Un paseo por la Gran Canaria más auténtica entre Agaete y Mogán
Entre el coqueto pueblo de Agaete y los callaos lisos de la Playa de La Aldea median 365 curvas. Lo de los 32 kilómetros es secundario. Lo que importan son esas 365 curvas que, desde siempre, han supuesto una especie de frontera que convierten a La Aldea en una isla dentro de la isla. La construcción de una nueva carretera acercará este municipio del oeste grancanario al resto del territorio insular, pero esas 365 curvas de la vieja GC-200 seguirán siendo una de las rutas panorámicas más impresionantes de Canarias; una gozada que sirve para entrar, como decíamos, en una isla dentro de la isla. Más allá, hasta el Puerto de Mogán, se repite el esquema: curvas, paisajes impresionantes y valles que guardan la herencia del pasado através de yacimientos arqueológicos que nos hablan de los primeros canarios y pueblos encantadores.
Ponemos el cuentakilómetros a cero en la Plaza de la Constitución de Agaete; cruzamos el puente y tras pasar las dos rotondas sobre la GC-172 tomamos el cruce de la GC-200. Y empieza el espectáculo. En un par de giros la carretera toma altura y podemos ver el pueblo de Agaete desde las alturas. El camino se pega casi desde el primer momento al risco dejando el mar muy abajo y las cimas de Tamadaba muy arriba. Las vistas sobre la vecina isla de Tenerife son, sencillamente espectaculares. No hay pérdida. Sólo seguir adelante y recorrer con pausa los 67,8 kilómetros que median hasta llegar a las arenas rubias de la Playa de Mogán.
Km 7,3 Casas Canarias del Roque de Guayedra.- Poco después de dejar atrás las palmeras que marcan la presencia del Barranco de Guayedra nos encontramos con este interesante conjunto de casas prehispánicas que formaban parte de una de las concentraciones de población más importantes de la isla antes de la llegada de los colonizadores europeos. En el lugar se pueden ver tres casas canarias y abundante información a través de paneles informativos. Estas tres estructuras son solo la punta del iceberg. En el Barranco de Guayedra se han localizado multitud de restos de los antiguos canarios. Hay aparcamiento.
Km 14,3 El Risco y El Charco Azul.- El Risco es un pequeño barrio de Agaete. Enclaustrado entre los macizos de Faneque (Tamadaba) y Tirma, este vallecito encantador está cuajado de huertas y casitas tradicionales y guarda uno de los rincones más bonitos de la isla: El Charco Azul. Una buena idea es dejar el coche junto al Bar Perdomo (dónde sirven un exquisito bocadillo de queso de La Aldea) y subir por la carretera que escala hasta el centro del pueblo. Un cartelito clavado en un poste de la luz nos indica el inicio del sendero que, unos tres kilómetros más arriba nos deja junto al Charco Azul, desaguadero de las alturas de Tamadaba que forma una poza de agua que, durante gran parte del año, está adornada por una pequeña cascada . Darse un chapuzón en este charcón de aguas frescas es un regalazo que bien merece la poco más de media hora de paseo.
Km 25 De ruta hacia el Andén Verde.- Desde El Risco, la GC-200 se pliega a los caprichos del Macizo de Tirma para ir ganando aún más altura. Conviene ir despacio. Primero para evitar algún sobresalto y, también, para disfrutar de las espectaculares vistas que, a nuestra espalda, nos regala una perspectiva diferente del Roque Faneque, que marca el inicio de las frondas del Pinar de Tamadaba. Pasamos por encima de la Punta de Las Arenas. Este manchón amarillo, que contrasta con los tonos oscuros de los acantilados de la zona y que señala uno de los lugares dónde afloran los materiales geológicos más antiguos de la isla. El Mirador del Balcón, literalmente colgado sobre el acantilado, permite echar la vista atrás y ver lo andado y llegar, fácilmente, a la conclusión de que todo este enorme boquete fue formado por un desplome descomunal que mandó gran parte de la antigua Gran Canaria al fondo del mar. Si el día está limpio, Tenerife se puede casi tocar.
Km 31,1 La Playa de La Aldea.- Pocos metros después de dejar atrás el Mirador de El Balcón, el paisaje cambia radicalmente. El Barranco de La Aldea forma una amplísima vega en la que los invernaderos han tomado el protagonismo. La GC-200 va bajando todo lo que subió hasta llegar a la Playa de La Aldea. Pequeño enclave de pescadores que ocupa lo que un día fue una de las aldeas más grandes de la Gran Canaria prehispánica. Y de ahí el nombre. Algunas casas canarias asoman en ‘ Los Caserones’ y un antiguo cementerio aborigen marcado por círculos de piedra puede verse en la Calle Lomo del Carmen. Otro punto de interés de la playa es ‘El Charco’, una pequeña laguna de agua de mar que es el centro de una de las fiestas populares más importantes de Canarias. Al finalizar la playa, la Calle Las Marciegas nos conduce a la Ermita de los Mallorquines, casa cueva que, según la tradición popular, fue la primera iglesia cristiana construida en la isla en el siglo XIV para evangelizar a los isleños.
