest pidiendo al Gobierno el incremento de la matanza de perros tras la muerte de un niño de 4 años causada por un perro callejero. Estamos en 2019 y el problema continúa.

Lleva desde 2009 tratando de cambiar la dramática situación de los perros callejeros de Rumanía al denunciar la situación tanto ante instituciones locales y nacionales como en el Parlamento Europeo. Ha dado a conocer las terribles condiciones de los refugios públicos, el incumplimiento de las normas legales mínimas, la dejadez de las autoridades y el negocio y corrupción detrás de la matanza de perros callejeros. Tras esa multitud de acciones legales, ¿cómo es la situación legal y real en la actualidad?

La ley actual sobre la gestión de la población de perros callejeros es la Ordenanza de Emergencia del Gobierno (OUG) 155/2001, enmendada por la Ley 258/2013 con modificaciones posteriores, y establece la matanza masiva como principal solución para reducir las poblaciones de perros callejeros. Por eso, es legal capturar a los perros de la calle, encerrarlos durante 14 días hábiles y, si no se adoptan en ese plazo, sacrificarlos. Es una masacre, ineficiente, inmoral, traumática tanto para los animales como para las personas. Es un método cruel e inútil, como señala la Declaración 26/2011 del Parlamento Europeo sobre la gestión de la población canina en la UE, que establece que el método de gestión de la población de perros callejeros debe ser la castración, por no hablar de estudios y recomendaciones de la OMS o de la OIE (World Organization for Animal Health).

¿Cuántos perros calcula que son matados al año en Rumanía y cuántos se rescatan y se envían a protectoras fuera del país?

Son cifras escalofriantes. Matan entre 40.000 y 50.000 perros cada año. A países como Alemania y Reino Unido se envían entre 7.000 y 10.000 perros.

¿Cómo es posible que no cesen estas inútiles matanzas en un país que pertenece a la Unión Europa?

La aplicación de regulaciones absurdas e ineficientes han convertido la eliminación de los perros que viven en las calles en un negocio abyecto, una herramienta electoral y, según las fuentes consultadas, una excusa para malversar dinero público. Es una legislación poco clara y con reglamentos incoherentes y abusivos, lo que dificulta su aplicación. En la mayoría de los casos, las autoridades solo cumplen con aquellos aspectos de la legislación que les convienen, es decir, los que están relacionadas con la captura, el encierro y el exterminio de perros, ya sea dejándolos morir de hambre, por falta de tratamiento médico o directamente exterminándolos.

Esta inadecuada gestión de la población de perros callejeros ha dividido a la sociedad rumana y ha generado manifestaciones extremistas de odio hacia los animales, así como el rechazo hacia las ONG que luchan por ellos. Y es que la recuperación y adopción de animales de los refugios como soluciones alternativas a la matanza son opciones a las que la Administración rumana pone muchas trabas. Se limita mucho el acceso de los visitantes a los refugios, se condiciona la recuperación de los animales a considerables sumas de dinero y se exige que los adoptantes sean propietarios de una casa, excluyendo a los que viven de alquiler, así como certificados de salario o ingresos, consentimiento por escrito de los vecinos de los adoptantes, etc.

Además, el método de 'captura, esterilización y retorno' (CNR), recomendado por las Pautas para la gestión de la población de perros de la OMS o por el capítulo 7.7 del Código de Salud de los Animales Terrestres de la OIE, fácilmente aplicable a perros pequeños, no agresivos, etc. no se contempla en absoluto por la ley en Rumanía, siendo un método eficiente, moral y asequible.

¿Se incumplen las leyes europeas?

Las infracciones de la ley son interminables, ya que, por ejemplo, la legislación rumana no contempla normas razonables para la protección de perros vagabundos, tal como dispone el Convenio Europeo para la Protección de Animales de compañía y el artículo 13 del Tratado de Lisboa. Tampoco penaliza los innumerables abusos de los servicios de captura de perros, como negarse a devolver los perros reclamados u ofrecer perros en adopción a las personas que lo soliciten. Tampoco hay sanciones por la negativa de los servicios estatales encargados de la gestión de los perros callejeros a permitir que las ONG controlen las condiciones de los refugios. No se penaliza la captura ilegal de perros, muchos de ellos incluso han sido sacados de propiedades privadas, etc. Es una ley que regula mal, irregular e ineficazmente el registro de los perros, infringiendo las disposiciones tanto del Convenio Europeo para la Protección de Animales de compañía como de la legislación europea sobre competencia.

