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Abren la capilla del Cristo de La Portería del siglo XVI de Santo Domingo

En la imagen, el presidente del Cabildo y otras autoridades junto al mural del Cristo de la Portería,

La Palma Ahora

S/C de La Palma —

El presidente del Cabildo de La Palma, Anselmo Pestana, el vicepresidente, Carlos Cabrera, y la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, María Victoria Hernández, anunciaron este miércoles que el popular mural del Cristo de la Portería, ubicado en la capilla del mismo nombre del antiguo convento de Santo Domingo, en Santa Cruz de La Palma, podrá ser visitado a partir de ahora por el público, tras décadas cerrado a las visitas, señala la primera Corporación en un comunicado. En principio, y según se anunció, esta obra podrá ser visitada los jueves y viernes en horario de 17:00 a 20:00 horas.

Anselmo Pestana destacó el trabajo que el Cabildo de La Palma está realizando un gran esfuerzo para que el patrimonio histórico, artístico y cultural que dispone la institución sea más conocido y accesible para todos los palmeros. “En la vocación de servicio público del Cabildo está, sin duda, que tesoros a los que los ciudadanos de la Isla tienen un especial cariño como este Señor de la Portería puedan ser visitados y disfrutado por los palmeros y, por supuesto, por las personas que visiten la Isla”, apuntó.

María Victoria Hernández asegura que dos han sido las motivaciones de su Consejería para abrir este espacio al público: por un lado, el respeto máximo a la devoción que muchos ciudadanos profesan por la imagen del Cristo de La Portería; y por otro lado, la alta responsabilidad que tiene el Cabildo al ser propietario de la capilla y de la imagen que alberga, además de la conservación de la misma. “El Cristo de La Portería ha estado sufriendo problemas de humedad que obligan a intervenir en el mantenimiento de esta pintura mural del siglo XVI”, apuntó.

La consejera insular de Patrimonio Histórico refrendó las declaraciones del presidente del Cabildo, a la vez que explicó que la del Cristo de La Portería es la más antiguas de las devociones palmeras a la imagen de un Cristo crucificado. “Al parecer, y según relata la tradición, un fraile dominico solía rezar en esta capilla del convento y un día tuvo una visión sobrenatural de Cristo crucificado en la pared, lo que le llevo a perpetuar aquella imagen a pesar de sus escasas dotes pictóricas. El origen de su nombre se debe a que por ese lugar accedían los monjes dominicos a aquella construcción del siglo XV en la que originalmente se erigió una pequeña ermita dedicada a San Miguel Arcángel”, explicó.

A partir de que “el fraile desconocido realizara esta pintura mural al temple en el siglo XVI, siempre fue entre los palmeros una visita obligada a este Cristo la mañana del Jueves Santo, actualmente del Miércoles Santo”. “Al ser la del Señor de La Portería la devoción más antigua de La Palma a Jesús Crucificado”, se india en la nota, “era normal que, durante el año, y más concretamente en aquel día, los fieles lo visitaran para su veneración para así cumplir promesas por alguna gracia recibida. Estas visitas de los devotos se interrumpieron por quedar la capilla del Cristo inaccesible”.

Esta pintura mural al temple representa a un Cristo, ya muerto, cuya cabeza está desplomada sobre su costado derecho. Las trazas de una muy bien dibujada corona de espinas aun pueden apreciarse con toda nitidez; lo mismo ocurre con la cartela donde se lee la inscripción INRI. Debajo del Cristo aparece una banda o filacteria donde aparecía escrito en latín el lema de la Orden de los Predicadores Laudare, Benedicere et praedicare.

El Cabildo de La Palma “adquirió por compraventa mediante escritura pública el 29 de abril de 1933 la capilla del Cristo de La Portería y la torre de la plaza de Santo Domingo. También en la década de los 30, la institución insular había adquirido el antiguo convento dominico para fabricar el Instituto de Segunda Enseñanza (hoy Instituto de Enseñanza Secundaria Alonso Pérez Díaz)”.

En el proyecto de “las obras de acondicionamiento figuraba la demolición de la pared del mural pero, según cuenta la tradición, los problemas de conciencia de los obreros dieron como resultado un replanteamiento de las mismas. Por parte de las autoridades se había llegado incluso a disponer una nueva ubicación para el muro con tal de acabar con esa situación y la consiguiente polémica”.

Cuenta la tradición, se apunta en el comunicado, “que, finalmente, los fieles se negaron a su traslado por el riesgo que aquello suponía para la integridad del mural. Hubo muchos criterios, disputas y controversias hasta el punto de que, según dicen, en la plaza se comenzó a congregar un grupo de personas muchas de las cuales gritaban: ”¡Al Señor no lo tocan, al Señor no lo tocan!“. Además, se consideró una advertencia divina el que el maestro de obra, en aquel preciso instante, resbalase del tejado y quedase suspendido, enganchado por su cinto en un hierro. Esto llenó de temor a las autoridades y a los trabajadores, por lo que se respetó al Cristo y los planos tuvieron que sufrir reformas”.

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