Protesta contra los “excesos” de la Inspección Educativa
Al grito de “menos burocracia, más recursos”, “inspección, fiscalización” y “el protocolo, así no” el sindicato mayoritario de educación en Canarias, STEC-IC, se manifestó durante la mañana del lunes frente a la Sede de la Inspección Educativa para protestar por los “excesos” de la Inspección Educativa en el desarrollo del denominado Protocolo de Inspección de los Centros Educativos. Tras la protesta, ocuparon transitoriamente las oficinas de la Inspección Educativa e hicieron entrega de un escrito solicitando la inmediata paralización del referido protocolo.
Entienden que las inspecciones son “importantes” y “necesarias”, pero se muestran contrarios al protocolo de actuación de centros educativos puesto en marcha en las últimas semanas, a través del cual la inspección educativa está acudiendo a los centros con un “claro afán fiscalizador”.
Fernando Pellicer, portavoz de STEC-IC, aclaró que desde el sindicato “en absoluto” se niega a las inspecciones, es más, solicita que los inspectores de educación “se levanten de sus sillas y acudan a los centros”.
Alega que el nuevo protocolo busca “empapelar a los docentes y buscar el fallo para fijar la atención de los problemas del sistema público educativo en el profesorado exclusivamente”. Además, desde STEC-IC denuncian la “sobrecarga burocrática” a la que se ve sometido el profesorado, tareas que “no tienen que ver con su papel docente y su actividad lectiva”.
Desde el sindicato apuntan que se quiere demonizar al profesorado, culpándolo de los problemas del sistema educativo en Canarias, “nos negamos rotundamente a que se intente poner la lupa sobre el trabajo de los docentes. En su gran mayoría están sacando adelante con mucha dignidad a la escuela pública”, afirmó Pellicer.
Inspecciones sí, pero no de esta manera
Desde el STEC-IC se exige la paralización inmediata del actual Protocolo de Supervisión de Centros y la convocatoria de una Mesa Sectorial de Negociación en la que formen parte la comunidad educativa y los sindicatos “para analizar las características de esa supervisión y los objetivos de la misma, porque cualquier inspección no puede exclusivamente tener en consideración el trabajo docente”.
Según Pellicer, uno de los errores del actual protocolo está en que no se tiene en cuenta la complejidad de factores que confluyen en los centros para realizar una supervisión global que ayude a mejorar la situación, lejos de eso, está marcada por un ánimo eminentemente “fiscalizador”.
“Hay una realidad muy compleja con la que batallamos todos los días y a la que la Consejería de Educación no pone remedio”, afirmó el portavoz de STEC-IC.
Desde el sindicato entienden que la inspección debe tener en cuenta las condiciones “reales” en las que los docentes se están desarrollando su trabajo. “Plantillas que han ido disminuyendo desde 2008, centros faltos de infraestructuras, profesorado asumiendo casi en solitario unos problemas sociales cada vez peores” y no “ir a un centro a pedirle cuarenta mil papeles a un docente y decir que es un gran profesional por el hecho de tener todos los papeles al día”. Requisitos burocráticos, que por otro lado son, “prácticamente imposibles de cumplir por los docentes”, según Pellicer.
Para STEC-IC, una visita “de media hora en el aula sin conocer el contexto”, no es suficiente para valorar si la labor llevada a cabo por el docente es adecuada o no.