No existe una estrategia nacional de esterilización. Los costes de las operaciones son elevados, no hay veterinarios que las realicen en áreas rurales o muchas ciudades pequeñas y, lo que es peor, existe una mentalidad reacia a la esterilización. Pero, irónicamente, aquellos que no esterilizan a sus animales se enfrentan a una sanción.

Además, no se facilita legalmente a las ONG la participación en el control efectivo y el bienestar de los animales. Tampoco se establecen programas educativos o informativos por parte de las autoridades regionales, organizaciones veterinarias o la televisión pública.

Las disposiciones de protección y bienestar de los animales son violadas de manera flagrante y las perreras no son más que establos pestilentes donde los animales están sujetos a crueldades inimaginables. No se les alimenta lo suficiente, hasta el punto de que no pueden tenerse en pie, ni reciben tratamientos veterinarios. Todo esto conlleva que se peleen entre ellos, se maten o incluso se coman unos a otros.

¿Realmente son tan horribles las condiciones de las perreras en Rumanía?

La dolorosa respuesta es sí. Todo ello está documentado por miles de fotos, decenas de vídeos y cientos de testimonios de personas que han visto el horror de estos mal llamados “refugios”.

Son el resultado de capturas de perros realizadas por personal no entrenado y a través de métodos violentos. Sin criterios de prioridad para las capturas, por ejemplo, los cachorros inofensivos se capturan antes que los perros agresivos, los machos no agresivos antes que las hembras embarazadas, etc. Además, se realizan capturas tanto en espacios públicos como en patios o áreas privadas. A veces, los perros se transportan después a localidades a decenas de kilómetros y se encierran sin tener en cuenta su agresividad, tamaño, edad o sexo.

Esto ocurre porque las autoridades locales encargan estas actividades ilegalmente, la mayoría de las veces sin licitaciones públicas, a empresas que no saben en absoluto manejar perros ni tienen conocimientos sobre protección de animales. Las instituciones que deben sancionar el incumplimiento de las normas sobre el bienestar de los perros callejeros, la policía y especialmente las autoridades veterinarias se niegan sistemáticamente a aplicar la ley. Los fiscales y jueces rumanos también se niegan, con muy pocas excepciones, a hacer cumplir la ley. Lo único que ha mejorado un poco en los últimos tiempos, tras la presión de las organizaciones de bienestar animal, son las condiciones, el acceso y la transparencia de algunos de los refugios públicos.

¿Cómo es la relación con las autoridades de las ONG que tratan de proteger a estos perros?

La relación entre las ONG y el Estado rumano es casi irreconciliable porque se violan derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la dignidad, a poseer animales, a la intimidad, a la protección de datos personales, etc. Se ha arruinado la vida de muchas personas que se han involucrado en la interminable tarea de salvar a estos animales maltratados y amenazados con ser exterminados por parte del Estado. Esto ha generado, lógicamente, una gran fractura en la sociedad, entre los que luchan por los animales –los ciudadanos “rebeldes”– y las autoridades que cometen o encubren las crueldades.

¿Cuál es la situación con el Gobierno en este momento? ¿Hay alguna esperanza de que cambie esta ley, que obviamente no busca el bienestar de los animales, y que se apliquen métodos de control adecuados como la captura, esterilización y suelta?

La situación política general en Rumania es muy complicada y preocupante. La principal prioridad del gobierno y de la mayoría del Parlamento es la liberación de los políticos de alto rango acusados de corrupción. Para evitarlo, cientos de miles de rumanos hemos salido a la calle para protestar y defender la democracia. Por nuestra parte, estamos tratando de crear una gran coalición de grupos que luchan por el bienestar animal. La esperanza es lo que nos da fuerza para continuar, pero no creo que nada pueda cambiar hasta las elecciones generales, a fines de 2020.

