La mina de wolframio en Zamora que amenaza el reconocimiento de la mayor Reserva de la Biosfera transfronteriza de Europa
“La mina va a resecar todo lo que hay aquí. Es salvaje y nuestra empresa peligra”. Habla María Duarte, propietaria de la envasadora de agua y del Balneario de Calabor, en Zamora, en el municipio de Pedralba de la Pradería. Tras años de inversiones en una de las primeras zonas blancas de Europa para construir un balneario de aguas mineromedicinales –con productos ecológicos y experimentales– y unas aguas limpias durante años, una mina de wolframio y estaño lo pondrá en riesgo si sigue adelante.
También pondrá en riesgo a los ecosistemas terrestres y acuáticos de parte de la Sierra de la Culebra –espacio protegido por la Red Natura 2000–, y al Parque Natural de Montesinho por su proximidad, defienden algunas administraciones. “El impacto ambiental es enorme tanto para el hombre como para la naturaleza”, resume la directora de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial Zasnet, Ana Carvalho, que confía en que las autoridades no dejarán que el proyecto 'avance', aunque ven “riesgo” de que la Unesco retire el título.
Almonty, una multinacional canadiense ha proyectado a través de su filial –Valtreixal– una mina al aire libre de wolframio y estaño en Zamora, en la Reserva de la Biosfera Transfronteriza de la Península Ibérica, un reconocimiento que concedió la Unesco en 2015 y que ahora amenaza este proyecto minero. Calabor, junto a otros municipios, está enclavado en la reserva transfronteriza más grande de Europa y la decimoquinta más grande del mundo, con decenas de iniciativas vinculadas al entorno natural y la sostenibilidad medioambiental.
Valtreixal lleva detrás de crear una mina en Calabor desde hace más de diez años, por lo menos. La primera vez que mostró interés público fue en 2007, cuando se publicó en el Boletín Oficial de Castilla y León un anuncio para pedir permiso para investigar la viabilidad de los trabajos en esta histórica zona minera. En Calabor ha habido hasta tres minas en distintos momentos, todas pequeñas y subterráneas. Esta no tendrá nada que ver. Se parecerá más a la que esta empresa ya ha explotado en Los Santos, en Salamanca.
En abril de 2019 se sometió a información pública en España y en agosto de 2020, en Portugal, debido al impacto que pueda tener esta mina sobre los acuíferos y los ríos Calabor, Sabor y sus afluentes a ambos lados de la frontera. Ecologistas en Acción ha presentado un recurso administrativo contra el acuerdo del servicio territorial de la Junta en Zamora, aún por resolver. El alcalde de Pedralba, Francisco Guerra, apunta que desde el Ayuntamiento están “abiertos a cualquier propuesta”. “Ahora está todo parado. Es la Junta la que va a decidir si se hace o no. Pero desde el punto de vista del trabajo, esto interesa”, comenta.
El regidor de Pedralba condena las pintadas que han sufrido tanto el Ayuntamiento como algunos puntos del municipio, que decían 'Stop Minas' o 'Ayuntamiento Asesino'. El Ayuntamiento está “abierto” a todas las iniciativas que generen empleo. “Hasta que no esté todo estudiado y resuelto no nos vamos a posicionar, porque no sabemos nada... Si no pasa la Declaración de Impacto Ambiental, ¿qué vamos a hacer?”, se pregunta Guerra.
El exalcalde del municipio “trabajó mucho” para que este proyecto minero saliera adelante, explica Guerra. “Por lo menos vamos a darle una oportunidad, porque hay gente que sí está esperando que venga la mina y si no sale adelante, se tendrá que marchar”, plantea.
19 años de explotación
La aspiración de la multinacional es explotar las reservas durante 19 años, con una estimación de 500.000 toneladas al año trabajando 24 horas al día en 79 cuadrículas mineras “Son unas 250 hectáreas solicitadas y unas dos mil en estudio”, explica Duarte, de la plataforma Stop Mina de Calabor, que teme que la mina de wolframio contamine las aguas: “Aquí hay dos manantiales naturales, hace siglos ya había un balneario por la calidad del agua. Sin ellos, no tenemos nada que hacer”.
