Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Cinco sentidos
¡Claro que tengo una esencia en la mente!
pero no debo describirla,
me he prohibido hacer que se entiendan
las cosas que con mi firma
vuelan bajo el radar de la delicadeza.
Crece una flor, comparto la espina,
o al menos lo intento, torpemente.
Entre esperanzas y accidentes
seguimos siendo los mismos,
sin importar lo que piensen.
Mensajes escritos que nadie comprende
buscando que en mis símbolos encuentres
referencias guardadas por cinco sentidos.
No solo por uno. No por capricho.
De mi ojo ardiente en la llama eterna
de la fragua de Vulcano a la mezcla
del sol y la luna en la divertida melena,
marea en la que siempre deseé
jugar a trapecista siendo poeta
encadenando mechones
del color que este verso ahora acepta.
Nunca fui ajeno a la pena
de soltar la mano en la niebla
de pesadillas, fantasmas y piedras
que vagan de noche una costa en guerra.
Mas prefiero luchar a tu lado
-por muy oscura vereda
que decidieras tomar-
pese a esta débil fuerza,
que se tarda en recuperar.
En la zarza que preside un cuarto
ya hablé del aroma e incluso narrado
acerca de ello en tu oído:
ese olor a fruto de color censurable
sigue andando conmigo,
sigue llenando mi viaje.
Lo puse en mis versos,
ya de eso di parte.
De fragancia sencilla… ¿cómo no caerían
estos pequeños engranajes
del tambor al que diste ritmo?,
por no usar una palabra que calle
o que suene a expectativa.
Que no sepas ya qué quieres que te diga…,
con esa presentación tuya
ya habías cumplido las mías.
Hablo de olores impregnados en mi sino
y todavía no adviertes
que estás en mí, no conmigo,
por la exacta razón que mudaste
tu casa a la derecha parte
y al izquierdo de los tobillos:
para que sigas dando más pasos
a mi lado en otro camino,
como en el largo en el que me senté
sabiendo que te había perdido
aquella vez que marchaste
a combatir lo maligno,
mientras a mí me olvidabas
en un sitio escondido.
Dos manos tocaban los sueños,
despegaban los pies de la tierra,
encerraban todos los miedos
en el marco de unas puertas
que solo cruzábamos con las maletas
o al seguir una vida incompleta,
no por necesitar más
sino por la inquietud que atormenta
el ya lo vamos viendo
de una cambiada promesa
que empezó, como todas,
por no dejarnos dormir a solas.
Esa electricidad que recorría la espina
se tornó en un compás tronado por días.
Siempre recuerdo una voz,
susurrándome aliento de vida.
Cinco palabras pegadas
provocaron mi sonrisa,
las recordaba, entonaba,
nunca olvidarlas sabía.
Me deseaban buenaventura
si vivirlo no podía
o me acompañaban de noche
cuando dejaba por dormir la compañía,
siguiendo allí al despertar,
cuando creía que no la oía
y yo deseaba que en la prisa
recordase un beso de despedida.
Cayó maldito el maldito tiempo
y cuando el reloj se precipitó al suelo,
una ola arrancó la puerta
e inundó la habitación del recelo
que ella nunca dejó pasar dentro,
no fuera a ser que en el medio
de esta aventura de fin incierto
se empezara a ver la esperanza…
Mejor perderse el respeto
y borrar todos los recuerdos.
Miente. Calla. No digas nada. que nadie sepa lo que hemos hecho. Guarda el sabor a lápiz de fresa en lo más hondo de tu recuerdo
.
La pequeña rosa. La gran leona.
El nuevo regreso al futuro
que evoca acostarse en la losa
una triste noche de junio,
boca arriba, barajando
la razón del infortunio
y rezando a las estrellas
y a todos los aviones juntos,
aquellos que nos cruzaban,
que cambiaron el rumbo
de estar cada día a mi lado
a dejarme detrás del gran cuento.
Aun con ello, sepan todos
que allí aguarda el mejor de los sueños.
Por supuesto recuerdo más cosas
y cada una merece un poema,
por si quieres que un día responda
¿quién provoca esta llama que quema?