Km 35,8 La Aldea de San Nicolás.- La Aldea de San Nicolás ocupa la parte media de la inmensa vega. Los principales atractivos patrimoniales de este pueblo agrícola se concentran en los alrededores de la ecléctica Iglesia de San Nicolás. Un pueblo con personalidad que ha sabido mantener y difundir su cultura tradicional a través de iniciativas como el Proyecto La Aldea Cultura Viva (Dirección: C/ Dr. Francisco León Herrera, 2; Tel: (+34) 928 892 485), que ha recuperado para la visita cultural espacios como un viejo molino de agua y ha creado una pequeña red de museos que hace un recorrido por la historia y las costumbres del lugar (con espacios dedicados a la música popular, las costumbres campesinas, el comercio de las antiguas tiendas, las escuelas rurales a oficios como el del herrero, el de zapatero o el de la principal actividad agrícola de la comarca: el tomate. Pasar por La Aldea y no comprar queso es un pecado. Otro lugar que bien merece una visita es el Cactualdea Park (Dirección: Carretera del Hoyo –Tocodoman-; Tel: (+34) 928 891 228; Horario: LD 10.00 – 18.00) un curioso parque botánico que cuenta con una impresionante colección de cactus de todos los rincones del mundo.
Km 49,2 Los Azulejos.- La GC-200 abandona La Aldea a través del Barranco de Tocodoman, donde aún pueden verse preciosos ejemplos de arquitectura popular canaria. En este tramo de carretera, que vuelve a sumergirse en lo más salvaje de la isla, se vuelve hacia el interior, dejando la costa muy abajo. Costa virgen que tiene espectaculares lugares de asomada como las playas de Tasartico (10,2 km desde cruce con la GC-200) y Tasarte (11,4 kilómetros). Arriba, al pié de los riscos que conducen a los pinares de Inagua, se encuentran Los Azulejos, un afloramiento de coladas volcánicas de colores verdes, blancos y rojos que ofrece una curiosa fotografía a pie de carretera. Y un poco más allá Veneguera (Acceso desde GC-200 km 52,2), pueblecito en el que se pueden ver algunas de las casas tradicionales más bonitas de la zona (Caserío de los Almácigos) y que da acceso a una de las playas míticas del ecologismo y del naturismo canario (hay que añadir 10,1 kilómetros desde la GC-200).
Km 59,3 Mogán Pueblo.- Enclaustrado por paredes casi verticales, el pueblo de Mogán es una sucesión de casitas que se adapta al trazado de la GC-200. En torno al casco pueden verse muy buenos ejemplos de arquitectura tradicional canaria. Como la Parroquia de San Antonio de Padua (Dirección: Plaza Sarmiento y Coto sn), que aunque fue construida a principios del siglo XIX siguiendo un esquema neoclásico, guarda numerosos elementos de la herencia mudéjar siguiendo el esquema típico de las ermitas rurales canarias. O la Casa del Curato (Dirección: Paseo El Curato sn), uno de los mejores ejemplos de casona tradicional que quedan en el municipio que, desde hace dos siglos, sirve de vivienda al cura del pueblo. Otro punto de interés del pueblo es el Molino Quemado (Dirección: GC-200 –a 500 metros del centro de Mogán) antiguo molino de viento harinero que ha sido minuciosamente restaurado y que puede visitarse. Es uno de los pocos ejemplos de molinos de viento tradicionales que aún quedan en la isla.
Km 67,8 Puerto y Playa de Mogán.- Fin de ruta. El Puerto de Mogán sirve para ilustrar lo que sucede cuándo una urbanización turística se hace con buen gusto y acierto. Casitas de dos plantas de color blanco y detalles en color, calles peatonales que desembocan en un puerto donde se alternan pantalanes y canales y dónde los barcos deportivos conviven a la perfección con una de las flotas de pesca artesanal más importantes de la isla. La playa y una importante oferta gastronómica y hotelera apuntalan la potencia turística del lugar. Pero también hay espacio para el pasado más remoto. El Poblado Prehispánico de Cañada de Los Gatos (Dirección: C/ La Puntilla, 8; Tel: (+34) 638 810 621; Horario: de octubre a marzo M-D 10.00 – 17.00; de abril a septiembre M-D 10.00 – 18.00; E-mail: canadadelosgatos@arqueocanaria.com) es uno de los mejor conservados y estudiados de la zona. En la actualidad alberga un interesantísimo parque arqueológico en el que pueden verse casas de más de 1.000 años de antigüedad y estructuras funerarias (Necrópolis de las Crucecitas).