La empresa, en su Evaluación de Impacto Ambiental, reconoce el riesgo de “afectar a la calidad de las aguas” superficiales y subterráneas, aunque asegura que serían impactos “de baja magnitud y compatibles”. Además de al municipio de Calabor, los arroyos de la zona atraviesan la frontera hasta Portugal, a cinco kilómetros. “Están en riesgo varios ríos. Ya tuvimos otras minas por la zona en el pasado y la escombrera se rompió y llenó el río de arena”, lamenta el portavoz del movimiento luso UIVO de Tras os Montes, Rui Loureiro. Esta asociación ha hablado con representantes de Bragança en el parlamento y entidades gubernamentales para conseguir que no se apruebe.
“Se supone que esto está en la Red Natura 2000 y que es intocable”, añade Duarte. Loureiro resume las consecuencias en tres: la conservación del Medio Ambiente, la calidad de vida de la gente que vive en la zona y la economía, que “depende mucho” del Medio Ambiente, ya sea por la producción de la castaña, la apicultura o el turismo de naturaleza.
“Aquí hay lobos, ciervos y otros animales. Algún oso joven se aventura de vez en cuando, hay una expectativa de que vuelva... Pero con veinte camiones al día y explosiones, jamás retornará”, lamenta el portavoz de UIVO.
“Altamente contaminante y perjudicial”
En contra se ha mostrado también la Agrupación Europea de Cooperación Territorial Zasnet, integrada por asociaciones de municipios de la Terra Fría del Nordeste Transmontano, de la terra Quente Transmontana, la Cámara Municipal de Bragança, el Ayuntamiento de Zamora y las Diputaciones de Salamanca y Zamora. En un escrito a los representantes de Unesco Portugal, España y a la presidenta de Unesco en Paris, la Zasnet advierte de los impactos “negativos” que puede suponer esta mina para la población de las inmediaciones y los ecosistemas terrestres y acuáticos.
“Esta mina sería altamente contaminante, altamente perjudicial para los ecosistemas, altamente desfavorable para el turismo de naturaleza, altamente comprometedora de las bases y fundamentos del programa 'Hombre y Biosfera' con el sello de la Unesco y altamente adversa para las futuras actividades de la Zasnet”, protesta.
Esta agrupación europea recuerda que la zona de Calabor forma parte de la zona tampón de la Reserva de la Biosfera, donde se permiten actividades “compatibles con la conservación de la naturaleza”, algo que cobra más importancia porque esta región vive un proyecto piloto para testar “modelos de desarrollo sostenible” a través del patrimonio cultural, la producción autóctona, la naturaleza y el turismo, financiados por fondos europeos.
“La mina supondrá un agujero, explosivos y una escombrera descomunal en el cauce del río Calabor”, apunta Cristina Zelich, de Ecologistas en Acción, que reprocha que la Junta de Castilla y León, a través de Siemcalsa (Sociedad de Investigación y Explotación Minera) investigara las reservas de estaño y wolframio en la zona y su posible explotación. “La Junta impulsa prospecciones en zonas que tienen protegidas, es un sinsentido”, critica.
Un estudio de impacto ambiental que menciona al carbón o a las eólicas
Mientras en la zona muchos vecinos protestan, la empresa presenta su Evaluación de Impacto Ambiental, en la que no queda claro si quieren instalar una mina de wolframio y estaño, una de carbón o un parque eólico. Porque según qué capítulo elijas, existen unas metodologías u otras. “En este apartado se realiza la caracterización climática del área donde se va a ejecutar el parque eólico, con el fin de conocer las variables que determinan los procesos ecológicos que pueden acontecer en la zona”, dice la multinacional en su evaluación.
En otro punto, habla de los impactos “compatibles” que supondrá el funcionamiento de la maquinaria y de los camiones “que transporten el carbón” hacia fuera; aunque la mina que se plantea es de wolframio y estaño, no de carbón. “Es ridículo, hay demasiados errores”, asegura Loureiro.
Desde Ecologistas en Acción destacan que se ha redactado “sin demasiado rigor”. “Parece un copia y pega y se les ha olvidado borrar algunas referencias”, indica Valentín Sesma, miembro de Ecologistas y responsable de la web 'Stop Mina Sanabria'. Pero estos no son los únicos 'lapsus' que aparecen en el estudio. “Hablan del urogallo cuando aquí no hay urogallo”, ejemplifica Sesma.
Todavía falta conocer qué opina la Junta de Castilla y León al respecto, que tendrá la última palabra. Mientras tanto, muchos vecinos de la zona abogan por “no rendirse”. “A mí me gustaría conseguir que por lo menos no haya mina mientras yo viva”, remata una de las portavoces de la plataforma Stop Mina de Calabor. La próxima cita para rechazar en bloque esta mina de wolframio y estaño será el 4 de julio.
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