Sororidad y condena unánime a la sentencia de 'la manada' en un debate de mujeres de los principales partidos
Sororidad, ese concepto que ha arraigado el femenismo y que hace referencia a las relaciones de solidaridad y apoyo entre mujeres, era lo que se palpaba este viernes en un debate entre seis representantes políticas canarias de partidos e ideales muy diferentes. Quizás fue la reciente sentencia del caso La Manada, que ha generado oleadas de indignación en las calles por considerar que hubo abuso sexual y no violación, lo que ha unido con más fuerza ese sentimiento de que hay que luchar unidas. En cualquier caso, lejos de las tertulias a las que la sociedad está acostumbrada, en las que se producen recriminaciones constantes entre “rivales” políticas, hablar del papel de la mujer en la sociedad cuando eres una de ellas permite un debate más sosegado y que apuesta por llegar al consenso y compartir la propia experiencia.
En ese tono transcurrió la mesa redonda en la que participaron este viernes en el Club Prensa Canaria María del Carmen Hernández Bento (PP), María del Mar Julios (CC), Noemí Santana (Podemos), Elena Máñez (PSOE), Carmen Hernández (NC) y Beatriz Correas (Ciudadanos), un acto organizado por la asociación Mujeres Activas por la Sociedad. Una tarde en la que compartieron experiencias que dibujan una idea de qué supone ser mujer cuando ostentas un puesto relevante en la política. Un camino que ha llevado siglos de esfuerzo y sacrificio y en el que todas coincidían en que queda mucho por hacer y recorrer. Una lucha en la que además, incluso la diputada del PP, ha insistido en que a pesar de lo que opine su partido han sido fundamentales las cuotas en las candidaturas electorales porque “somos la mitad de la sociedad y la política tiene que tener presencia femenina”.
Cualquier debate sobre la situación de la mujer y feminismo que tenga lugar esta semana no puede obviar el fallo de la Audiencia de Navarra sobre la Manada. La condena a la sentencia ha sido rotunda por parte de todas las representantes de la mesa. “Tengo una hija de 25 años, ¿qué le voy a decir ahora?”, se cuestionaba Hernádez Bento, quien insistió en que muchas veces la mujer no se puede defender en una situación como esta porque además teme por su vida. “Es como si por no dejarse matar no se catalogue como violencia de género”, reprochó Julios. Para Noemí Santana la sentencia es “bochornosa”, “¿qué mensaje lanzas a la sociedad?, sale muy barato violar, se juzga a la víctima más que a los agresores”. Además, subrayó que la judicatura tiene que hacer pedagogía.
Elena Máñez confesó sentirse “violentada” con esta sentencia y recordó que todas las mujeres han sufrido miedo muchas veces en su vida solo por el hecho de serlo. “La sentencia nos ha fallado a las mujeres”, insistió. Carmen Hernández expresó la rabia e impotencia que sintió tras conocer el fallo y lamentó que se tenga que cuestionar cómo actúa una mujer ante esta situación para que luego el acto sea condenado. Beatriz Correas aseguró que aunque la cabeza le diga que hay que acatar la sentencia, el corazón le ha dicho “no” y “más aún cuando eres mujer y madre”. Saca algo positivo de esta noticia y es que “las mujeres hemos dicho basta, hasta aquí hemos llegado”, porque “independientemente del color político, somos mujeres”.
Mejores notas, pero en menos puestos relevantes
¿Cómo se explica que si las mujeres sacan las mejores notas y llenan las universidades, luego no ostenten puestos relevantes en política? ¿Cómo es posible que haya que seguir recordando por qué son tan necesarias las cuotas? ¿Por qué ninguna mujer ha sido aún presidenta de Canarias o por qué no hay paridad en los órganos del Parlamento o en los altos cargos del Gobierno?
Las seis representantes coinciden en que es necesaria una política de igualdad real. Conciliación era una de las palabras que más resonaban en el debate. Todas narraron situaciones en las que han sido tratadas de diferente manera por ser mujer y han contado ese peso que conlleva en la realización personal los roles de género, los estereotipos y construcciones sociales que nos acompañan desde el nacimiento.