La solidaridad alemana

Las instalaciones del refugio de la protectora de animales Albert Schweitzer, en Freiberg (Alemania), eran, irónicamente, una granja de cerdos en los tiempos de la RDA. Desde 1999 acogen a perros y gatos abandonados. Actualmente, a perros alemanes (solo un 30%), así como a rumanos y españoles. Es un refugio que sería la envidia de casi cualquier otro en España por sus recursos y el número de voluntarios que tienen. En 300m2 viven menos de 40 animales. Los gatos tienen mucho espacio, dentro y fuera del edificio, muchos juegos, etc. y los perros salen a pasear por los bosques que rodean el refugio. Un voluntario, un perro. Todo un lujo.

Esta protectora lleva acogiendo a perros rumanos desde 2015: 30 perros al año. Su directora, Regina Otto, explica: "Recibimos muchas peticiones de ayuda para acoger perros de protectoras extranjeras, pero tras ver un impactante documental en televisión acerca de la situación de los perros en Rumanía, decidimos contactar con la protectora Tierhilfe Hoffnung, que trabaja allí". Los perros rumanos llegan vacunados y en un estado de salud aceptable, pero Regina Otto también señala que "son mucho más miedosos y sufren más lesiones óseas y problemas dermatológicos que los perros españoles, que suelen ser más sociables".





El mayor refugio de animales del mundo: Smeura

Un refugio con 4.000 perros, ¿se puede imaginar? Cuesta visualizarlo, aunque en España tengamos algunos enormes. En el refugio de la localidad de Smeura, creado por la protectora alemana Tierhilfe Hoffnung, necesitan 80 trabajadores y 2,7 toneladas de comida al día. Es, según el libro Guinness de los récords, el mayor refugio de perros del mundo, triste honor. Desde allí envían regularmente convoyes con los afortunados perros que serán acogidos por protectoras de otros países europeos, sobre todo de Alemania.

Matthias Schmidt, actual director de Tierhilfe Hoffnung, describe la situación y la labor de la organización: "En Rumanía se llevan realizando matanzas periódicas de perros callejeros desde hace 23 años. Para aliviar esta situación, alquilamos y reconstruimos en el año 2000 la antigua granja de zorros de Smeura y en poco tiempo pudimos acoger 3.000 perros. Ahora tenemos unos 4.000. Su financiación proviene de donaciones, principalmente de ciudadanos alemanes horrorizados por la situación en Rumanía".

Además, Hoffnung realiza esterilizaciones masivas de perros. En trece años, en el distrito de Arges-Pitesti, a 120 kilómetros de Bucarest, lograron reducir una población de 33.000 perros no esterilizados a solo 4.500. Los perros se devolvían después a la calle, pero seguían siendo alimentados en puntos determinados por los voluntarios de Hoffnung y recibían vacunas contra la rabia una vez al año, contando con el apoyo de los ciudadanos, de políticos locales y del alcalde de Pitesti.

Sin embargo, desde septiembre de 2017, y basándose en la ley de 2013 que permite las matanzas de perros, estas se reanudaron. En opinión de Hoffnung, por razones políticas e intereses económicos, en un país con mucha corrupción. "Hemos vuelto a la Edad de Piedra por los métodos de matanza brutales que se emplean. Además de acabar con la vida de seres vivos inocentes, se traumatiza a la población, sobre todo a los niños, que presencian estas capturas y matanzas realizadas a plena luz del día y que violan todos los derechos de los animales", describe Schmidt. "La mayoría de las muertes no se realizan de forma indolora, sino por métodos inhumanos y baratos, como inyectar a los perros venenos o anticongelantes, o simplemente golpeándoles con barras de metal", añade.

El director de Tierhilfe Hoffnung recuerda que existen más de 160 peticiones online contra el sacrificio de perros callejeros rumanos por parte de organizaciones de derechos de los animales. El objetivo unánime es derogar la cruel e inútil ley que permite seguir matando perros y reemplazarla por una normativa de esterilización canina. Rumanía, un país europeo con muchísimos atractivos y gente maravillosa. Un país a menos de cuatro horas en avión, pero a varios siglos de distancia en protección animal.



Más información:

Selección de vídeos sobre la situación de las perreras en Rumanía e intervenciones de Claudiu Dumitriu.

Noticia en la cadena alemana ARD sobre la situación de los perros sin hogar en la localidad de Slatina.

Documental A dog's life:

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