Faro de Cabo Mayor: un icono de Santander con dos siglos de historia, a un paso de convertirse en BIC
Si hay un icono de Santander que la represente en cualquier circunstancia, desde un sello postal hasta una camiseta, dentro y fuera de la capital de Cantabria, esta es la silueta inconfundible de su faro. Y decir faro en Santander es decir Faro de Cabo Mayor.
Erigido en 1839, pertenece a la Autoridad Portuaria de Santander (APS) y es uno de los referentes de la ciudad no solo en el ámbito de lo simbólico, sino como uno de sus principales valores patrimoniales, al menos de su arquitectura civil o industrial, según se vea. Con casi 200 años de historia sobre la base ortogal en que se levanta, el Faro de Cabo Mayor es una de las muestras más representativas en España de este tipo de construcciones, pasando por él en estos dos siglos todas las innovaciones tecnológicas aplicadas a la señalización marítima.
Actualmente, encaramado en la punta oriental de la península que acoge el municipio, el faro sigue en servicio y sigue latiendo a un ritmo de dos destellos de luz blanca cada 10 segundos, con un alcance de 21 millas. También tiene voz: la de una señal acústica de niebla o nautófono que emite la letra ‘M’ en Morse, con dos pitidos largos cada 40 segundos.
El faro sigue vivo y en uso, no solo como parte del sistema portuario de balizamiento y señales de Santander, sino que, además, en una construcción aneja, en donde antiguamente se ubicaban las dependencias del farero, se encuentra abierto al público el Centro de Arte Cabo Mayor, con obra pictórica relacionada con el mar y expuesta temporal o permanentemente.
Sin embargo, este mastodonte de sillería de 30 metros de altura, que se alza a su vez sobre 60 metros de acantilado, tiene una protección débil, en el ámbito estrictamente municipal. Dentro del Plan General de Santander (PGOU), ya vetusto puesto que data de 1997, la ficha del edificio lo cataloga como de protección integral. Y punto. Sin embargo, y como bien recuerda el vicedecano del Colegio de Arquitectos de Cantabria (Coacan), Román San Emeterio-Pedraja, se trata de una protección débil, ya que “el Faro de Cabo Mayor no está protegido dentro de las modalidades establecidas para los inmuebles en la Ley de Patrimonio Histórico Español”.
Tener hoy en día una protección estrictamente municipal le hace estar al margen de la creación de entornos de protección, de la supervisión de órganos especializados en patrimonio cultural y del acceso a líneas de financiación particulares, todo lo cual quedaría reforzado con una protección de rango superior. Al tiempo, le mantendría al margen de ocurrencias que puedan tener las instituciones sobre su aspecto o función.
Para poner en concordancia el valor del faro con su nivel de protección, un investigador ha solicitado en el Ministerio de Cultura su declaración como Bien de Interés cultural (BIC) con categoría de Monumento. Acto seguido, la propuesta ya ha recabado el apoyo expreso del Colegio de Arquitectos, y de organizaciones conservacionistas del patrimonio como la Federación Acanto, Mortera Verde y la Red de Patrimonio Industrial de Cantabria.
La propuesta fue remitida este año al Ministerio de Cultura y no al Gobierno de Cantabria ya que el faro es del Puerto de Santander (APS), dependiente del Puertos del Estado. Según la ley de Patrimonio estatal, “la declaración de los bienes de interés cultural corresponde al Estado solo cuando se trata de bienes adscritos a servicios públicos gestionados por la Administración del Estado o que formen parte del Patrimonio Nacional, o situados en Ceuta o Melilla”.
El Estado ya tiene reconocida implícitamente la alta valía patrimonial de la instalación. Así al menos lo tiene recogido en el 'Catálogo de faros con valor patrimonial de España' de Santiago Sánchez Beitia y Marek Grzeszczyk, que editó el Gobierno central en febrero 2017. En dicho catálogo, sus redactores realizan las siguientes consideraciones acerca del valor patrimonial de la instalación santanderina:
“Es uno de los faros de mayor porte de los existentes en España [...]. Posee un valor destacado por su interés histórico, arquitectónico, tecnología implementada, ubicación y por su viabilidad futura”.
Sus valores patrimoniales son calificados en consecuencia como “excelentes”, desde los puntos de vista testimonial, de representatividad, autenticidad, histórico, artístico y arquitectónico. En el 'debe' indican que su estado de conservación no es todo lo óptimo que debiera y que su situación jurídica es “deficiente”, algo que se pretende mejorar ahora con la propuesta de que sea declarado BIC monumental.
Coacan y Acanto
La Comisión de Patrimonio Oficial de Arquitectos de Cantabria , en su reunión del 19 de octubre, acordó, y así lo comunicó a la comisión de Gobierno Permanente colegial, su decisión de “apoyar la propuesta de declaración, dados·los valores arquitectónicos y simbólicos del edificio, que derivan de su propio momento de edificación y de su sistema constructivo”.
“Sorprendería la cantidad de bienes obviamente pertenecientes al patrimonio cultural que no cuentan con ningún tipo de protección en Cantabria, ni siquiera la protección municipal”, ha valorado el vicedecano y presidente de la Comisión de Patrimonio de Coacan, Román San Emeterio-Pedraja.
“Es un deber colectivo velar por la protección y conservación del patrimonio cultural y deberían destinarse muchos más medios personales y materiales para cumplir con ese deber. En la actualidad, los medios de los que disponen los organismos autonómicos competentes en materia de patrimonio cultural son manifiestamente insuficientes”.
Sorprendería la cantidad de bienes obviamente pertenecientes al patrimonio cultural que no cuentan con ningún tipo de protección en Cantabria, ni siquiera la protección municipal
Tinuca Revolvo Ochoa, presidenta de la Federación Acanto, considera que la declaración de BIC es esencial para la pervivencia futura del Faro de Cabo Mayor tal y como es conocido en la actualidad“.
“Esta Federación ha querido expresar su apoyo a la solicitud de Bien de Interés Cultural para el mismo, por considerarlo necesario para conseguir que prevalezca en el tiempo”, ha dicho.
“Desde Acanto hemos querido expresar nuestro apoyo al ver cómo se lucha a favor de la preservación de uno de los edificios más emblemáticos de Santander, el Faro de Cabo Mayor, que, además de cumplir las funciones propias de señalización marítima y de su valor arquitectónico, es un símbolo y seña de identidad para la ciudad”, ha añadido la presidenta.
El Faro de Cabo Mayor vio la luz, nunca mejor dicho, en la noche del 15 de agosto de 1839, erigido sobre el atalayón de Cabo Mayor, plataforma natural desde la que se hacían señales desde tiempo inmemorial a los barcos que se aproximaban la bocana del puerto de Santander. Antes de que existiera el faro, se advertía de los peligros con banderas y grandes fuegos, según tiene escrito Víctor M. Moreno, presidente de la Red de Patrimonio Industrial de Cantabria.
El faro pasó a incorporarse al 'Plan General de Alumbrado Marítimo de las Costas y Puertos de España e Islas Adyacentes' en 1847. En 1935, se levantó un edificio anejo para vivienda de los torreros.
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