La diputada del PP recordó que no habría podido llegar a la política sin las ayuda de su madre para cuidar a su hija, ya que se había separado de su pareja. “Existe una limitación por ser mujer, y tenemos que trabajar en el empleo y en la conciliación familiar y laboral”, subrayó Hernández Bento, para añadir que la mujer sigue dedicando una media de cuatro horas a las tareas domésticas. María del Mar Julios señaló que, aunque no entró en política por las cuotas, porque en aquella época no existían, sí que se empezaba a ver mal que no se llevara a mujeres en las listas. No obstante, sí que defiende las cuotas y opina que no es una medida suficiente, “las barreras son cada vez más sutiles, parece que no están pero existen y los partidos son expresión del poder, que está impregnado de formas masculinas de ejercerlo”.
La portavoz de Podemos en el Parlamento de Canarias reivindicó que es la única mujer secretaria general de un partido en las Islas, lo que fue aplaudido por Hernández Bento especialmente. Además, subrayó que aunque como diputada no ha notado tanto el techo de cristal, sí que lo ha percibido en su vida personal: “Me ha costado más ascender en un puesto de trabajo”, citó como ejemplo, aunque sí indicó que ha tenido que escuchar incluso por parte de miembros de su propio partido que si va a “aparcar” su carrera política ahora que está en edad de ser madre.
Máñez destacó que pasó de manifestarse para que se creara el Instituto Canario de La Mujer a dirigirlo y que ha sido el feminismo y la movilización de las mujeres feministas de su partido lo que permitió incluir las cuotas en política y que hoy haya más mujeres en cargos políticos. Sí se cuestionó “¿por qué a las mujeres nos cuesta más dar el paso?” y lo achacó entre otras cosas a la corresponsabilidad.
La alcaldesa de Telde insistió en que la mujer históricamente ha sido marginada y que, por ello, necesitan algún mecanismo que las pueda poner en el mismo punto de partida. Sacó a debate un concepto del que se ha hablado poco “el barranco de cristal”, que consiste en colocar a las mujeres en puestos que las puedan desgastar como es el caso de Theresa May en Reino Unido, ahora que está latente la polémica por el Brexit.
“Soy familia monoparental y cuando le dije a mi hijo que me iba a meter en política me dijo: Mami, pero si te van a insultar” y lo segundo que me dijo fue “vas a ganar mucho dinero”, ahí Beatriz Correas asegura que se dio cuenta de que era necesario cambiar la idea que tenía la gente de la política, un ámbito donde no se quiere jubilar. Lamentó que sea un mundo en el que,a diferencia de los hombres, a la mujer se le juzgue por “como vistes, si eres más gorda, más flaca, más fea...” algo que no ocurre con los hombres, a quienes se juzga por sus capacidades y conocimientos.
La mujer y perspectiva feminista en política
La dipuatada del PP cuestionó por qué se les pregunta en los debates ¿qué puede aportar como mujer a la política? algo que no se les cuestiona a los hombres y retó a que se les formules esta pregunta en un debate. Sin embargo, esta cuestión sí que hizo pensar a los asistentes ya que históricamente la mujer ha sido educada con otros roles y ha tenido que soportar una carga mayor, especialmente en lo que al terreno familiar se requiere.
Las asistentes, en su mayoría, coincidieron en que es más fácil llegar a consenso entre mujeres y que pueden aportar la perspectiva feminista a política. “Imprimimos una impronta que tiene que ver con toda esa carga generacional que hemos heredado”, sostiene Carmen Hernández. El hecho de que haya más mujeres en cargos públicos ayudan a construir referentes y para la concejala de Ciudadanos “no solo es decir que estamos capacitadas, sino creérnoslo”.
Para las representantes de PSOE y Podemos es importante aportar una mirada feminista a la política y todas abogan por mostrarse tal cual son, sin necesidad de adoptar roles tradicionalmente considerados masculinos para que se les respete. “Ha sido muy duro para las mujeres encontrar nuestro espacio político, que no nos tachen de histéricas”, dijo la socialista. Noemí Santana dio un paso más en decir que no se avergüenza de haber aportado “sensibilidad, empatía o ternura” y añade que ya no le sacan titulares cuando llora en los plenos.
Todas son conscientes de que la sociedad está despertando, de que las mujeres han dicho “¡basta!” y que gracias a su papel en la política pueden contribuir a acabar con esta desigualdad. Defendieron la idea de que las mujeres deben promocionarse entre ellas en política y en todos los ámbitos y esperan que algún día dejen de ser necesarias las cuotas en las listas y que sus compañeras puedan ostentar de verdad cargos de poder que no estén tradicionalmente ligados a la mujer y romper así, poco a poco y sin pausa, el techo de cristal.